La Llegada De La Cena.

LISTA◘DE◘CAP 

-Pensé que tenías novio- Le dijo al oído el chico que acababa de besarlo.

-Que le jodan- Volvió a besarlo esta vez iniciando el beso él.

Sabía lo que hacía su novio, Alex sólo quería presionarlo para coger, el muy estúpido creía que podía manipularlo como lo hacía con los otros que fueron sus novios en el pasado. Habían ido juntos a una fiesta, o más bien una orgía con música y luces, después de un rato de bailar Alex le había dicho que quería ir al baño, y por eso él al ver que tardaba demasiado se fue a buscarlo, lo encontró cogiendose a una Omega en pleno lavado, pero como a él poco o nada le importaba lo dejó seguir con lo suyo. Él sólo había ido a esa fiesta porque sólo quería embriagarse, subir a un cielo lleno de arcoíris a punta de LSD, fumar marihuna y bailar mientras hacía todo eso, tal vez besarse con alguien, pero sólo besarse, nada más.

No quería acostarse con nadie, no tenía ganas literalmente, a su cuerpo no le daba la gana y por lo tanto a él tampoco, si él no sentía esa clase de sentimiento ¿Por qué tenía que forzarse? No iba a tener sexo para complacer a nadie, que se jodiera su novio y todos los demás.

Un brazo fuerte lo separó del chico con quien bailaba.

-¡Vámonos!- Le gritó Alex tan fuerte que se escuchó por encima de la música que estaba bastante alta, o tal vez sólo lo imaginó después de leer sus labios. Entonces se soltó y le gritó.

-Vete tu si quieres, yo me quedo aquí, la estoy pasando bien- Y siguió bailando entre toda esa multitud, el chico con el que bailaba antes se había pintado de paisaje porque no se veía por ningún lado.

La gente no se paraba y seguía bailando a su alrededor, Alex tuvo que darse cuenta de que no se iría con él, porque se unió a la fiesta, sólo que esta vez lo pego a su cuerpo y comenzó a besarlo mientras se movía, Mariam sólo le siguió la corriente y cuando la música cambió juntos comenzaron a saltar y a reírse.

Ambos añadían ese episodio a la lista de intentos.

Alex Wu, el cliché que nadie cree posible porque pertenece a la ficción, el gran Alfa conquistador, el irresistible, el típico al que nadie dice que no y menos un Omega ¿Cuando iba a aprender que nada de lo que hiciera funcionaría con él?. Alex creía que si lo presionaba acercándose a otros Omegas inmediatamente él tendría miedo e inseguridades y para que no lo dejara haría lo que él pidiera, era ese el comportamiento más común del Omega cuando cree que encontró a una pareja potencial, se asegura de que el Alfa sólo lo mire a él o ella, y por eso se vuelven complacientes y más si es sexualmente, ese era un comportamiento natural e instintivo que ningún Omega podía evitar, Alex pensó en aprovecharse de eso, pero no había funcionado.

Él lo sabía, Alex lo sabía, ambos lo sabían, no iban a tener sexo. Aunque no podía culpar a Alex por intentarlo, además, era gracioso con sus intentos fallidos por manipularlo.

A las diez de la mañana Henri tocó su puerta y como siempre entró sin avisar -Mariam, se supone que deberías estar nadando ¿Qué haces aquí?, aún hay tiempo para que vayas... Hueles a alcohol y a -Henri abrió los ojos -¡Estuviste con Alex! ¡Hueles a él!- Dijo impresionado. No podía creer que Mariam tuviera encima el olor de Alex.

Mariam se removió en la cama y apartó las sábanas lentamente. Torpes, así eran todos sus movimientos de trasnochado y recién levantado. Por último abrió los ojos y lo miró -Eres muy ruidoso, por lo menos saludame antes ¿no?- Le pidió.

Henri se cubrió la nariz, su aliento apestaba a alcohol y el olor le resultaba desagradable. -No te ofendas pero necesitas crema dental- Le dijo Henri.

Mariam se rió, luego algo más despabilado se quitó la sudadera que Alex le había prestado para que no le diera frio cuando regresaban a toda velocidad en su motocicleta.

