La Familia.

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Semanas después, cuando ambos, Camiel y Daniel, estuvieron seguros que ninguno atacaría a alguien por entrar a su casa, a su sagrado nido de protección, fue cuando Camiel pudo llamar al doctor para que revisara al bebé y a Daniel. Lastimosamente al contrario de lo que pensaban, ninguno estaba listo para que una tercera persona tocara a la cría, por lo que el doctor sólo pudo revisar a Daniel y eso que muy superficialmente ya que Camiel no facilitó nada. Afortunadamente el doctor no se molestó con eso pues entendía perfectamente la naturaleza lobuna. Cuando terminó con la revisión de Daniel este salió a vigilar a su cachorro y fue cuando pudo hacerle preguntas a Camiel.

-¿Cómo fue el parto?-

- No sé, Daniel lo atendió solo-

-¿Cómo que lo atendió solo?-

-sí, sucedió horas después de que despertara, ni siquiera se enteró de que estuvo en coma varios días y yo no le quise decir, así por favor no mencione nada-

El médico asintió, sí esa era la decisión de Camiel la respetaría aunque no estuviera de acuerdo, Daniel necesitaba saber lo mal que pudo salir todo -¿Sabes si hubo dolor?-

-El natural, pero la verdad no creo que mucho, al otro día Daniel ya estaba listo para levantarse de la cama ¿Qué piensa de eso doctor?- Le preguntó algo preocupado pero obviamente su rostro no lo reflejaba.

-Pienso que con todo el riesgo que había Daniel es afortunado. Dando gracias todo salió bien, pero aun así hay algo que me preocupa ¿El lobo de Daniel no se ha manifestado aun, no es así?-

-No, tiene su olor y el tiene las habilidades que hay aun en la forma humana pero, su lobo no a despertado del sueño- De pronto algo hizo click en su cabeza -El comportamiento de Daniel está algo extraño, es inseguro y posesivo, más posesivo de lo normal, creo que podría deberse a que su lobo aun no aparece-

-¿Qué clase de comportamientos tiene? Describelos- Le pidió el médico interesado.

- Él llora sin ningun motivo. Se la pasa celandome, no quiere que hable con nadie por telefono, no me ha dejado salir de casa por víveres, dice que tiene miedo así que tengo que llamar a la tienda más cerca, que está a treinta minutos en auto para que me los traigan y si es una mujer atractiva la que llega a entregar la mira como si quisiera quitarle la cabeza con la mirada- Una risita se le escapó, esa parte le hacía gracia -También me dice que no quiere quedar en cinta pero lo que dice y lo que hace son cosas diferentes, se la pasa provocandome, creo que no se da ni cuenta, pero sus gestos me gritan que quiere otro hijo- Se volvió a reír otra vez recordando momentos gloriosos no aptos para menores que había protagonizado con él. -También se la pasa mordiéndome, no le he preguntado porqué pero seguro es para marcarme-

El doctor lo miró y alzó una ceja -Me parece que no te estás quejando de todo eso, por el contrario parece que lo disfrutas- En respuesta Camiel bajo la mirada. -En todo caso me parece que ya sabes que probablemente su comportamiento se deba a la ausencia de su lobo, así que vas a tener que tenerle paciencia y hacerlo sentir seguro y querido, es una etapa delicada.-Camiel asintió. De repente el ambiente se tornó serio, pareció que ambos pensaron en lo mismo.

-¿Cómo están sus padres?- Preguntó Camiel, hace varias semanas que los habían rescatado, pero no encontraba el momento preciso para decirlo a Daniel, y la verdad no pensaba decirlo, no al menos hasta que su lobo regresara y estuviera estable, o hasta que sus padres estuvieran fuertes de nuevo, o hasta que fuera inevitable. No deseaba darle una noticia tan impactante, quería evitarle cualquier tipo de daño, la noticia que tenía que darle era una buena pero aun así podría alterarlo y Daniel lo que más necesitaba en ese momento era tranquilidad.

-Sus padres no tienen daños físicos, al menos no su madre. Al parecer con quien experimentaban era con su padre, de quién Daniel heredó su habilidad para sanar. Aun así los daños que recibió son leves y se curaron rápido en los primeros meses de cautiverio, sólo los mantenían a ambos para extraer sangre, o al menos a él. A ella sólo la mantenían con vida porque si la mataban...-

- Lo mataban a él- Completó Camiel. No había sospechado que su tío Klaus tuviera que ver en todo eso, en algo tan enfermizo, y lo peor de todo es que no habría justicia, el hijo de puta se había suicidado apenas se vió acorralado, el cobarde cabrón.

-Sus padres estaban desorientados al principio, pero ya están fuertes... Me pidieron que te dijera que quieren ver a su hijo, su hermano también quiere verlo-

-Dígales que no es posible, sabe que Daniel es una madre amamantando y está inestable, no puedo darle aún una noticia como esa, no cuando su lobo aun no despierta-

-Les diré, ellos son concientes de la situación de Daniel, los puse al tanto- Le dijo el médico dándole la razón a Camiel.

-¿Ya vieron a su otro hijo?- Preguntó el alfa refiriéndose a Matt, su cuñado.

-Si, apenas los vio sus recuerdos regresaron y tuvo un cuadro de pánico demasiado severo, recordó absolutamente todo y ahora necesitará terapia para superar la tortura y violación a la que fue sometido- Le informó.

Camiel asintió -Entonces dígale al hermano que Daniel lo verá cuando el se encuentre mejor, no puedo permitir que lo altere con sus problemas personales- Era egoísta, pero su pareja era sobre todo.

-Camiel, eso es cruel, creo que el chico necesita todo el apoyo que pueda recibir de su familia, no seas egoista-

-No, no permitire que nada altere a Daniel, si dejo que su hermano lo vea y este empieza a contarle sus recuerdos y lo entristece será muy malo para él. Sé que es egoísta, pero Daniel es mi prioridad y no sabrá nada de su familia hasta que yo sienta que puede resistir todo-

El doctor asintió esta vez, de nuevo le daba la razón -¿Cómo crees que es la salud de tu cachorro?-

-Buena- Dijo con orgullo - Está creciendo como es debido y es inteligente, demasiado-

-¿Has notado algo irregular?-

-No, él nació en su forma de lobo, le tomó unos días pero logró tomar la forma de humano, es saludable-

-Bien, todo está perfecto entonces, me iré ahora- Dijo levantándose del sillón y comenzando a caminar a la puerta- Cualquier cosa llamame, Daniel se ve bastante bien de salud por lo que sólo me queda restarle vitaminas, eso sería todo, despideme de Daniel, cuidense - el doctor le dió la mano a Camiel - Y de nuevo felicidades-

-Gracias doctor- Dijo mientras lo acompañaba a la salida, esperó a que el doctor subiera a su auto y entonces cerró la puerta.

- ¿Dónde está el doctor?- Dijo Daniel bajando de las escaleras.

-Ya se fue-

-Oh, ¿por qué lo dejaste ir? Quería invitarlo a cenar- Dijo algo desanimado.

-Lo lamento cielo, no lo sabía, otro día lo invitaremos ¿si?-Dijo tomando su rostro y dándole un pequeño beso. Vió a Daniel parpadear y mirarlo con esos azules ojos brillando por él, le gustaba eso, sabía que podía pedirle a Daniel lo que quisiera en esos momentos y él se lo daría.

-Tengo hambre Camiel. Hazme un sandwich- Le pidió Daniel de repente.

-Está bien- Aceptó de inmediato.

Una semana después mientras Daniel miraba enfurruñado a su hijo por no dejarse criar como bebé por andar en su forma de lobo. Llamaron a la puerta, y como Camiel estaba arriba tomando una ducha, a Daniel le tocó abrir, por precaución antes de hacerlo miró por la mirilla y lugo abrió rápidamente emocionado.

