Planes contigo.

Resultado de imagen para tumblr png
Daniel despertó sintiendo algo mojado entre sus piernas, tocó la humedad y como era de madrugada y estaba oscuro no pudo ver que era, miró a Camiel quién dormía profundamente y no quiso despertarlo, tal vez sólo era una tontería, se dijo, que por eso no lo despertaba. Aunque en realidad pensaba que era sangre y estaba asustado.

Se quitó el brazo de Camiel de la cintura con extrema suavidad y corrió al baño, cerró la puerta y encendió la luz, confirmó entonces su temor más reciente, era sangre, una punzada en el final de su columna lo hizo sentarse en el suelo, era un dolor que podía soportar, pero aun así era un dolor, uno agudo.

Permaneció unos minutos en el suelo pero pronto se dió cuenta que el frío del piso sólo aumentaba la molestia, además estaba sintiendo que algo tiraba de los huesos de sus caderas, no era doloroso, pero era una sensación demasiado fea en los huesos que lo hacía estremecerse.

Necesitaba algo caliente para sentirse mejor, pensó casi instintivamente, se quitó lo único que tenía puesto que eran unos boxers, se dirigió a la bañera y comenzó a llenarla y no se metió en ella hasta que la temperatura fue de su completo agrado.

No quería despertar a Camiel pero estaba aterrado, no sabía que sucedía, pero lo único que tenía sentido en ese momento para él era que estaba sufriendo un aborto ¿Cómo despertar a Camiel para decirle algo así? Cuando antes se veía tan cansado...

Sintió que algo tiraba de sus entrañas sacándolo de sus pensamientos, fue lo más doloroso que pudo haber sentido en su vida, de hecho le sacó un gemido que apagó con sus manos y unas cuantas lágrimas.

Apesar de que estaba recostado en la bañera los tirones le obligaron a extender las piernas separándolas un poco, no le quedó de otra que apretar los dientes y aferrar las manos a los bordos de la bañera. Sudor frío bajaba por su cuello y cada vez que sentía un tirón su cuerpo se tensaba con un espasmo. El agua se iba tiñendo de rojo claro aumentado su pánico, iba a llamar a Camiel cuando sintió que algo lo atravesaba y salía de él.

Sin pensar siquiera se sentó rápidamente, mirando entre el agua enrojecida a un pequeño lobo bebé, lo sacó del agua con sus dos manos como atrapando peces, tenía miedo de que estuviera muerto, era tan pequeño, más pequeño que su mano, tan delicado, tan precioso. Su corazón estaba en vilo, supo que si cría estaba muerta él querría morir con él.

El pecho le dió un brinco cuando lo vio mover una patita, luego su boquita. Lo besó con una emoción indescriptible en el corazón y lo puso en su pecho, junto a su corazón, para que lo escuchara, fue algo instintivo.

Era tan pequeño que pudo abarcarlo completamente sólo con una mano, quitó el tapón del sifón para dejar que el agua sangre se fuera y luego abrió un poco la llave para lavarse y lavar a su cachorro.

Lo lavó con extremo cuidado, dejaba mojar su mano un poco y luego la pasaba por su aún calvo bebé, tan rosado, él pequeño se movía en protesta lentamente, dejando salir un sonido tan bajo y tan tierno que Daniel lloró de la emoción. Tocó sus perfectas patitas, su colita, sus tan peñitas orejas, su pancita llena, era tan hermoso. Ver su redonda pancita le hizo caer en cuenta que tal vez tuviera hambre y por un una vez agradeció que los pechos que tanta incomodidad le habían causado estuvieran ahí, para él.

Acercó la boca del cachorro a su pezón y vió con fascinación como este sabía que hacer con el. Succionaba con tantas ansias que no podía creer que se tratara del mismo cachorro que un instante antes parecía sólo querer dormir. Aunque las caderas empezaron a molestarle no se atrevió a interrumpir la comida de su bebé, sólo lo miraba secarse con su calor, haciendo que poco a poco su cuerpo se fuera cubriendo de una pelusa de color blanco. Rato después el pequeño se desprendió de su pecho al parecer profundamente dormido.

Daniel aprovechó para levantarse, la parte inferior de su cuerpo estaba algo entumecida, pero por demás se sentía perfectamente bien. Salió de la bañera con cuidado y se dirigió lentamente hasta la cama dónde Camiel aún se veía dormir, se metió en la cama junto a él, sintiéndose muy a gusto con su calor, no había caído en cuenta que se congelaba hasta que se metió bajo la sabana. Puso su cachorro sobre su pecho y cerró los ojos, después de lo que pareció mucho tiempo se sintió en paz.