Henri notó como el olor de Alex se quitó inmediatamente de Mariam, así que no era Mariam quién olía a él, era su prenda. De alguna forma se sintió desilusionado, quería que su primo se tomara en serio a Alex, hacían buena pareja. Alex era guapísimo, olía muy bien y era un gran tipo, era una lástima que no le interesara sexualmente a Mariam, de todo corazón se sentía mal por Mariam porque aun era virgen y no tenía una vida sexual, él realmente no sabía de lo que se perdía, era un Omega y no podía disfrutar de una de las ventajas de serlo, el placer sexual, era muy triste. -Mariam, ¿Saliste otra vez no es así? ¿Me vas a decir cómo consigues salir sin que nadie te vea alguna vez? Eres tan egoísta al no decirme...-

Mariam jamás le contaría a nadie su secreto, ni siquiera a su primo, que lo quería para verse con su pareja -¿Para qué quieres saberlo? ¿Qué no coges ya lo suficiente con Diego como para escaparte para coger más? Eres un maldito conejo en celo, eso es lo que eres- Lo molestó con la verdad, para ver si lo distraía y le dejaba de insistir por el momento.

- No es suficiente, nunca será suficiente, algún día lo entenderás y te vas a sentir culpable por decirme cosas feas- Dijo Henri ofendido. -De todas formas, te ves horrible, tienes unas ojeras enormes, como el trasero de un mandril, así resaltan. Eres demasiado blanco deberías cuidarte más. La cena de esta noche es importante y tu te vas a ver fatal, y todo por tu irresponsabilidad, ¿Qué no podías irte de fiesta mañana? ¿Y qué hay de las actividades que tienes para hoy?- Lo regañó su primo.

-Tranquilo, ya llamé y dije que no podía ir hoy, ayudaré a los Aiden con la cena, además, las ojeras se me quitarán para la cena-

-Ayudar ¿En qué vas a ayudar?-

-Sólo voy a supervisar que todo esté en perfecto orden en lo que los Aiden y Sarah van por el vicepresidente al aeropuerto-

-¿Y no pueden encargarse de eso antes de ir por él para que tu no faltes a tus actividades?-

-No, todos andan muy ajetreados haciendo papeleo para cuando él llegue, todo tiene que estar listo para poder cederle el cargo de vicepresidente.-

-Aun no me creo que la empresa de nuestra familia vaya a dar a manos de un extraño- Suspiró Henri. -Todo en lo que nuestros padres creían y en lo que nuestro abuelo creía, eso de que la empresa debería estar por siempre a cargo de nuestra familia se ha ido al caño. Creo que para tomar una decisión así nuestro abuelo ya tiene que estar muy mal de la cabeza, es que entregarle todas sus acciones a ese señor del que nunca habíamos oído hablar cuando nuestro tío, su hijo, puede hacerse cargo de sus acciones también...- Comenzó Henri.

-No te aflijas por eso Henri, la empresa sigue siendo de nuestra familia, no le dió las acciones, sólo se las cedió temporalmente para darle poder en la empresa, ese señor sólo será como un administrador, la mano derecha del abuelo, le informará sobre lo que sucede y será la voz del abuelo, es su representante, pero eso será todo.- Le aclaró.

-¿Cómo te lo imaginas? Yo me imagino a un tipo con rostro de mayordomo, un beta estirado de traje negro y blanco- Empezó con sus cosas Henri y por supuesto él le siguió la corriente.

-Gordo de tanto estar sentado, calvo del estrés de tomar decisiones difíciles y casi ciego, de leer tantos documentos, oh, me lo imagino vestido de traje, sudando como puerco embotado en un traje- Finalizó riéndose y por fin se levantó de la cama. -Ahora largo, quiero desvestirme-

-Puedes hacerlo en el baño- Le señaló Henri nada dispuesto a levantarse de la cama de Mariam dónde anteriormente se había sentado.

-Como quieras, voy a empezar a quitarme la ropa, si me ves desnudo será por tu culpa- Y sin más comenzó a desvestirse, no le daba vergüenza que lo vieran desnudo, en las duchas del instituto eso era muy normal.

Henri abochornado cerró los ojos -Entonces... Aún no tienes intimidad con Alex- sacó el tema, se había tardado.

-No- Contestó con simpleza.

-¿Por qué no?-

-No siento ganas-

-No te... Eeh, ¿Él no te excita ni un poco?-

-No-

-¿Pero te gusta?-

-Sí-

-¿Cuanto?-

-Lo suficiente para besarlo-

-¿Entonces te gustan sus besos? ¿O los besos?-

Mariam lo pensó un momento -Sus besos, besa bien-

-¿A cuantas personas has besado?- Le picó la curiosidad a Henri.

