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Señor Belle, ésta es nuestra humilde morada y desde ahora también la suya, dejeme presentarle, estos son mis queridos sobrinos, Mariam y Henri--Es un placer conocerlo señor- Contestó Henri muy cortés.
-Sí, es un placer conocerlo- Afirmó Mariam en su mejor intento por aparentar normalidad.
-Que maravillosa sorpresa, un pelirrojo, hace años no veía uno con el cabello de un rojo tan intenso, es hermoso. Tiene usted a los Omegas más hermosos de este país bajo su techo, es un Alfa afortunado- Comentó David no pudiendo evitar picar a Mariam.
-Gracias, señor- Agradeció Mariam el cumplido sonriendo, aunque lo que quería realmente era golpearlo por imbécil, era obvio que con ese comentario intentaba traer al presente un recuerdo en específico que ambos compartían.
-Así es, soy muy afortunado. Bueno, pasemos a la mesa, el chef cocinó algo especialmente para usted- Lo invitó a pasar al comedor caminando delante de él para guiarlo así que David tuvo que seguirlo.
Como el anfitrión era el señor Aiden éste salió delante para mostrarle el camino, y su esposa e hija esperaron a que fuera tras de él para ellas comenzar a caminar, con Mariam y Henri al final de esa marcha decepcionando un poco, era una pena para él ya que de todo corazón había esperado tener la oportunidad de tocar la espalda de Mariam sin que nadie se diera cuenta. También lo desilusionó mucho el hecho de que Mariam estuviera tan apartado en aquella mesa tan amplia, él estaba sentado a la derecha del Alfa de la casa mientras que Mariam estaba hasta el otro extremo de la mesa, a la derecha de la señora Aiden. Ya podía despedirse también de sus ilusiones de juguetear bajo la mesa.
-Tío, Señor Belle ¿Les importaría mucho si me retiro de la mesa? Es que tengo un compromiso con mis suegros y ya voy tarde- Dijo Henri con las mejillas sonrojadas del esfuerzo que le suponía preguntarles eso.
-Por mi no hay problema, adelante, entiendo que eres un Omega con compromisos- Le dijo David encantador ganándose automáticamente la simpatía de Henri.
-Si el señor Belle no tiene ningún inconveniente tienes permiso de ir, perdona, había olvidado que tenías que ir a la ópera con tus suegros, dile a Alejandro que te lleve, los choferes ya pasaron su horario laboral-
-Diego vendrá por mí, él ya está en el teatro pero me pidió que lo llamara- Le informó a su tío.
-No lo llames, él ya está allá con sus padres, sería desconsiderado y descortés llamarlo, tienes que dejarles una buena impresión a los Stone, pídele a Alejandro que te lleve-
Henri asintió -Bueno entonces con su permiso me retiro, que pasen buena noche- Les deseó.
Después de que se marchara Henri la charla se centró en cuestiones legales, proyectos, trámites y cosas de la empresa y aunque Mariam intentara no hacerlo no podía dejar de mirar a David cada vez que hablaba, no podía creer que aquel hombre de negocios fuera aquel del pasado, cuando David hablaba con su tío se notaba que sabía de qué hablaba ¿Qué había pasado con él? Se veía tan diferente y confiado, y más guapo de lo que recordaba… O tal vez siempre había sido así, no sabía ¿Cómo iba a saberlo si desde hace mucho tiempo no lo veía? Y además no tenía un sólo recuerdo de él que no hubiera sido idealizado por su mente y puesto en un marco rosa, de lo único que tenía certeza era de que no estaba seguro de nada.
Es decir, podía jurar al evocar los recuerdos de su mente que David lo había mirado con amor en aquellos días, pero tal vez sólo era imaginación suya y lo gentil que fue David con él no era más que algo que su mente cambió para tener una concepción mucho más romántica de esos momentos, pero de nuevo, no estaba seguro de nada.