Camiel despertó ese amanecer y sintió el delicioso aroma de Daniel inundar su nariz, en comparación al que había percibido en él con anterioridad este era más dulce si era posible, y también se mezclaba con un deje de aroma a leche. Pronto pudo reconocer un débil aroma escondido con el de Daniel, un aroma que no había percibido en él nunca. Abrió los ojos y vió la apacible cara de Daniel dormir profundamente, todo parecía normal a simple vista, pero aun estaban los aromas en el ambiente, uno que lo hacía querer despertar a Daniel de la manera más deliciosa posible y otra que le inspiraba algo totalmente diferente. Curioso decidió inspeccionar con su olfato, removió entre las sábanas hasta que vió algo pequeño y peludo, como una rata, derepente cayó en cuenta ¿podrías ser? ¿Esa cosa tan pequeña era su... Hijo? el corazón comenzó a latirle con fuerza, con su gran mano tomó a ese pequeña bola de pelos y la inspeccionó, ella se removió incómoda y comenzó a buscar con su pequeña boca algo en su palma, no se necesitaba ser genio para saber que, así que lo acercó a un pezón de Daniel, una madre amamantando a su hijo, esa escena era una de las más bellas que había visto en su vida. Su cría y su pareja con él ¿Podría alguien sentirse más agradecido, más dichoso? Tuvo ganas de comerse a Daniel a besos de lo feliz que se sentía, pero sabía que si lo tocaba se despertaría. Así que se quedó mirándolos hasta que no pudo más, y empezó a acariciar con un dedo al bebé, que en respuesta sólo movía una patita levemente, sin poder evitarlo lo desprendió del pezón y los sostuvo entre sus manos, la pelusa chilló y gimió un poco, preocupado por no despertar a Daniel a Camiel sólo se le ocurrió encerrar con sus manos a su hijo y "arrullarlo" aunque más bien fue agitarlo, luego cuando ya estuvo callado de nuevo comenzó una nueva inspección más detallada. Le habían dado dos pequeños recortes de triángulos aplastado por orejas, una microscópica nariz rosada, una redonda panza y su cola ni siquiera era del largo de su meñique, el cabía casi en su meñique ¿Cómo alguien tan pequeño había podido causar tantos problemas? lo acercó a su rostro lo suficiente para olfatearlo, sabía que por el momento no olía a Daniel ni a él, es decir, el olor de su madre estaba impregnado naturalmente, pero él emanaba un olor diferente, un olor suave sin nada característico ¿Era un él verdad? Algo incómodo pero guiado por la curiosidad lo volteo panza arriba en su palma y bajó su cola. Sí, era un él ¿o no? Bueno, con unas partes intimas tan pequeñas era difícil saberlo. Volvió a ponerlo panza abajo y lo acercó de nuevo para olfatearlo otra vez, su pequeño hocico olía a leche y sin poder resistirse lamió su nariz. Instintivamente liberó su efluvio para marcar tanto a su Omega como a su cachorro, haciéndoles saber que siempre estarían bajo su protección, la vida estaba siendo muy buena con él, no pudo evitar pensar.

-Área despejada-

-Sigan avanzando-

David había comenzado una misión secreta con ayuda de los miembros de su equipo y otros grupos de ataque, para esto habían necesitado la aprobación de los peces gordos de la base pero había valido la pena. Las cosas horribles que se encontraron en aquella guarida subterránea de experimentación en Rusia eran simplemente enfermas, asqueantes. Habían matado a todos los de los niveles superiores, y sólo les faltaban dos niveles más. Mientras caminaban podían observar a través de los cristales transparentes diferente especies vivas de las que la raza humana no tenía ni idea o pensaban que sólo era ciencia ficción. La menos asquerosa y casi estética era una sirena bastante fea con cola de pez y con forma humanoide la cintura para arriba, nada que ver con las bellezas de las ilustraciones de los cuentos. Ella estaba ahí, en un tanque tan pequeño que casi podía jurar que desde siempre la pobre padecería claustrofobia, a saber que pensaban hacer con ella. Ese nivel estaba sospechosamente solo, no había nadie, seguramente los pocos que quedaban vivos estaban atrincherados en el último nivel, esperando que tomaran el ascensor para matarlos, que mal para ellos, David ordenó poner una bomba de baja potencia en el ascensor y luego mandarlo hacia abajo, todos se resguardaron a espera a que el ascensor estallara y cuando finalmente explotó todos comenzaron a descender por cuerdas hasta el último nivel.