-Cinco- Mariam contó e iba responder que cuatro pero de pronto recordó al chico de la fiesta.

-¡¿Cinco?! ¿Y yo porqué no sabía?... - Henri suspiró, por los muchos secretos de Mariam, por eso, se contestó a él mismo -Y ¿Él besa mejor que cualquiera con los que te has besado?- Dijo refiriéndose a Alex.

Mariam contestó sin pensar -No-

-¿Cuántas personas de las que te han besado consideras que besan bien?-

-Tres-

-¿Quienes?-

-Mi primer beso, Alex, y el chico de ayer-

-¿Te besaste con un chico ayer? ¿Alex no estaba contigo?- ¿Cómo había podido besar a alguien estando su novio con él? Diego, Diego no le permitiría mirar tan siquiera a alguien.

-Sí- contestó Mariam.

-Entonces cómo... Olvidalo- No entendía nada de la relación de Alex con Mariam, pero al parecer no eran novios, o no se comportaban como tal, no los entendía para nada- Entonces ¿De esos tres quién besa mejor?- Siguió preguntando.

-Mi primer beso- Contestó Mariam.

-¿Y con quién fue?- Mariam jamás le había dicho quién era, o cómo lo había conocido. Nunca decía nada de él excepto que era un imbécil.

-Con un imbécil, ya Henri ¿A dónde quieres llegar?- Quiso poner fin a la entrevista. Podía hablar con Henri y tolerarlo durante mucho tiempo, pero no cuando le preguntaba sobre él, su primer beso, maldito fuera.

Henri suspiró, siempre era lo mismo con Mariam, en cuanto hablaba de él o intentaba sacarle algo de información se ponía tan cortante, no toleraba hablar de él. Sin más que hacer respecto al tema Henri decidió retomar su meta principal, intentar hablar con Mariam sobre su extraña inapetencia sexual -¿No te preocupa no tener el celo, ni el hecho de que no te exites con nadie? Eso no es normal, creo que deberías ir a medico, eres un Omega Mariam-

Ahí estaba otra vez Henri con preocupaciones sobre su vida sexual, de haber sido cualquier otro lo habría mandado a la mierda de sólo tocar el tema, pero a Henri se lo permitía porque era su mejor amigo y de verdad su preocupación era sincera -No te preocupes Henri, sabes que yo me desarrollo lento, no hay de qué preocuparse, estoy bien con eso. Sé que crees que estoy frustrado sexualmente, pero la verdad es que yo no tengo necesidad sexual, ni siquiera siento las ganas de tocarme a mí mismo, así que estoy bien y es normal ¿Recuerdas como eras antes del celo? pues así soy yo, estoy bien.-

Henri pensó en cómo era su vida antes del celo, antes tenía una vida pura dónde ni tan siquiera un pensamiento sexual surcaba su mente y nunca había tenido un sueño húmedo, con su casta inocencia intacta, así era antes de conocer a Diego. Claro que en eso tenía catorce y no sabía nada de sexo, pero Mariam sí que sabía, con todo el porno que veían juntos y con todas las cosas que seguramente había visto fuera entre Omegas en celo y Alfas cachondos... -¿Estás seguro?-Le preguntó para asegurarse.

-Sí, esto es sólo una etapa, cuando el conejo follador que hay en mi se despierte tu serás el primero en saber y juntos hablaremos de pollas y de técnicas para complacer- Henri se rió.

-Diciendo eso me tranquilizas, ahora me voy, Diego y yo vamos a- Mariam lo interrumpió.

-¿Coger?-

-No, vernos. Coger no es lo único que hacemos ¿Sabes?-

-¿Puedes mirarme a la cara y decirme eso de nuevo?- Le preguntó Mariam sólo porque sabía que no lo haría.

-Si abro lo ojos te veré desnudo- Contestó Henri.

-Excusas, excusas.-

Mariam se arreglaba para la cena, ya se había vestido con un traje formal de color azul y había recogido su cabello en una elegante coleta de altura media, y se ponía el reloj cuando llamaron a su puerta -Adelante- Contestó.

-Señorito Mariam, los señores llamaron para decir que el vuelo del vicepresidente se atrasó- Le avisó el mayordomo de la casa, el señor Alejandro.