-Hola bonito- Lo saludó con su natural encanto David.

Daniel saltó y lo recibió con un abrazo. -Tonto. ¿Por qué no has llamado? Te desapareciste y nunca volviste, ¿Como estás? ¿Estás bien?-Le soltó cuando lo soltó para ver su cara.

-Estoy muy bien, pero no tanto como tú, mírate, estás más hermoso que antes, la maternidad te sienta- Dijo tomando su rostro familiarmente.

Daniel se sonrojó -Quiero presentarte a alguien, ven- Jaló a David que venía con todo y maleta. Apenas se acercaron al sillón que era dónde Liam mordisqueaba un juguete, este se levantó y comenzó a gruñirle y le ladró, claramente veía a David como un intruso. Daniel se apresuró a adelantarse para calmarlo.

-Woo, es igual a su padre- Soltó David y después de que dijo eso una mano le golpeó la cabeza.

-Es envidia- Dijo Camiel desde atrás.

-Umm... Puede ser- Reconoció. -Aun así, me gustaría ver su forma de bebé adorable, esta maquina de afilados dientes no me inspira mucha confianza-

- A mi también, pero no se deja, no le gusta mucho su forma humana, como en esta tiene más libertad entonce no la deja, nunca, no me deja ser madre- Aprovechó Daniel para quejarse.

-¿Lo viste?- Dijo David

-Sí- Respondió Camiel.

-¿Cómo puede ser tu esposo tan tierno?- Le preguntó David a Camiel

-No lo sé, es uno de los muchos misterios de la vida- Dijo Camiel.

-Oigan, no soy tierno, ahoro soy madre por Dios, eso debería...-

-Escúchalo discutir- Dijo Camiel.

-Se ve tierno- Se derritió David.

-Ya dejenlo- Les pidió Daniel resignandose. -¿Queres algo de comer David?-

-Sí por favor, estuve como mil horas dentro de un avión, y los días antes sólo me alimentaba de basura, nutritiva, pero sin sabor-

-Entonces te prepararé algo, cuiden a Liam-

-Se llama Liam entonces ¿Quién me cuida a mi de Liam?- Preguntó por molestar. Era obvio que el cachorro ya se había calmado, aunque aun lo miraba con desconfianza. Daniel rió y desapareció en la cocina.

-Se ve feliz- Le dijo David a Camiel.

-Lo está-

-¿Aún no ha despertado su lobo?-

-No, no lo ha hecho.-

-¿Crees que sea conveniente decirle lo de su familia? Porque yo creo que ya está fuerte-

-No hay que decirle lo de su familia, no hasta que esté totalmente bien-

-Ya está bien-

-No lo está, no está preparado-

-¿Él o tú?-

-Él... Esto no tiene nada que ver conmigo, sólo quiero lo mejor para él-

-Su familia es importante para él, los necesita para ser más fuerte-

- ...Él es lo más importante para mi- Dijo Camiel terminando la conversación.

Una semana después de la llegada de David llamaron a la puerta, Camiel estaba arriba junto a David con el cachorro y aunque Daniel preparaba el almuerzo en ese momento le tocó dejar lo que hacía e ir a abrir, por poco abre sin mirar, afortunadamente recordó hacerlo y lo que vió a través de esa mirilla lo dejó pálido. No podía ser ¡Eran sus padres! los padres que había enterrado. Algo extraño lo invadió, era como una especie de incredulidad y esperanza. Ansioso volvió a mirar para verificar que no había sido un juego de su mente, pero no, ahí estaban, y volvían a llamar. Sus padres llamaban a su puerta, con temblor en las manos giró el pomo de la puerta y la abrió, sus padres frente a él, las lágrimas escapaban de sus ojos, con duda estiró la mano y tocó el hombro de su madre. Era real. No pudiendo contenerse más extendió sus brazos y se aferró a ellos, empezando a llorar.

Su padre lo abrazó con fuerza y lo olfateó, comprobando entonces que ahora era el protegido de otro Alfa, su niño ahora era un esposo y madre, y se había perdido el proceso.

Su madre también se lamentaba el haber perdido esa preciosa transición, su hijo estaba hermoso aun así.

-¿Estás bien mi vida? has comido bien ¿Cómo estás? ¿Eres feliz?- Empezó a preguntar su madre mientras repartía miles de besos en su cara.

-Estoy, estoy bien m-mamá, no lo entiendo, ustedes, ustedes...- Ni siquiera podía decirlo

-No lo estamos, estamos bien, estamos vivos- Le dijo su padre.

-Pero yo los enterré, ustedes...-

-Nos habían secuestrado, no había nada en los ataúdes, ahora todo está bien, nos rescataron y todo está bien, no llores- Le pidió su padre, aunque él también quería hacerlo.

-¿C-Cómo sucedió? Yo los extrañé mucho- Dijo sollozando ya, su cuerpo temblando.

Ver a su hijo llorar de esa forma lo preocupó por lo que tuvo que pedirle que se calmara, en ese momento salía Camiel que ni corto ni perezoso separó a Daniel de sus padres y lo abrazó para calmarlo, no pudo evitar mirar con el seño fruncido a sus suegros por alterar de esa forma a su esposo.

-Están vivos Camiel, ellos están vivos- Logró decir con dificultad entre sollozos, eran tantos que su respiración se encontraba dificultosa y se veía agitado, era obvio que su presión arterial estaba bajando. Preocupado Camiel cargó a Daniel hasta la cocina, al pasar vió a David mirando desde la escalera y le hizo una señal para que se hiciera cargo de sus suegro por el momento, luego dejó a Daniel sobre la encimera para ir por un vaso de agua y dárselo.

-Calmate Daniel, tienes que respirar, respira hondo-

Daniel sentía sus oidos tapados y su corazón latía en su garganta, sus manos empezaban a cerrarse haciendo casi imposible sostener el vaso con la poca fuerza que tenía en los dedos, tampoco le llegaba suficiente aire a los pulmones sin importar cuan profundo respirara y no pudiendo soportar más, soltó el vaso y se desmayó.

Camiel estaba ahí para sostenerlo y posteriormente cargarlo hacía la habitación de ambos, cerró la puerta con seguro después de dejarlo sobre la cama y luego se acostó a su lado. Estaba terriblemente furioso ¿Cómo se les ocurría a ellos llegar sin avisar? que irresponsables, hora Daniel estaba inconsciente gracias a ellos, que debieron haber esperado. Y ahora iba a liarla, Daniel se molestaría con él apenas se enterara de que se lo ocultó, apenas despertara tendría que explicarle lo de sus padres y porqué no le dijo, y apenas le dijera el porqué se iba a enojar más. Ojalá que durmiera mucho.

-¿Por qué no esperaron para verlo?- Les preguntó David casi tan furioso como Camiel.

-Es nuestro hijo, tenemos derecho a verlo- Dijo la señora de Black.

-Si pero no ahora, debieron haber esperado, no era el momento adecuado, ¿Dónde está el señor Black?-

-Fue al auto para hablar con Matt-

-¿También está aquí?-

-Si, y su alfa también. Se nota que somos bien recibidos- Dijo sarcástica.

David suspiró -No se trata de eso señora, no es mi intención ser grosero, pero creo que no era el momento para una visita, eso es todo-

El resto de la familia entró en la sala en ese momento -¿Cómo está Daniel?- Preguntó Matt.

-Aun no sabemos, está con Camiel- Respondió su madre.

-¿Daniel aun no sabe?- Preguntó Matt preocupado.

-Vete al infierno Camiel, eres un maldito- Se escuchó como Daniel gritaba desde arriba y luego un fuerte portazo.

-Ya lo hace- Dijo David preocupado mirando hacía arriba, como todos.