Tres semanas después Daniel estaba en la sala abrazado a Camiel desde atrás porque lo tenía recostado entre sus piernas, habían estado dándole trocitos de carne cruda a su cachorro y cuando había quedado satisfecho el chucho se había puesto a dormir.

-Cielo, cuánto crees que tarde en mostrarnos su carita humana, no es que me queje porque es un cachorrito muy tierno, pero como lobo crece demasiado rápido... Creo que fue apenas ayer cuando podías envolverlo con una media- Dijo Daniel apretandolo en brazos y achuchando como lo hacía con su hijo, aunque a veces le parecía que en lugar de hijo le habían dado una mascota... Una a la que tenía que amamantar y que lo tenía como una vaca lechera.

-Ahora se las come...- Dijo Camiel burlón. De pronto se volteó para acorralar a Daniel contra el sillón mirándolo fijamente, como si quisiera devorarlo.

-Jaja, te he dado un hijo muy saludable, es normal que quiera mordisquear todo...- De pronto lo que decía se fue frenando hasta convertirse en casi un susurro, se había dado cuenta de cómo lo miraba, de una forma que le cortaba el aliento. Camiel tomó su cara entre las manos y lo besó, lentamente, su lengua se fue introduciendo y tocó la suya, Daniel siguió el beso y comenzando a mover la lengua imitando un remolino alrededor de la de él, fue un beso suave que ambos disfrutaron saboreando. cuando el beso finalizó ambos se miraron a los ojos con deseo. Estaban en una posición demasiado sexual, el pene de Camiel presionando contra él y sus piernas casi rodeandolo.

-Quiero embarazarte otra vez- Le soltó Camiel como una caricia.

-Lo sé, y yo quiero que me embaraces- Le dijo Daniel con ternura.

Camiel suspiró, no se sentía muy bien ser él el que pusiera los peros, pero la salud mental, emocional y física de Daniel era primero -Sé que harías lo que yo te pidiera, pero también sé que si algo tenemos en común es que ambos queremos muchos hijos, lo quieres tanto como yo pero tengo que preguntarte... ¿Estás seguro? Hace apenas unas semanas tuviste al cachorro ¿Te sientes preparado para cargar con tal vez más de una cría en tu vientre tan pronto?-

Esta vez fue Daniel quien suspiró -Sí, me siento preparado y quiero pero, ahora no se trata sólo de nosotro dos, ahora también se trata del bebé, tenemos que ponerle todo nuestra atención para que crezca bien, al menos por un tiempo, no quiero que crezca con deficent de amor por tener hermanos que le quitan la atención ¿Estás de acuerdo?-

- Sí, ahora él es nuestra prioridad, además, tenemos toda una vida para que me dejes embarazarte...- Le dijo mirándolo a los ojos con un deseo imposible de disimular. -En cuanto a tener sexo ¿Cómo vamos a evitar embarazos?- Camiel frunció el ceño -Diciéndolo así suena horrible, suena como a que no puedo cuidar a mis hijos-

-Jaja no seas tonto, eres un padre asombroso, si no tenemos embarazos por el momento es porque es lo que creemos más correcto para nuestro hijo, queremos brindarle toda nuestra atención en sus primeros años de vida, no porque no puedas cuidarlos, te juro que ahora mismo la preocupación es que los sobreprotejas, que es todo lo contrario- Lo decía porque Camiel no había dejado a su cachorro ni a sol ni a sombra desde que lo había visto por primera vez, se la pasaba los primeros días midiendo que tuviera la temperatura adecuada, luego lo media para asegurarse de que su forma de lobo estuviera creciendo bien y lo dejaba dormir con ellos cuando ya de sobra podía dormir en su propio cuarto y ni hablar de que le pesaba la comida y le controlaba la grasa que podía ingerir, Camiel era un controlador.

-No los voy a sobreproteger- Se defendió.

-¿Seguro? Porque la reja de la escalera no dice lo mismo- Se refería a una reja que había puesto en la escalera, de esa forma el cachorro no podía caerse por ahí, según Camiel. Ambos lo habían visto caminar a los pocos días de nacido, había sido maravilloso, pero Camiel alarmado le había cortado el acceso a partes de la casa que consideraba peligrosas para él, entre ellas la escalera.