-Está bien, dile a los cocineros que no sirvan la comida aún pero que la mantenga caliente, si se atrasaron una hora entonces diles que la sirvan a las ocho y media, ah, por favor revisa que el vino se mantenga frío, creo que ya lo sacaron de la bodega y lo pusieron en hielo-

-Les pondré más hielo- Diciendo esto Alejandro se retiró.

Mariam se miró al espejo con atención cuando lo notó, sus ojeras no habían desaparecido, maldición, tendría que decirle a Henri que lo maquillara. Su teléfono celular sonó.

-Hola- Contestó.

-Hola bebé ¿Qué haces?- Le preguntó Alex.

-No me digas bebé, no parezco un bebé. Estoy en casa, hoy llega el vicepresidente-

-Aah, ¿Era hoy bebé?- Lo molestó con el apelativo cariñoso.

-Que no me digas así. No molestes ¿Qué quieres?- Se acostó en la cama sin importarle si se arrugaba el traje, le dolía un poco la espalda.

-Comerte el culo, pero como no se puede ¿Quieres ir a una carrera?- Le ofreció.

-De querer quiero pero ¿Ahora?-

-Sí, ahora-

-No puedo, tengo que esperar al vicepresidente-

-Bueno bebé, tu te lo pierdes, Oye, estuve pensando ¿Me dejarías darte una mamada?-

-No-

-¿No quieres?- Le insistió.

-No se me levantaría, creo, no te lo tomes a mal, pero no le gustas a mi cuerpo, no es mi culpa-

-¿Entonces por qué no me haces una mamada tu a mi?-

-Porque no siento ganas, y si te hiciera una mamada de todas formas no obtendría ningún tipo de satisfacción-

-Cuando me dijeron que los pelirrojos eran los más lascivos y calientes creo que no se referían a ti- Se quejó.

Mariam se rió -No sé porqué te quejas si te dejo pajearte pensando en mí- Se burló.

-Era tan gracioso- Le dijo Alex si nada de humor. -De todas formas, creo que deberías teñirte el pelo de negro para no engañar a la gente... Y meterte a un monasterio-

-Cómo eres, después te exitas de verme con los hábitos puestos, y me rogarías porque me deje coger mientras tengo puesto el traje de pingüino- Una exhalación de Alex se escuchó al otro lado de la línea. -¿Te estás tocando?- Preguntó para nada sorprendido Mariam.

-Sí- contestó casi con un gruñido -Que te jodan Mariam, me hiciste imaginarte y...-

-Ya te estás pajeando, pero que fácil es ponerte-

-No te creas, por alguna maldita razón tu puto culo frígido me pone como no tienes idea, aah, creeme, de lo contrario ya te habría mandado aah, freír espárragos- Habló casi entre gruñidos.

-Lo sé, tu eres el galán al que sólo le gusta mi aspecto fisico- Mariam rodó los ojos, Alex jamás había ocultado el hecho de sólo querer acostarse con él, cosa que lo halagaba en lugar de molestarlo.

-Estoy tan frustrado, no puedo correrme, me cago en tu jodido nombre Mariam- Alex se masajeaba pero no tenía efecto, simplemente no llegaba.

-No me siento nada culpable, pero si te sirve de ayuda puedo hablarte sucio por teléfono mientras te pajeas.- Le ofreció, total no le costaba nada.

-¿De verdad?- Preguntó incrédulo.

-Sí, pero correte rápido antes de que me arrepienta o me aburra y deje de imitar la voz de esa actriz en esa peli porno-

-Bien, tú sólo empieza a gemir exageradamente mientras yo me encargo del resto- Le dijo atento al teléfono, emocionado con escuchar a Mariam gimiendo.

Mariam comenzó su actuación nada creíble, hablada sin ningún sobresalto que pudiera parecer porno en su voz totalmente mal actuada -Aah, si que duro está, que duro, eso no va a entrar, duele, quiero sentirte dentro, ve más despacio, siii ahhh, me gusta, ya está dentro. aaah siii, muévete más rápido, se siente tan bien, me voy a correr, más fuerte, tocame, estás tan adentro, se siente rico, no sé que hacer, no te detengas ya voy a llegar... ¿Ya te corriste?-

-Si, Dios bendiga tu imitación porno, muy mala pero efectiva-

-Te corres muy rápido- Se burló Mariam.

-Que te den- Le contestó ofendido Alex, correrse ¿rápido? ¿Él? Bueno, si era verdad, si había sido rápido y eso lo molestaba.

-Pero no tú- Se burló más.