Estaba harto de eso ¿Por qué Camiel siempre estaba menospreciándolo? ¿Por qué lo creía tan débil? ¿Por qué le ocultaba cosas? Cosas importantes. Dios, sentía que la cabeza le iba a estallar.

Se sentía confundido, muy confundido y enfadado con Camiel, él pudo haberle ahorrado toda esa confusión explicandole todo paso a paso, pero no, él decidió dejar a que sus padres no pudieran esperar más para presentarse frente a él y sorprenderlo.

Camiel era increíble, sabía lo importante que era su familia para él, también lo mucho que los extrañaba a todos y él simplemente se guardaba las verdades, verdades como que pudo haber estado con sus padres cuando más lo necesitaban, para darles tranquilidad y estar más tranquilo él mismo, como que ya no tenía que echarlos de menos, pero Camiel no confió en su fortaleza, después de todo lo que habían pasado Camiel aún no pensaba que fuera fuerte, no confiaba en él, no lo hacía ¿Cómo actuó Camiel tan normal sabiendo todo lo que sabía en ese tiempo? Es que ¿En qué pensaba Camiel cuando decidió no decirle? Suspiró, probablemente en él, Camiel quería lo mejor para él, no podía dudar de eso, pero Camiel dudaba de él, eso era lo que lo tenía enfadado, está bien, el momento cuando se enteró Camiel no era un buen momento para que él recibiera noticias impactantes, Liam aun estaba en riesgo y lo entendía, entendía que no le dijera en esos momentos ¿Pero después? Él estaba bien después, su salud era excelente, Liam estaba bien y todo estaba bien ¿Por qué no le dijo en ese momento? Le jodia que Camiel no confiara en él, no creyera que él podía soportar cosas dificiles. No quería pensar más, su hijo estaba durmiendo en la otra habitación, probablemente lo hubiera despertado cuando azotó la puerta, tenía que ver si estaba bien, sus padres estaban abajo, esperándolo, pero no tenía ganas de ver a nadie en ese momento, no quería pensar, necesitaba tiempo para hacerse a la idea de todo, Camiel se encargaría del cachorro y de sus padres, o eso esperaba porque él se sentía cansado. Miró a su alrededor, se había encerrado en la primera habitación que vió, ahora agradecía que Camiel hubiera amueblado todas las habitaciones, se levantó del suelo dónde estaba y se tendió en la cama impersonal de sábanas beige, sólo quería dormir un rato.

El llamado a la puerta lo despertó, no tenía los sentimientos claros, no quería ver a Camiel aun y seguro era él.

-Daniel abre la puerta- No era Camiel, era David, el otro responsable, con él también estaba enfadado. Aun así se levantó a abrirle la puerta para que pasara y luego la cerró de nuevo.

-¿Estás bien?- Le preguntó David preocupado. Daniel asintió, pero no pudo evitar preguntar.

-¿Por qué no me lo dijeron?-

-No era el momento-

-¿Cuando era el momento David? ¿Si Camiel no quería decírmelo por qué no me lo dijiste tu?-

-Yo no era el indicado para decirte eso ¿entiendes? Era responsabilidad de Camiel decirtelo cuando sintiera que era el momento, no mia. No te enojes con nosotros por eso, ahora ya todo está bien-

-No, no todo está bien, Camiel no confía en mi-

-No es eso, iba a decirtelo-

-¿Cuando? Porque ustedes lo sabían desde hace tiempo, y yo he estado muy bien y aun así no me enteré de nada-

-Él iba a decírtelo cuando tu lobo regresara, ese era el plan, pero tus padres no pudieron esperar y por eso las cosas se dieron de tan mala manera, no le dieron tiempo-

-¿Cuando mi lobo regresara? ¿Y si nunca regresa qué David? ¿Nunca me lo dirían? No es culpa de mis padres que las cosas salieran mal es cosa vuestra por no hacer las cosas bien-

-Daniel, no lo hicimos por ocultarte nada, era por tu bien, Camiel quería que estuvieras tranquilo en este periodo de tu vida, eres una madre ahora, tienes que estar tranquilo-

-¿Me ves tranquilo ahora? No, no estoy tranquilo-

-Ahora no lo estás, pero antes si lo estabas, antes de saber, te desmayaste de la impresión, no te estás tomando la cosas muy bien-

-No me hubiera desmayado de no estar tan impresionado, y no sería tan impactante si alguno de ustedes se hubiera tomado la molestia de decírmelo antes, para ir procesando-

-Daniel, deja de estar molesto, sé que no es fácil porque debes sentirte traicionado pero miralo como una buena noticia, sé que necesitas algo de tiempo para digerir todo pero tu reacción nos está preocupando a todos, sobre todo a Camiel, piensa un poco en él, el que estés molesto con él le afecta, eres lo más importante que tiene y hoy simplemente lo maldijiste con un grito, sé que no es el mejor y no tomó una buena decisión pero sea como sea lo hizo pensando en ti y tu bienestar, no lo estás dejando explicarse, cuando te dijo simplemente te enojaste y no lo dejaste terminar de hablar-

- Por qué ya sabía que me diría, que lo hizo por mi bien, que me ocultó cosas por mi bien, que no confía en mí por mi bien, pero David, se trata de mi familia, mis padres estuvieron secuestrados y no lo sabía hasta hoy, fueron torturados, rescatados y estuvieron en recuperación, y de todo eso no supe nada hasta hoy, y de no ser porque se plantaron a mi puerta jamás me habría enterado, sé que Camiel quiere lo mejor para mi, pero ocultarme las cosas no es lo mejor, mis padres estuvieron mal, y yo no estaba con ellos, siento que les fallé y además... Camiel piensa que soy un débil, después de todo esto cree que no tengo la suficiente fortaleza para afrontar las cosas difíciles ¿Cómo quieres que no me enoje con él? y no sé si enojado es la palabra que busco, yo estoy, estoy, decepcionado... Camiel me decepcionó, y que la persona que más amas en la vida te deje esa sensación no es algo fácil de superar, sólo quiero algo de tiempo, lamento que todos estén preocupados, pero quiero tiempo maldición- Terminó rendido sentandose en la cama.

David se sintió algo culpable -Lo siento, te estoy presionando, tu sólo tomate el tiempo que quieras ¿está bien? le diré a todos que necesitas asimilar todo y no tienes que preocuparte por nada, Camiel y yo nos estamos encargando de todo-

-¿Lo hacen?- Lo miró Daniel, no porque le sorprendiera sino porque en esos momentos David le sonaba con un niño muy tierno.

-Sí, les sacudimos el polvo a las habitaciones que usaran y preparamos todo para que se sientan cómodos-

-¿Habitaciones? ¿Van a dormir separados? Que extraño-

-Ah, olvidé decírtelo, tu hermano y su Alfa están aquí, por eso, pero no te preocupes, Camiel y yo ya les preparamos la cena-

-¿En serio? ¿Y qué prepararon?- Preguntó curioso olvidándose del asunto en esos momentos.

-Ensalada y spaguetis, es lo único que ambos sabemos hacer-

-Jaja van a tener que aprender a cocinar y ¿Espera? ¿Dijiste cena? ¿Ya pasó la cena? ¿Qué hora es?-

-Son casi las diez, debes cenar ya ¿Quieres bajar a cenar o te traigo la cena aquí?-

-La verdad no tengo mucha hambre ahora, luego bajaré supongo, Gracias David, por estar aquí-

-Gracias a ti por dejarme quedar-

-¿Dónde está Camiel?-

-Está con Liam, ¿quieres que lo llame?-

-No, no, déjalo, ya habrá tiempo para hablar-

-Cuando salga de aquí me hará preguntas-

-Lo sé, dile que estoy bien-

-Eso haré, no olvides cenar- Y diciendo esto se despidió.