Miró a David una vez más y lo detalló, este lo miró de vuelta haciendo que su corazón latiera con fuerza al ser descubierto mirándolo, en un momento quiso bajar rápido la mirada pero en lugar de eso la sostuvo en sus ojos y notó que eran de un color verde intenso. Pensó un momento, el David que recordaba no tenía los ojos verdes, los tenía azules claro ¿Era posible que los ojos pudieran cambiar de color? No, tal vez confundió a ese hombre con David porque era muy parecido a él, aunque eso no tenía sentido porque él también se llamaba David y se apellidaba Belle, eso era demasiada coincidencia, eso y el comentario sobre el cabello, nadie más que David podía referirse a eso fingiendo tanta inocencia. ¿De verdad ese hombre era David? Tal vez era un hermano suyo, eso explicaría su apellido y su parecido inexacto, también explicaría su ocupación pero ¿Por qué usar el mismo nombre que su hermano? O tal vez aquel hombre si era David, David con lentillas puestas y un nuevo empleo, aunque ¿Podía cambiar una persona tanto? Cuando miraba a ese hombre no sentía el cariño que le inspiraba el David del pasado, el David que compartía su mesa en ese momento le inspiraba desconfianza y recelo, pero tal vez eso se debía a que él lo había abandonado… No, David no podía sentirse como otra persona por mucho que hubiera cambiado con los años, sentía a David como un peligro inmediato y no porque le hubiera roto el corazón, era algo relacionado con su aura, el ambiente que lo rodeaba, era como un imán en una caja de tornillos, con un poder imposible de ignorar, y no era atracción animal, no podía notar nada animal en él en realidad, olía a Alfa, eso era seguro, pero no podía ver en él ese comportamiento tan marcado de los Alfas dominantes por naturaleza, era extraño porque olía a Alfa pero no tenía una presencia animal que lo acompañara, había algo en él que lo alertaba, y lo que lo había tranquilizado lo suficiente como para hacer ceder las murallas que interponía entre él y la gente, la razón por la que David en el pasado había logrado aproximarse tanto a él había desaparecido por completo. Era posible que David siempre hubiera sido así y tal vez no lo hubiera podido notar antes porque no había tenido la revelación y como consecuencia no podía notar la presencia característica animal de David y esa energía tan pesada que lo rodeaba, pero eso no tenía sentido ya que ahora que ya había tenido la revelación seguía sin poder notar a David comportándose como Alfa, y no podía sentir ningún tipo de señal animal, David si había cambiado, algo en su ser había cambiado, tal vez David sólo había… David, David, David, David, David ¿Acaso era una broma? No llevaba ni dos horas de haber llegado y ya era lo único en lo que podía pensar, eso definitivamente era empezar con el pie izquierdo, pero entonces ¿Qué debería hacer?.
Desde que se había resignado a que David no volvería no había vuelto a pensar en qué pasaría si volvía ¿Qué haría ahora que había regresado? Definitivamente no correr hacía sus brazos, él lo había lastimado mucho, no dejaría que lo volviera a lastimar de nuevo. Además, tal vez David no esta allí por él si no por negocios, tal vez la vida lo había puesto en una encrucijada donde era necesario ponerse frente a él de nuevo y sólo por ser extremadamente necesario era que él había vuelto, pero por una obligación como lo era atender a su trabajo, tal vez después de tanto tiempo David ahora tenía una nueva vida con -Tragó - Una familia con hijos… Era una tontería que el sólo pensarlo le doliera tanto, era un extraño por amor de Dios ¿no podía ser coherente y verlo como tal? Ambos eran dos desconocidos con unos pocos días de pasado en común y en comparación con los años que habían pasado eso no era nada. Además, las promesas que se hicieron en ese tiempo no se habían cumplido, ninguna, sólo fueron palabras vacías, también estaba seguro de que ninguno quería las mismas cosas porque habían cambiado; David con su vida de hombre de negocios y él con su novio y sus actividades. Eso era todo, no había conexión, dos seres por separado. Tomó la decisión de tratarlo como a un extraño, como trataría al vicepresidente de la empresa, con formalidad, sin nada personal.
-Si no les molesta me gustaría retirarme, estoy algo cansado- Habló por fin Mariam pidiendo permiso para levantarse de la mesa.
- A mi también me gustaría dejar esta conversación para mañana, estoy agotado- Lo secundo David.
-Está bien entonces le pediré a Alejandro que….- El señor Aiden recordó que Alejandro se había ido con Henri al teatro y que él era él único que sabía que habitación se había asignado para el vicepresidente ya que era él quien la había preparado personalmente. -Mariam ¿Sabes cuál habitación se preparó para el vicepresidente?- Le preguntó.
-Así es- Confirmó él levantándose.
-Guíalo por favor a la que desde ahora será su habitación, espero que sea de su agrado señor Belle-
-Estoy seguro de que lo será, agradezco mucho su hospitalidad, que pasen buena noche- Agradeció y se despidió cortésmente David para comenzar a seguir a Marian.
Mariam no quería quedarse a solas con él así que el tener que acompañarlo a su habitación alteró sus nervios de una manera impresionante, no veía salvación de eso hasta que escuchó la voz de su prima Sarah decir -Esperen, también los acompañaré- Nunca agradeció la actitud posesiva de su prima hacia los Alfas guapos hasta ese momento.