-Cabrón-Dijo Alex riendo por fin.

Mariam se rió -No puedo ir a la carrera hoy, pero invitame luego, ahora voy a colgar, cuidate-

Sonriendo tiró el teléfono a un lado, era muy divertido ser novio de Alex, de verdad quería ir a esa carrera con él, pero tenía cosas por hacer. Se levantó sin ganas y se dirigió al cuarto de Henri y como él si tenía sentido de la privacidad tocó la puerta, escuchó la voz de Henri dandole permiso desde dentro.

Mariam alzó una ceja -¿Te pondrás el vestido rosado hoy? no era para, ya, dejame adivinar ¿Te verás con Diego después de la cena?- Le preguntó nada más verlo, Henri estaba retocándose los rizos en el espejo, con aquel vestido que le quedaba hermoso que había comprado para impresionar a su pareja.

-Sí- Henri le sonrió -Nos veremos después de la cena, mi celo empieza en poco y me iré con él en estos días ¿Cómo me veo?- Le preguntó sonriendo.

-Hermoso, pero tienes que llamarlo y decirle que te recoja a las nueve o diez- Recordó informarle.

-¿Por qué?-

-El vuelo del vicepresidente se atrasó-

-Aah, Genial, ese presidente va a poner todo de cabeza, y este es sólo el comienzo, ya arruinó mi muy cronometrado plan de la noche y eso que ni ha llegado ¿Qué será de nosotros cuando llegue?-

-Cálmate y ya deja en paz a ese pobre hombre, no es como que él pueda controlar su vuelo ¿no? No lo mires como el enemigo, ya sé que es un extraño pero vendrá aquí porque el abuelo se lo pidió, piensa en que gracias a él el abuelo estará más tranquilo-

-Si lo dices así...- Aceptó -No lo voy a tratar como el enemigo, pero no confío en él y lo estaré vigilando- Avisó Henri.

Henri tenía sus dudas respecto a la mano derecha de su abuelo porque no le encajaba que el abuelo le cediera la vicepresidencia de la empresa a un extraño, a todos no les encajaba eso, así que Henri tenía sus teorías sobre cómo el tipo había convencido al abuelo para hacerlo ceder, resumiendo, todas terminaban en chantaje o amenazas.

Mariam alzó los hombros como diciendo que no podía hacer nada más para evitar la antipatía de Henri hacía el nuevo pobre gordo sudado que sería vicepresidente.

Henri tomó su teléfono y llamó a su novio -Amor, si, estoy listo, sí, pero no puedes venir, el tipo ese...Su vuelo se atrasó y ahora llegaremos media hora tarde a la ópera suponiendo que cenemos rápido y que el tipo no quiera charlar, lo sé amor, lo lamento, sólo ven a eso de las nueve y media, si, te amo, ya quiero verte, ¿mucho?, mucho, adiós, te veré en unas horas- Henri olvidó su molestia y ahora tenía una enorme sonrisa, siempre era así después de ver o hablar con Diego. De pronto se dió cuenta que Mariam lo miraba fijamente con el rostro serio -Perdona Mariam, me olvidé de ti ¿necesitabas algo?-

-Si, maquillame por favor- Le pidió aburrido sentándose en la cama.

-Ooh, ¡¿En serio?!- Le preguntó emocionado.

-Pero sólo las ojeras- Lo cortó.

-Ow, bueno, pero no sólo tienes ojeras, son más bien círculos rojos que rodean tus ojos-

-Entonces sólo hazme ver natural- Le pidió.

Mientras lo maquillaba Henri le preguntó -Oye Mariam ¿Nunca has sentido la necesidad de verte más bonito?-

-¿Ya estamos otra vez con las preguntas?-

-No te muevas- Le pidió.

-Pensé que ya era bonito- Respondió sinceramente.

-No, me refiero a bonito... Um, más delicado, femenino-

-¿Por qué estás tomando la sombra marrón? ¿Recuerdas que sólo me vas a hacer algo natural no? -

-Sí, será natural-

-Ser femenino no es mi estilo, eso te va mejor a ti, yo soy un chico y me gusta vestirme como tal, elegante y cool-

-Yo también soy un chico y tengo puesto un vestido- Le hizo ver.

-Pero eres un chico diferente a mi, nuestros estilos son diferentes y está bien, me gusta mi estilo, como a ti te gusta el tuyo-

- Pero ¿Nunca has tenido la necesidad de estar bonito para alguien? de verte deseable, que los demás te miren y piensen que eres hermoso, hablo de la necesidad de vestirte para atraer la mirada de un Alfa- Le aclaró.