Efectivamente Camiel estaba esperándolo fuera cuando salió.

-¿Cómo está?- le preguntó.

-Está bien, me dijo que te dijera eso, pero también dijo que más que molesto está decepcionado-

Camiel asintió, maldiciendose ¿Por qué había sido tan imbécil? No, no había sido imbécil, no se justificaba pero no se arrepentía de nada, aun así no se sentía bien, Daniel estaba decepcionado, había decepcionado a su Omega -¿No cenará?-.

-Dice que lo hará después, pero la verdad no creo salga de esa habitación hoy... Me iré a mi cuarto, que tengas suerte- Le deseo palmeandole el hombro. Al mirar la puerta cerrada Camiel pensó que la necesitaría, era obvio que esa noche Daniel no dormiría con él.

Al día siguiente Daniel se levantó muy mal dormido, pues no había dormido en toda la noche para ir a su habitación pues ahí tenía todas sus cosas y no tenía sentido ducharse en la habitación en la que estaba para cambiarse en otra. Cuando entró el agua sonaba en la ducha, así que pasó al baño, se miró en el espejo y se resignó a tener ojeras, luego sus ojos ojerosos se desviaron a la borrosa figura que veía a través del vidrio de la ducha, y se reprendió, Camiel estaba buenisimo, él era un lujurioso, pero no iba a ceder, el sexo no lo era todo, habían cosas más importantes, como la confianza, el entendimiento y el perdón, y por el momento, no habían ninguna de las tres. Tomó su cepillo de dientes y procedió, luego se lavó la cara y se fue a prepara la ropa que se pondría ese día, ya la tenía lista cuando casi la deja caer al ver al sexy de su marido sólo con una toalla y esas gotas de agua resbalando por su torso, ese que había repasado algunas veces con la lengua, y él estúpido lo hacía a propósito, estaba seguro, así que le lanzó la ropa que tenía en la manos y le gritó -Maldición ponte ropa- Camiel le alzó la ceja, ese gesto del demonio y luego esbozó una media sonrisa coqueta.

-No entiendo por qué te ruborizas cielo, ya me has visto, en realidad, más que eso-

-Lo haces a proposito, pero no te funciona porque como tu dices, ya lo he visto y más que eso, así que vístete y seca los charcos que hiciste, mira eso, estás chorreando agua-

Camiel ignoró lo último y simplemente dijo -¿De verdad? entonces como no sientes nada no te importará si me acerco- Dió un paso adelante y puso sus labios muy cerca de los suyos -Así, ¿Cierto?-

-No, alejate- Lo apartó con sus manos, pero Camiel tomó sus manos y las puso más en su torso, para que sus palmas sintieran su piel ardiente, y comenzó una mini lucha, dónde Daniel quería apartarlo y Camiel hacer que lo tocara, y en la guerra la toalla que cubría la parte baja de Camiel se cayó a sus pies, ambos miraron abajo y luego sus rostros, sonrojado Daniel se apartó y salió huyendo, o eso pretendía hasta que resbaló en un charco que había dejado Camiel y su mejilla pegó directo en el suelo.

-Como un demonio, pon más atención- Lo regañó Camiel -Aunque eso te pasa por gallina, ven déjame ver- Dijo ayudándolo a incorporarse, Daniel adolorido sostenía su mejilla y no quería separar su mano de ahí a pesar de que Camiel intentaba mirar. Había sido un gran golpe y por supuesto sus ojos estaban llorosos del dolor. -Dejame ver ¿si?- Le pidió. Daniel lo miró a los ojos y luego lo dejó inspeccionarlo.

La mejilla del Omega estaba terriblemente roja y comenzaba a hincharse, también estaba caliente -Suerte que el golpe lo recibió tu mejilla, porque pudiste haberte roto los dientes ¿Sabes? Usualmente cuando una persona se cae pone las manos de frente ¿Por qué tu no?- No es que no las hubiera puesto, es que las había puesto al nivel de los hombros dejando desprotegida su cara.

-Callate Camiel, duele, no estoy de humor, aun así creo que no puse las manos porque no reaccioné con rapidez y es tu culpa, tu charco y tu culpa- Dijo intentando cubrirse el rostro de nuevo, pero Camiel no se lo permitió.

-No fuí yo quién salió huyendo Daniel, en todo caso esto no habría pasado si hubiéramos tenido...-

-Una alfombra- Completó, aunque eso no era lo que quería decir Camiel -Si tuvieramos una alfombra el golpe no habría sido tan fuerte-

Camiel empezó a reírse -La tenemos, pero está para allá -Señaló los pies de la cama, a casi un metro de lejos de dónde estaban.

-Estúpida alfombra ¿Qué hace tan lejos?- Suspiró -Necesito hielo y algo para el dolor y tu...-Dijo mirándolo de pronto notando lo cerca que estaba con su espléndida desnudez -Necesitas ropa- Tragó.

-Yo tengo una solución, casi para todo- Alzó a Daniel en brazos y lo puso en la cama, inmediatamente notó lo tenso que se ponía, era demasiado claro que no quería nada de intimidad.

-Camiel, no quiero...- Empezó a decir cuando Camiel empezó a quitarle la camisa.

-Lo sé, no voy a hacerte nada- Le dijo Camiel entonces, Daniel no supo si fue lo que dijo o la forma en que lo dijo lo que lo hizo sentir mal, se sintió como si Camiel no lo tocara porque él quería y no porque no podía.

Camiel comenzó a lamer las partes que se habían enrojecido, como su hombro y su rostro, lo hizo con delicadeza y lentitud, como si lo saboreara, pero al terminar se separó de él y fue a vestirse dejándolo ahí con sus ganas de pedirle que continuara, Daniel se entristeció por eso, pero no dijo nada, al pasar los segundos Daniel pudo sentir como la parte magullada por la caída no le dolía ya. Se levantó para ir a bañarse y posteriormente vestirse, cuando estuvo listo se fue al cuarto de su bebé para darle algo de leche, tenía algo de leche acumulada del día anterior en su pequeño pecho y le dolía, el cachorro estaba en su forma de lobo mordisqueando algo, pero apenas lo vio se apresuró dónde él, convirtiéndose en bebé en la alfombra y comenzando a llorar para llamar su atención. Esto conmovió a Daniel pues el cachorro jamás había hecho eso antes, cuando aceptaba leche lo hacía en su forma de lobo, era demasiado independiente para pedirle atención, así que apresuró a tomarlo en brazos y mecerlo, cuando ya estuvo calmado alzó su camisa y comenzó darle el pecho, y mientras el pequeño estaba comiendo aprovechó para poder ver su forma humana, la cual el pequeño se empeñaba en ocultar. Besó su manita de bebé admirando lo hermoso que era, su cabello negro, más bien pelusa oscura en su cabeza contrastando completamente con esa piel tan blanca. Estaba muy agradecido con Dios por su hijo precioso, sentía que se podía quedar horas mirándolo, pero al parecer el pequeño no sentía lo mismo, pues apenas vació sus pechos se transformó y siguió con su juguete.

Resignado a que su hijo quisiera independencia de nuevo a Daniel no le quedó de otra que dejarlo en el cuarto y bajar a hacer el desayuno, pero al llegar se encontró con que su madre y su hermano ya lo hacían, así que se quedó mirándolos desde la puerta, pensando que desde ahora todo estaría bien, como no sabía como empezar a entablar una conversación con ellos decidió retirarse a arriba, para ver que hacía el cachorro, aun no se sentía con el suficiente valor para hablar con sus padres.