Sarah efectivamente los acompañó, pasó tres habitaciones, luego la habitación de Henri, la de Mariam, y dos más hasta finalmente llegar.
-Que pase una buena noche señor Belle- Fue lo que dijo Mariam alejándose rápidamente después, más bien huyendo, aunque al parecer no lo suficientemente rápido como para no escuchar decir a su prima un -Si necesita algo, CUALQUIER COSA, no dude en buscarme Vicepresidente.-
No supo que contestó David a esa invitación tan descarada porque prácticamente casi corrió a su habitación y estaba demasiado lejos como para poder escuchar, sólo sabía que los había dejado a los dos ahí solos, en el marco de una puerta de una habitación insonorizada con una cama amplia, donde ellos podrían saltar y gritar cuanto quisieran, sólo hacía falta que David tomara el brazo de Sarah para jalarla hacia dentro y cerrar la jodida puerta, nadie sabría nada jamás, sólo él…
Mariam caminaba de aquí para allá con ese pensamiento en la cabeza mientras se cepillaba los dientes, Sarah y David cogiendo como conejos felices, escupió en el lavamanos y se miró al espejo. Que se jodieran entre los dos ¿A él que jodidos le importaba? Diciendo eso terminó de cepillarse y fue a ponerse la pijama, una camisa blanca con unas bananas amarillas estampadas y la pantaloneta amarilla que completaba el conjunto, se recogió el cabello en una coleta para dormir y se metió en la cama. Maldijo porque olvidó apagar la luz, así que se levantó para apagarla y volvió a acostarse, cerró los ojos pero pronto los volvió a abrir, no podía dormir, no cuando pensaba en que David y Sarah posiblemente cogian, él no había podido intimar de esa forma con David, no era justo que su prima se lo cogiera antes que él ¿Pero en qué estaba pensando? Había perdido la cabeza, necesitaba dormir con urgencia y entonces podría dejar de pensar tonterías, se dijo, pero aun así siguió pensando.
Recordó cuando le habían dado su primer beso, los nervios, el corazón latiendo fuerte, el no saber qué hacer, el cosquilleos que los labios de David le produjo en los suyos, luego su lengua, había sido una sorpresa, pero se había sentido tan bien el tenerlo jugueteando en su boca, tanto que sus piernas se había aflojado y había permitido que David le sentara sobre sus piernas y lo tocara, su cintura y espalda primero, luego su trasero y piernas. El milagro que fue sentir ese dolor en su pene, esa erección que buscaba alivio, y el alivio, las sensaciones más extrañas que hasta ese momento había sentido, había sido tan intenso que lágrimas se habían escapado de su ojos y David había visto todos esos momentos… Pero desde que David se había ido, el placer sexual se había ido con él, aunque esa era una manera de llamarlo, placer, más bien había sido dolor, un dolor diferente, no podía explicar nada, sólo sabía que su pene se había puesto duro y para aliviarse había terminado frotándose contra David, y esa escena se había repetido en seis ocasiones, hasta podía contarlas y detallarlas una a una… Cuando David se había ido no había extrañado tener una erección ni eyacular, pero si había extrañado mucho sus besos, extrañamente desde que se había ido jamás había vuelto a tener actividad en la parte inferior de su cuerpo, sin deseo sexual, eso y su corazón se había llevado David, aunque al menos los besos seguían sintiéndose bien, se consoló.