-No, me veo bien con este estilo y le gusto como soy a mi novio, a Alex le gusto así, así que no, no he sentido la necesidad-

-Pero Alex no te gusta de esa manera, así que no cuenta. Mariam, quiero que algún día tengas el deseo de verte bonito para hacer que el corazón de alguien se acelere-

-No me desees tanto mal-Le dijo por molestar. Henri le palmeó el hombro.

-Lo digo en serio, cuando pasa es porque ya estás perdidamente enamorado, y quiero que te enamores, el amor es la cosa más hermosa que puede ocurrirnos como individuos independientemente de quien seamos. Siento que estoy tan perdidamente enamorado de Diego que no puedo amarlo más, y quiero que tu experimentes este sentimiento. Desde que Diego y yo nos conocimos supimos que eramos él uno para él otro y siento que ya es hora de dar el siguiente paso...-

Las palabras de Henri se estaban clavando profundamente en el pecho de Mariam, haciéndolo pensar en cosas que quería olvidar, cuando se filtró en su cabeza lo último que dijo su primo y lo entendió, en consecuencia lo miró impresionado -Te refieres a... ¿La marca?-

Henri asintió ruborizado -Ya es hora, hoy no me llevaré en la maleta el collar, lo dejaré, así el podrá morderme- Se refería al collar que los Omegas se ponen en el cuello antes del celo para evitar que los marquen.

Mariam pensaba que era muy pronto, era demasiado pronto, ambos, si, tenían una larga relación de casi cinco años, pero eran muy jóvenes, demasiado jóvenes, él no podría hacer algo así, la sola mención lo hacía querer correr despavorido, pero ahí estaba su primo, tan seguro, su primo no era como él, estaba enamorado de un Alfa que lo quería de la misma manera, así que era obvio querer dar el siguiente paso, pero aun así su mente seguía gritando que le dijera a su primo que corriera, que comprometerse de esa manera tan profunda e irreversible en una relación hasta que la muerte los separara, y en el camino hacer cosas de pareja... Dios, era demasiado para alguien tan joven como su primo, y su primo tenía su misma edad, no era un buen tiempo para eso, quería decirle, pero en su lugar dijo -Es tu desición y si sientes que es el momento tu... Tienes todo mi apoyo-

Henri lo abrazó -Sabía que me apoyarias, gracias Mariam-

-Sabes que puedes contar conmigo siempre- Le dijo Mariam.

El teléfono de Henri sonó cortando el momento -Aah, lo siento, voy a contestar- Le dijo a Mariam -¿Hola? Si amor, ah, bien, llévalos, no, no, no me molesta, no puedo ser egoísta, si tus padres quieren verse la obra completa están en su derecho y no tienen que frenarse sólo porque yo voy tarde, si llevalos, te llamaré cuando termine la cena para que vengas a recogerme, si, lo sé, te amo- Colgó -Verán la primera parte sin mi- Dijo el Omega desanimado, Henri de verdad quería agradarle a los padres de su novio.

-No te preocupes, seguramente entenderán tus razones. Ahora, termina de maquillarme por favor- Lo apuró.

-Oh, lo siento- Sonrió a modo de disculpa y siguió en lo suyo. Llamaron a la puerta.

-Adelante- Contestó Mariam.

-Señorito, el señor llamó, dice que ya están a diez minutos de aquí-

-Entonces que empiecen a poner la mesa y a servir la comida, que ya todo esté puesto antes de que lleguen-

-Como mande- Diciendo esto el mayordomo se fue.

-Ya estás listo- Le avisó Henri.

-Genial, Gracias- Mariam se levantó de la cama y fue a mirarse al espejo -Umm... Sí, soy tan guapo, ahora vamos, tenemos que ir a nuestros lugares-

Ambos bajaron y se situaron en el recibidor para que después el mayordomo abriera la puerta justo cuando ellos llegaban, todo estaba perfectamente sincronizado, todo según lo planeado.

Excepto por eso.

Mariam lo vió y se sintió como se siente un accidentado después de ver al auto que lo va a atropellar segundos después, sin nada que hacer, a tan pocos centímetros del impacto como para alcanzar a moverse o siquiera pensar. Maldito fuera David y sus maneras de aparecer. 

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