Estaban todos sentados en la mesa, es decir, David, los padres de Daniel, su hermano y cuñado en la espera de poder desayunar, pero no lo hacían porque faltaba Daniel, Camiel había subido para llamarlo y bajaba con él, pero toda la familia se había quedado con la boca abierta apenas lo vieron. Daniel no entendía muy bien de que iba tanta cara con signo de interrogación plasmada y tanta mirada a Camiel, pero mirada a matar, de verdad lo miraban muy mal, hasta que su madre gritó.

-Madre de Dios, Daniel ¿Qué te ha pasado en la cara?- Y fue cuando entendió. Su familia creía que Camiel era un maltratador. El golpe que se había dado en la mañana resaltaba y miraban mal a Camiel probablemente porque pensaban que era el responsable, lo que casi era cierto, o lo era en cierta medida.

Daniel se tocó la mejilla algo avergonzado por haber olvidado ponerse algo de maquillaje para taparse el rojo -Me caí, resbalé con agua y me caí- Contestó mientras se sentaba en la mesa.

Sabía que esa excusa no era muy creíble, pero no podía hacer más por el malentendido sin ofender a Camiel, quién probablemente se había dado cuenta de que lo acusaba con la mirada su familia, David al menos le creía, lo dedujo por lo relajado que se veía. No se dijo más respecto al tema, pero su padre miraba a Camiel con desconfianza.

Y así fue transcurriendo el día, nadie habló sobre los cambios y todas las cosas difíciles que cada uno habían vivido, ese día sólo se habló de los proyectos a futuro.

En los días venideros Daniel no durmió con su esposo, lo deseaba pero sabía que Camiel, él y una cama no era un buena combinación si lo que quería era poner distancia sexual. No es que se muriera por poner esa distancia, pero Camiel ni siquiera se había disculpado y no se podía solamente pretender que nada había pasado.

Por otra parte la relación con su familia había dejado de tener ese ambiente tenso de cosas importantes por decir, ahora todo estaba relajado, había hablado poco a poco con sus padres, claro que de todo menos de los escencial, al parecer ninguno quería mencionarlo y romper la paz, les bastaba con saber que ahora todo estaría bien y sin saberlo cada uno pensaba no tocar el tema jamás, o al menos no directamente, básicamente su familia y él se habían dedicado a tratar temas superficiales durante todos esos días y todo era pacíficamente armonioso, o lo era hasta esa mañana.

Daniel como en el transcurso de esos horribles días sin dormir con Camiel se despertó algo tarde ya que en la noche no había dormido bien, se fue a la habitación matrimonial, se arregló, fue a amamantar a su hijo y bajó a la cocina, al llegar su madre y hermano charlaban. Daniel tomó una tostada la untó con mantequilla y una taza de café y se sentó en la mesa del comedor a escucharlos.

-Creo que una casa es lo mejor-

-La verdad no sé mamá, ahora la gente vive en departamentos y lleva una vida bastante buena-

-Pero nosotro somos hombres lobo, necesitamos espacio-

-Creo que eso es un punto en contra, pero aun así podríamos salir a acampar algunas veces-

-Debes pensarlo bien, se ve que a tu pareja le gusta el aire libre-

-Es verdad, por cierto hijo ¿Quién eligió esta casa? Es magnífica- Le preguntó su madre de pronto.

-Camiel, aunque no la eligió, la diseñó- Contestó orgulloso.

-¿De verdad?- Preguntó Matt impresionado.

-Sí, esta casa fue construida a las carreras, tenía que estar lista antes de casarnos, y nos casamos rápido.-

-Aun no sé cómo fue tu boda cielo, lamento no haberte ayudado a planearla- Se lamentó su madre.

-No te preocupes mamá, tampoco pude planearla yo, fue casi una boda sorpresa, en realidad Camiel y David se encargaron de todo, yo sólo asistí- Dijo Daniel sonriendo. -Aun así fue la boda perfecta, tengo fotos, lo siento olvidé preguntarte si querías verlas, también hay un vídeo-

-Oh, eso sería fabuloso, esperemos que llegue tu padre para verlas juntos-

-Esta bien mamá, por cierto ¿Dónde está?-

-Está con David, Zachary y Camiel recorriendo el terreno en el bosque, se fueron temprano porque querían estirar los músculos, ¿Estás bien? ¿Que tienes?- Dijo al ver que se ponía algo rojo y empezaba a hiperventilar.

-Nada, nada, estoy muy bien, iré a ver si Liam... Ya vuelvo-

-Daniel espera- Le pidió su madre llendo detrás de él, Daniel sin embargo no se detuvo y al llegar a la habitación matrimonial se encerró allí.

No podía creer que Camiel se hubiera ido, se hubiera ido lejos, lo hubiera dejado solo con el cachorro en la casa, sin protección, no podía creer que se hubiera ido y no lo hubiera llevado con él al menos, que solamente se hubiera ido sin más, sin decirle si volvería ¿lo abandonaba? ¿Y si no volvía? ¿qué haría si no volvía a verlo? tenía que salir a buscarlo, eso, no, no podía, no se sentía bien saliendo de casa, no estaba listo para hacerlo sin él a su lado y no sabía dónde podía encontrarlo porque no sabía en qué dirección se había ido. No sabía que hacer así que caminaba de un lado para otro llorando de la desesperación, y su madre y su hermano llamando al otro lado de la puerta no lo ayudaban apensar, estaba aterrado.

Camiel iba caminando para llegar a la casa, estaba preocupado porque jamás había abandonado la casa desde que Daniel había tenido a Liam y le preocupaba la reacción de Daniel cuando no lo encontrara, podría darle igual como también podría alterarlo, con la situación de Daniel no se sabía que pasaría así que mejor era prevenir. Lamentaba haberle hecho caso a su suegro, que sólo quería ver que tan grande y fuerte era era su lobo para ver si era digno de su hijo, utilizando la excusa de que fueran a estirar músculos y él como idiota sólo le había seguido la corriente .

Su suegro, Zachary y David iban detrás de él, sabía que ellos habrían querido quedarse un poco más en el bosque como lobos, o al menos los primeros, pero habían decidido ir con él cuando les dijo que él ya iba a regresar, seguro temían por sus parejas, y en efecto eso era.

David en un principio no había querido ir al bosque pero Camiel le había pedido que no lo dejará solo con esos dos así que en un acto de solidaridad lo acompañó.

Al llegar al umbral de la puerta esta se abrió y la preocupada madre empezó diciendo -Diganme dónde tienen todas las llaves de esta casa, Dios, no las encontramos y Daniel se encerró en un cuarto y no quiere salir, no me responde- Dijo alterada.

Apenas ella terminó Camiel se saltó olímpicamente a la señora sin tocarla siquiera y subió rápidamente a la habitación, al llegar notó el olor a miedo que desprendía Daniel, eran unas ligeras partículas que aún rondaban por ahí y se desesperó -Daniel abre, soy yo, abre la puerta- Le pidió dispuesto a derribarla si era necesario.

Daniel apenas escuchó su voz corrió a la puerta y le abrió, Camiel rápidamente entró y cerró la puerta de un azotón, abrazandolo con fuerza apenas lo tuvo a su alcance, Daniel llorando de alivio sobre su hombro le preguntó.

-¿Dónde estabas? Eres un imbécil ¿Cómo te fuiste sin decirme dónde ibas?-

-Sólo estaba en el bosque, ya estoy aquí, contigo, estoy aquí- Dijo sobando su espalda.

Poco a poco el olor a miedo iba desapareciendo. Cuando dejó de llorar le sostuvo el rostro enrojecido y le preguntó -¿Estás bien?-

Daniel asintió -Sólo estoy algo cansado, tengo sueño Camiel-

-Duerme, te despertaré cuando sea hora de almorzar-

-No, no quiero dormirme, quiero estar contigo-

-Me quedaré contigo mientras duermes-

-Juralo, te quedaras hasta que me despierte-

-Lo juro, no me iré de aquí, descansa- Dijo poniéndolo en la cama y viéndolo quedarse dormido.