Recordó lo que se sentía volverse mantequilla dentro de los brazos de David mientras que con la sensación de ser muy liviano y flotar David lo acomodaba a su conveniencia para acariciarlo a gusto, la piel se le erizó ¡¿Pero que le pasaba?! Estaba ahí, recordando como muchachita enamorada a un tonto que lo había abandonado ¿En serio? No se reconocía, y todo por David, por su repentina aparición, Mariam se sentó en la cama casi desesperado, era una batalla perdida, David ya lo tenía como un tonto pensando en él y ni siquiera habían hablado. Se mentiría a sí mismo si se dijera que no quería levantarse e ir hasta su cuarto para comerselo a besos, pero eso sería una complicación, no sabía porqué David había vuelto o si tan siquiera lo recordaba, no podía saltar a sus brazos con los ojos vendados, simplemente no podía olvidarse de los cuatro años y meses completos en los que había pensado en él, en los meses que estuvo esperando como imbécil su regreso con ilusión, en todas las veces que se preguntó si aún estaba vivo o si lo había olvidado, recordar todas las veces en las que lloró imaginando que había encontrado a alguien más, y todas las veces en las que se embriagó en su nombre…
Y a eso siguieron más errores, como el intentar buscarlo en otras personas sin llegar realmente a nada, y era tan triste… ¿Con cuantas personas se habría acostado David? ¿Con cuántas había podido ser feliz? Odiaba saber ahora que David había cambiado después de él, David había evolucionado mientras que él se había estancado desde que lo conoció, su vida había mejorado, pero seguía igual que como lo dejó y sentía rabia cada vez que pensaba en eso pues entonces era muy evidente que a pesar de todo lo que había pasado seguía siendo el mismo niños estúpido que había rezado para que volviera pronto, él que se había preocupado al ver que no volvía, él que se moría de celos y luego de tristeza cuando imaginaba que había encontrado a alguien más, él que se había resignado a ser abandonado… Y ahora llegaba ese con un traje, un nuevo título y pretendiendo que no lo conocía ¿Qué esperaba que hiciera? Probablemente no lo recordaba y estaba follandose salvajemente a su prima. Golpeó la almohada con fuerza. No podía evitar el celarlo, en su cabeza David era suyo, su lobo parecía estar de acuerdo aunque este no lo conocía, David era de ellos, pero había cambiado tanto que ya no sabía nada, no sabía si era David quien le gustaba inquietantemente o era su recuerdo idealizado de él. Está bien, suponiendo que David hubiera vuelto por él ¿Cómo debía proceder? ¡Él lo había abandonado! No podía olvidarse de eso y ¿Qué pasaba si no eran compatibles? Ahora era un Omega y David era un Alfa, él aún no tenía su primer celo y David tenía esa aura que lo hacía dudar sobre aceptarlo como una pareja... ¿Pareja? ¿No iba muy rápido? ¡Ni siquiera sabía si él aún le gustaba a él o qué sentía por él! Se estaba mareando de tanto pensar, necesitaba ver qué hacía David para atraerlo hacía él, entonces sabría que hacer, cuando eso sucediera le exigiría respuestas, hasta entonces lo mejor era olvidarse de ese tema, concluyó Mariam.
en ese momento escuchó la puerta abrirse e inmediatamente se puso en guardia pues el único que entraba sin tocar era Henri y este no estaba, vió una silueta grande que cerró la puerta con seguro haciéndolo ponerse alerta.
-No grites- Le pidió David tranquilizandolo inmediatamente. El cuerpo de Mariam se relajó con eso, pero no mucho.
-¿Qué haces aquí- Le preguntó Mariam malhumorado ¿cómo se atrevía a entrar a su habitación sin su permiso?.
-¿De verdad pensaste que estando a sólo unos cuantos metros de distancia no iba a venir a verte?-
-Sí, lo creí, lárgate, no quiero hablar contigo hoy, señor vicepresidente- Le reclamó a su manera.
David encendió la luz -Comprendo que estés molesto pero, Mariam estoy aquí por ti, y estando a sólo algunos metros sería tonto no hablar contigo-
-Entonces hablaremos mañana, ahora estoy cansado, vete ya- Le pidió levantándose de la cama y dirigiéndose hacía la puerta para mostrarle la salida. En es momento David vió sus torneadas y carnosas piernas y no aguantó más.
Atrapandolo comenzando a toquetearlo, apretandolo contra él David estrujó sus nalgas y lo alzó para poder besar su cuello hasta llevarlo a la cama.
Mariam se sorprendió al principio de ese ataque pero luego se relajó y empezó a disfrutar el ser tocado por David de es manera tan sexual, a pesar de los años su cuerpo no se había olvidado de la manera de acariciar de David y lo tranquilizaba que su estilo no hubiera cambiado, se suponía que sabía defensa personal y podía quitarse a David de encima, pero no quería. Se sentía muy bien ser tocado por él, tanto que no sentía ganas de detenerlo, en realidad quería que lo besara y besarlo él, quería arañar su espalda y morderlo, quería hacer tantas cosas, pero sabía que no era el momento para eso, ahora que lo tenía tan cerca un deseo que guardaba profundamente en su interior salía a flote.
Mientras David besaba y mordía un poco su cuello Mariam dijo a su oído -No recuerdo haberte dado permiso de tocarme y menos… Ah- Gimió cuando David mordió su oreja -Morderme- Completó. -Si no te apartas ahora mismo, no volveré a dejarme tocar voluntariamente- Lo amenazó, y afectivamente David se apartó con esa amenaza tan efectiva y se levantó de la cama respirando para intentar controlarse. -Ahora quiero que…-En ese momento la puerta de Mariam se abrió abruptamente, Mariam volteó la cabeza para mirar a su primo, que se veía muy mal, estaba hecho un desastre.
Henri lo abrazó llorando a mares y Mariam estaba muy confundido, se separó para mirar a David pero este ya no estaba.