Ese día Camiel lo despertó para que bajaran a almorzar, y la tarde transcurrió sin ningún problema, pudo mostrarle las fotos de recien nacido de Liam a su familia y las pocas fotos que había logrado tomar de él en su forma humana, también el albúm de su boda y el vídeo, logrando sacar unas lágrimas de su mamá, fue una bonita tarde.

En la noche Daniel que se había ido a dormir a otra habitación fue a la habitación de su hijo a la mitad de la noche para darle el pecho ya que tenía algo de leche que hacía que le doliera, una vez su bebé estuvo saciado y en su forma humana no pudo evitar la tentación de tomarlo he ir a la habitación que compartía con Camiel, este lo miró poner a su bebé en la cama con delicadeza y luego acostarse a su lado, Camiel no supo si estaba despierto del todo o si era conciente, pero no iba a protestar por eso, menos cuando lo había extrañado tanto.

A la mañana siguiente Daniel se despertó descansado, como no lo había hecho en días. Camiel estaba mirándolo atentamente, casi sin pestañear, lo ponía algo nervioso. -¿Dónde está Liam?- Le preguntó al notar que no estaba.

-Esta mañana se ha despertado y te ha saqueado el pecho y luego se ha largado a su habitación, no sale de ahí desde que hay mucha gente en la casa- Casi se quejó Camiel.

-¿Estás diciendo que mi familia le incomoda?-

-No, digo que me preocupa que no se esté ejercitando apropiadamente- Dijo temiendo que Daniel se enojara, estaba tan susceptible.

-Mi familia no te agrada, es eso- Dijo algo molesto Daniel.

Camiel no quería pelear con él y hacer la brecha que los tenía tan tensos más grande, así que optó por dejarlo como estaba y alejarse -No importa, lo sacaré a pasear después de desayunar-

-No puedes salir de la casa Camiel- Le dijo Daniel cortante, la sola idea lo enojaba de sobre manera -No sin mi-

Camiel no estaba nada acostumbrado a que utilizaran ese tono con él, y menos que le dieran ordenes, era chocante, pero aun así se armó de paciencia y decidió resolver el tema de una manera pacífica -Está bien, entonces lo llevaremos tu y yo-

-No me siento bien para salir de casa, no estoy preparado- Dijo Daniel cambiando de mandón a inseguro con demasiada rapidez. Camiel sabía que su comportamiento no era así porque él lo quisiera, era la inestabilidad de no tener a su lobo así que solamente decidió darle lo que pedía para sentirse bien.

-Me quedaré aquí contigo y el cachorro entonces, hasta que quieras salir- Daniel le sonrió agradecido y se levantó a bañarse. Camiel pensó que al menos se merecía un beso, le parecía que había pasado una eternidad desde la última vez que Daniel lo había besado con pasión.

Toda esa situación estaba volviéndolo loco, le fastidiaba sentir el olor de otros a Alfas en su casa, sentía que no tenía espacio, quería arrinconar a Daniel sobre la encimera de la cocina mientra preparaba la cena, pero su madre o hermano usualmente estaban presentes por lo que tenía que abstenerse. Quería jugar con su hijo en la sala o sólo quedarse tirado en la alfombra con él como lo hacían usualmente, pero su hijo como él no estaba cómodo y optaba por no salir de su cuarto, extrañaba quedarse junto con Daniel en la sala fingiendo ver esos ridículos programas de televisión que tanto lo entretenían mientras él lo olfateaba embelesado a gusto sin parecer obsesivo. Las mañanas dónde se tomaba su tiempo para complacerlo, como Daniel le decía que no habría más sexo y en las noches le hacía tocar sus nalgas para que notara lo mucho que había aumentado la grasa en ese lugar desde el embarazo y luego le pedía que lo tocara más. De hecho extrañaba cuando sólo eran cuatro personas en la casa, tres adultos y un bebé, dónde David y él se aliaban y lo hacían sonrojarse, o cuando se peleaban por ver quién era mejor y llegaba Daniel a distraerlos. Antes la mejor y única razón por la que quedarse en casa y no salir le parecía maravilloso era porque Daniel estaba ahí, sólo para él, mimándolo, ahora que no podía ni tocarlo, que ya casi ni lo miraba, que pasaba más tiempo con su familia que con él, la casa era una cárcel, lo atosigaba, lo frustraba, sabía que la familia de Daniel sospechaba de él y no entendían realmente lo que sucedía con Daniel, sabía que le echaban la culpa de que Daniel fuera tan dependiente de él, también sabía que pensaban que lo maltrataba y eso de verdad lo molestaba más que todo, jamás tocaría a Daniel si este no quería y lastimosamente para él, no quería, así que tenía deseo acumulado y deseaba salir a correr para quitarse la frustración sexual pero no podía y eso lo estaba estresando en niveles inimaginables, sabía que no se sentiría de esa forma de no ser por la actitud de Daniel con él, sabía que se lo merecía, pero se estaba desesperando de todo.

En el desayuno quedó demostrado que la familia de Daniel pensaba que él era un tipo de secuestrador y que Daniel padecía síndrome de estocolmo, pues así de la nada el cuñado de Daniel había dicho -Hace una bonita mañana para correr ¿no les parece? Daniel ¿no te parece salir a correr un poco?.-

Y Daniel sin darse cuenta de nada le había contestado -No, gracias, quiero quedarme aquí, con mi esposo- Luego lo había mirado a él, sonríendo y seguido comiendo como si nada.

Y Zachary no dándose por vencido había seguido -¿Sabes que puedes salir cuando quieras verdad?-

Sólo Camiel y David pudieron notar que Daniel se ponía algo incomodo, sabían que él no salía porque no se sentía listo y no por otra cosa, aun así parecía que no quería que su familia se enterara de que se sentía inseguro, era obvio que le avergonzaba decirles. Antes de que llegara su familia Daniel había salido junto a ellos y el cachorro al bosque y todo había salido bien, pero parecía que la llegada de su familia sólo conseguía ponerlo nervioso y entorpecer todo lo que habían conseguido.

-Creo que me siento mejor aquí, con mi familia ¿No es verdad Camiel?- Daniel lo miró buscando apoyo pues se sentía cuestionado. Su familia sólo lo tomó como que necesitaba la opinión de su esposo para todo, sólo David y Camiel sabían que pasaba realmente, los otros sólo se dejaban llevar por las apariencias, al parecer habían olvidado por completo que el lobo de Lobo Daniel no aparecía aún y eso lo tenía en desequilibrio.

Camiel sabía que todo lo que dijera sería tomado como una dictadura de su parte para con Daniel, lo que lo tenía sin cuidado, Daniel necesitaba su apoyo y lo tendría sin importar que, así que contestó con firmeza -Por supuesto Daniel, aquí estás protegido, no hace falta nada más- Vió como Daniel le sonrió dejando de estar tan tensionado y luego continuó con su desayuno.

Al terminar Daniel notó que todo estaba demasiado callado así que decidió llenar el silencio comentando -Hoy no me apetece cocinar, hemos estado cocinando casi todo el tiempo- les dijo a su familia, pues entre todos se habían repartido el deber de hacer la cena, almuerzo y desayuno -Tomémonos un descanso y pidamos algo a domicilio ¿si?- Pidió a los demás olvidando lo que pasaba cuando el repartidor era mujer.

Todos estuvieron de acuerdo y cada uno pidió cosas para encargar y de esa forma llamaron a pedir para que les llegara el almuerzo temprano, mientras todos, menos Camiel, a petición de Daniel se quedaron en la sala jugando un juego de mesa con temática militar que al parecer les gustó a todos.

Camiel alcanzó a escabullirse a tiempo antes de que Daniel le pidiera quedarse y subió a ver a su bebé y llevarle trozitos de carne cruda, de esa forma el tiempo transcurrió, jugueteando hasta que el pequeño se cansó de jugar y se quedó dormido, deseaba pronto llevarlo a correr al bosque, se quedó mirándolo dormir un rato y luego bajó a ver que hacía Daniel, que se divertía demasiado con su familia con esas cartas y fichas, al parecer todos lo hacían con la algarabía que tenían.

El timbre sonó y él fue a abrir, sabía que pasaría si el de las entregas resultaba ser mujer y Daniel lograba mirarla interactuando con él, pero tenía un plan, el plan era pagarle y recibir la entrega de comida a domicilio lo más pronto posible.

Pero Daniel tenía otros planes, a pesar de la algarabía que había logró escuchar el timbre, y bajo la curiosa mirada de su familia se levantó y se dirigió dónde Camiel, todo estaba en atento silencio.

Para mala suerte de Camiel la repartidora era una caliente mujer humana que no pudo dejar de notar lo atractivo que era él, y aunque intentó pagar rápido la mujer insistió en hacer la lista para ver si todo había llegado bien y en devolverle el cambio correctamente, aunque Camiel le dijera que todo estaba bien y que podía conservarlo la mujer se rehusaba a entregarle la comida, ella primero quería hablar sobre sus servicios y justo cuando Daniel se ponía detrás de él a la maldita mujer se le ocurrió decir -Aquí está mi tarjeta personal, también ofrezco otro servicios- y le guiñó el ojo- Daniel se abalanzó como un tigre sobre la mujer después de decir que la mataría, Camiel alcanzó sostenerlo de la cintura y detenerlo, pero Daniel de verdad estaba furico y le gritaba que lo soltara para poder matarla, estaba fuera de control.

Como Camiel tenía la fuerza para poder detenerlo para el era facil manejar su descontrol, así que con una mirada le indicó a David que se hiciera cargo de la repartidora y subió a Daniel a la habitación de ambos, lo dejó en la cama y se apresuró a cerrarla puerta pues Daniel rápidamente se incorporó para salir a golpear a esa maldita mujer.

-Dejame salir Camiel, voy a golpearla por zorra- A Camiel le hizo gracia verlo tan celoso.

-Es sólo una mujer Daniel-

-Una mujer que te coqueteaba descaradamente ¿por qué no le dijiste que eras casado y que te dejara en paz?-

-No me diste tiempo-

-No es que no te diera tiempo, es que te gustaba ¿no es así?- Le dijo desconsolado.

-Era una humana Daniel, no podía interesarme- Le dijo para que se tranquilizara. No le gustaba verlo tan inseguro.

-¿Quieres decir que si fuera una Omega tu...- Camiel lo interrumpió.

-No, sabes que no puede gustarme nadie que no seas tu-

-¿De verdad? Entonces dime que eres mio, para siempre, que soy y seré el único-

-Daniel, lo sabes, sabes que no va a interesarme nadie que no seas tu, te marqué y me case contigo, tenemos un hijo, y soy adicto a ti, nadie que no seas tu va a lograr que me ponga duro, y va a ser así para siempre- Se declaró a su manera, sin ser tan cursi. Eso pareció calmarlo. Daniel lo miró enternecido y se sonrojó sintiéndose tonto por haber hecho esa escena.

-Lamento haber enloquecido así, sólo no me gustó que te coquereara... -Daniel tomó aire, le hervía la sangre de recordarlo, tanto así que se acercó a Camiel y de la nada lo mordió en el pecho, y no sólo una vez, sino muchas veces, marcandolo.

Camiel sabía que era el instinto hablando por él, se sentía amenazado y necesitaba asegurar y demostrar que era suyo, por eso le dió acceso a otras partes de su cuerpo, como su espalda, hombros, y cuello. Después de que Daniel lo ignorara por tanto tiempo esas mordidas para él eran como besos de ángel, Daniel lo estaba haciendo un masoquista de mierda.

Daniel no sabía en qué momento se había dormido, sólo sabía que se había despertado de un momento para otro, estaba sobre Camiel, quien no tenía camisa pero sí un montón de heridas, heridas profundas de mordidas ¿de verdad él había hecho eso? Dios, se había vuelto loco, había agredido a Camiel. Estaba horrorizado de él mismo y se sentía muy culpable, y como si eso lo remediara empezó a llorar.

Camiel escuchó un sollozo y eso automáticamente lo hizo abrir los ojos, ver a Daniel llorando estaba en primer lugar en la lista de cosas que más odiaba. Lo abrazó sin preguntar y de la misma forma lo besó, con todas las ganas que había acumulado, hasta que estuvo seguro que había olvidado todo lo que lo hacía llorar.

Cuando el beso terminó Daniel lo miró algo enturbado del deseo, pero poco a poco se fue apagando hasta volverse una mirada triste -Te lastimé-

Camiel sonrió -No, me gustó- Le confesó -Estuviste ignorandome mucho tiempo, el que me mordieras me hizo sentir mejor, me quitó una gran tensión que había en mis músculos-

Daniel lo miró con desconfianza, no sabía si tal vez lo decía para quitarle culpa, pero por otro lado el que dijera eso la aumentaba -Lamento esto, no quise que te sintieras mal, últimamente mis decisiones son muy malas, quería hacer el amor contigo pero aun así me abstuve y puse distancia, lo de dormir en camas separadas fue demasiado extremos y no estoy descansando bien, te extraño, sé que estamos viviendo en la misma casa, pero estamos tan distantes y tenías razón, amo a mi familia pero no era el momento para saber de mis padres, me siento más cansado desde que ellos están aquí, no soy lo suficientemente fuerte para... -Camiel le puso un dedo en la boca.

-Primero y antes de que digas algo, quiero decirte que me preocupa eso de que te saltes comidas, no es tu culpa, pero me preocupa y quiero que estés tranquilo y dejes de llenarte la cabeza de pensamientos innecesarios, estás manejando muchas cosas a la vez de una manera excelente, es normal que te canses, y como no estás comiendo como es debido a la hora que es te debilitas, aun amamantas, y por eso estás tan cansado, no es por nada más, eres muy fuerte, lo sé, y la razón por lo que no te dije lo de tus padres no fue porque no lo eres fue porque- En ese momento llamaron a la puerta, Camiel pudo adivinar que era David, el único con los suficientes cojones para interrumpir -Te diré después, ahora tenemos que comer- y justo para eso venía David.

Camiel le abrió la puerta para que pasara y luego la cerró -¿Cómo está el cachorro? Ya es bastante tarde y hace rato que la cena pasó ¿Comió algo?- Preguntó Camiel algo preocupado por su cachorro.

-Primero que nada woo- dijo al ver lo maltratada que estaba su piel con todas esas marcas de dientes -Te atacó en serio- Se burló. Daniel se puso rojo inmediatamente, él tampoco superaba que pudiera llegar a ser tan salvaje. Luego David continuó dejando todo lo que había traído en la mesa de noche -Lo hizo, le dí carne cruda y algo de leche antes de la cena, después de eso intenté hacer que cenara, pero no quiso verduras, se comió toda la carne cocida que le dí y algo de pan con pasas, creo que quedó lleno, es bastante exigente. Por cierto, ya que ninguno de los tres pudo almorzar, ni cenar, traje los pedidos a domicilio del almuerzo para la cena, lo calenté en el micro, de nada. Luego se acomodó en el respaldo de la cama y subió los pies sentándose como un indio, para su comodidad, Daniel también hizo lo mismo mientras que Camiel empezaba a servir, a este último no le importaba en absoluto la compañía de David, ni que se sentara en su cama subiendo los pies, se podía decir que era hasta agradable estar los tres juntos, un poco de normalidad para variar. Les pasó un plato lleno de arroz con camarones a cada uno y dejó el resto de cosas en el centro de la cama para que cada uno cogieralo que quisiera, él también se sentó en la cama, se sentó como un indio imitandolos y comenzó a comer, aunque no pudo evitar preguntarle -¿Por qué no almorzaste ni cenaste?-

David tragó antes de contestar -Lo siento Daniel pero es que no me siento muy comodo con tu familia, tal vez son personas agradables pero aun así me siento incómodo, y sin ustedes dos las cosas se ponen más incómodas, siendo yo el único desintegrado ahí pensé que sería mejor excusarme del almuerzo con ellos y sacar a Liam a pasear, lo mismo ocurrió en la cena-

Camiel asintió, lo entendía más que bien.

-¿Liam salió a pasear? ¿Cómo se comportó?-

-Bien, correteó un poco y persiguió a una ardilla- Daniel se lo imaginó mordisqueando a la ardilla y quiso sonreír.

-Es bueno que haya salido y tomado aire fresco para variar, es muy tímido, y jamás se le ve merodeando como antes- Dijo Daniel algo desanimado, sabía que la razón por la que Liam no salía ya de su cuarto era su familia, no se sentía cómodo con ellos.

Como si adivinara que pensaba Camiel le palmeó el hombro.

-No te distraigas y come- Le pidió su esposo.

La cena estuvo realmente deliciosa, pero al terminar cada uno estaba sumergido en sus propios pensamientos, en sus problemas más bien.

-Iré a ver como está Liam- Dijo Camiel levantándose para ir a ver a su cachorro.

Apenas Camiel se había ido Daniel le preguntó a David.

-¿Ocurre algo?-

-No, nada ¿Por qué?-

-Te ves bajo de energía-

-Sólo tengo algunos asuntos que resolver, tengo que irme, pero no tengo valor-

-¿Dónde vas? ¿y por qué no tienes valor?- Preguntó curioso, David se veía demasiado desanimado.

-Voy por mi Omega- Suspiró -Sé que todo va a salir mal, no hay forma en que salga bien- Se quejó.

-No seas pesimista, toda será maravilloso, es tuyo, van a ser una pareja feliz- Intentó animarlo Daniel.

-Ese es el problema Daniel, no es mio, no podemos ser una pareja si él no me reconoce, y no lo hará, es un Omega, tu como Omega respondeme esto ¿Te parezco una pareja potencial?-

-Eres guapo- Le dijo Daniel no queriendo responder.

-Sabes que no es lo que pregunté, sé sincero y responde- Le pidió.

-No, lo lamento- Dijo decaído, si él como espectador no podía ver un lado positivo mucho menos David, entendía que estuviera tan afligido.

-Ni siquiera sé porqué voy, ni siquiera lograré hacer que me mire, no soy un Alfa, no puedo llamar su atención-

-Eres una excelente persona, te vas a ganar su corazón y tendrás su atención seguramente si te empeñas en eso- le dijo Daniel intentando animarlo de nuevo.

-Pero no la clase de atención que quiero, me dejará en la zona de amigos y prefiero no volver a verlo jamás que tener que pasar por eso, ojalá fuera un Alfa -Estuvo apunto de decir "ojalá pudiera transformarme" Pero recordó que Daniel tampoco podía hacerlo, así que se frenó.

-Todo sería menos complicado si tuvieras un lobo- Le dijo Daniel, en su cabeza intentaba buscar una solución, pero todas eran disparatadas - Ojalá pudiera darte uno, si tuviera dos te daría uno, o te lo compraría si supiera dónde puedes comprarlo y lograr que se haga energía pura para que conviva con tu espíritu y pueda manifestarse de forma física, ojalá supiera quién tiene... Dos- Su cabeza hizo click, pensando un poco si sabía quién tenía dos, increíblemente existía alguien con dos lobos dentro de sí, Camiel. -Sé quien podría darte uno- Le dijo emocionado.

David soltó una risita pues pensaba que bromeaba, pero la ilusión en su rostro lo hizo tomárselo en serio por alguna extraña razón.

- No sé si es posible pero tenemos que averiguar- Siguió Daniel.

-¿Quién esa persona?- Preguntó curioso. Daniel se lo pensó un momento y continuó.

-No sé si puedo decirte su nombre, preguntaré primero y luego te digo, en todo caso investigaré para saber si es posible y... -En ese momento entró camiel con su hijo en brazos en su adorable forma de bebé humano.

-Quiere tu leche- Le dijo Camiel pasándoselo.

-Bueno, yo me iré a dormir, que descansen- Se retiró David.

Daniel tomó a su bebé y comenzó a amamantarlo, Camiel se quedó mirándolo embelezado pues hacía mucho tiempo no lo veía hacerlo, Daniel de pronto desvió la atención de el bebé y la centró en el sonriéndole.

-Camiel, cielo, hay algo que quiero preguntarte-

-Adelante-

-¿Recuerdas cómo fue que te pusieron ese... Otro lobo dentro de ti?-

-Si, lo recuerdo, no todo pero si algunas cosas, muy pocas-

-¿Tu crees que esa cosa pueda salir de ti e ingresar en alguien más?

-¿Por qué lo preguntas?- -¿Empieza a molestarte el que...

-No, no, no es eso- Daniel suspiró, no quería ser malinterpretado -Necesito que ese lobo salga de ti e ingrese en alguien más, es decir, quiero que ese lobo parásito sea el lobo de alguien más-

-¿El lobo de quién? No estoy entendiendo nada, por qué querrías algo tan horrible para alguien más-

-No es horrible, es una medida desesperada-

-¿Una medida desesperada? ¿Quien en su sano juicio haría algo así por alguien?-

-Yo, yo con tal de ser tu Omega haría lo que fuera, y no soy el único, otros más lo harían-

-Daniel, debes explicarme todo, porque no entiendo a qué viene todo esto, quién es la persona que está tan desesperada-

-David, sé que no debería contar sus secretos pero necesitamos tu ayuda, te contaré, David es un híbrido, él tiene algunas capacidades de hombre lobo pero no puede transformarse porque no tiene un lobo dentro y por eso el no puede estar con su Omega, lo conoció hace unos años y realmente lo ama, pero no puede estar con él porque no es un Alfa, y seamos realistas, un Omega jamás miraría a nadie que no sea un Alfa.

Camiel asintió, sabía a qué se refería, una de las razones por las que dejó en el pasado que Daniel estuviera conviviendo en el mismo cuarto que David fue esa, David no era un Alfa y no había forma en que despertara su interés sexual.

-David nos necesita, necesita un lobo para reclamar a su pareja y tu tienes dos, hay que encontrar la forma de obligar a esa cosa a cambiarse de cuerpo-

-Pero no estaríamos haciéndole un favor Daniel, lo estaríamos condenando, no tienes idea de lo mucho que me costó controlarme y no cederle el poder de mi cuerpo a esa cosa, para David no va a ser fácil tampoco, y aun así no estamos seguros de cómo se desarrollará todo, puede que David no resista y el muera-

Daniel suspiró -Necesitamos saber si es posible al menos, después de todo es familiar tuyo, la sangre de tu familia corre por sus venas, hay que intentarlo al menos, no creo que David pueda vivir sabiendo que no hizo hasta lo imposible-

Camiel asintió, sintió que era  su deber ayudar a David pues este lo había ayudado a él cuando lo necesitó, además, él era familia, tenía que ayudarlo. -Tenemos que hablar de esto con tranquilidad los tres, es lo primero que tenemos que hacer, pero investigaré si es posible mientras- Le prometió Camiel. -No podemos decir nada antes de saber si puede hacerse-

Daniel sonrió feliz por haber obtenido su ayuda -Gracias cielo, eres el mejor-
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