-Sabes que como tiene mucha energía podría enredarse en sus patas y caerse, es por su bien, además- dijo queriendo empezar a picar -Tu tampoco no te quedas atrás cariño- Camiel había empezado a decirle cariño dos semanas atrás, ese día Daniel le había saltado encima de la felicidad y por poco tienen sexo apresurado sobre el comedor, lastimosamente tuvieron que separarse porque su cachorro entró dando saltitos y tuvieron que detenerse, muy malo para la calentura que se cargaban ambos.

-¿Qué yo tampoco me quedo atras? ¿Yo?- Dijo Daniel incrédulo, no podía creer que lo tildara de sobreprotector cuando era él el que exageraba.

-¿Qué hay con la correa cuando lo sacamos a pasear por el bosque?- Se refería a la corre que compró para sacarlo a pasear.

-Bueno, es que podría salir corriendo ¿no? o comerse alguna planta venenosa, o podría ser atacado por un animal si no lo tenemos cerca- Se explicó.

-¿Y los baños que le das siempre que lo sacamos al exterior?-

-Es importante que esté limpio, podría tener una plaga habitando en su pelaje, ya sabes, en la naturaleza hay parásitos, es para prevenir- Después de decir esto Daniel sonrió y luego rió sin poder evitarlo -Ambos estamos exagerando-

Camiel también rió pero aún estaba reacio a reconocerlo -No, somos buenos padres, estamos haciendo un excelente trabajo juntos-

-Es verdad, lo hacemos- Le dió la razón. -Por cierto, recordé que aún tenemos que hacer algo, tenemos que ponerle un nombre- Ya habían pasado muchos días y su cachorro aún no tenía nombre, eso se debía a que en un principio temían ilusionarse con él y que algo malo pasara y después, cuando ya lo tenían en brazos, les fue imposible ya que a ninguno se le ocurría un nombre apropiado para él que no fuera el de una mascota, Daniel insistía en que primero tenía que ver su rostro antes de ponerle un nombre, pero dado a que el cachorro aun no mostraba su forma humana no podía postergarlo más.

-Me gusta Liam- Dijo Camiel.

¿Liam? Se lo pensó Daniel -Entonces Liam será, es un bonito nombre-

Un llanto de bebé los hizo mirar a ambos hacia arriba, luego ambos se miraron a la cara y sonrieron, apresuradamente se levantaron del sofá y se dirigieron al cuarto donde habían dejado a su hijo durmiendo. Al llegar encontraron a un pequeño bebé moviendo sus manitos y sus piesitos. Camiel lo tomó en brazos y comenzó a inspeccionarlo.

-Tiene mi cabello- le dijo a Daniel al ver la pelusa negra en su cabeza -Tus ojos y tu boca-

-Será muy guapo cuando crezca- Dijo Daniel con lágrimas en los ojos de la emoción.

-¿Estás llorando?- Le preguntó Camiel atónito.

-Es... Es que es precioso-

Camiel le pasó al bebé y luego le besó la frente -Como tu, estoy muy agradecido contigo-

Daniel negó -No, yo lo estoy contigo, esto es perfecto, lo que siempre quise-

-Daniel, eres increíble.-Dijo Camiel no creyendo lo tierno que se veía, había tenido un hijo y ni se notaba, y ahora lo tenía en brazos y nada opacaba su ternura. -Me gustas mucho- Daniel lo miró como si le hubiera crecido otra cabeza.

-¿Estás diciéndome eso porque quieres distraerme o lo dices en serio?- Camiel le sonrió.

-Durmamos a Liam y luego lo averiguamos-.

De está manera Daniel amamantó al bebé y lo dejó sobre la cama profundamente dormido, Camiel sólo lo observó atento mientras lo hacía, de nuevo había vuelto a tener esa expresión de piedra ilegible en el rostro por lo que Daniel no pudo adivinar en qué pensaba cuando lo miraba de vez en cuando. Apenas dejó al bebé en la cama, Camiel lo arrastró fuera de la habitación tomándolo completamente desprevenido con su rapidez y fuerza. Lo cargó hasta la sala dónde lo tendió en la alfombra, Daniel no tuvo tiempo de protestar, su camisa quedó hecha trizas, y su pezón era fuertemente succionado para cuando pudo reaccionar,las cosas se tornaron calientes, tanto que Daniel estaba tan excitado que ni siquiera podía gemir, sólo lanzaba gritos de desesperación cada vez que Camiel lo mordía, era una tortura pero aun así mantenía la cabeza de Camiel presionada contra su pecho, enterrando los dedos en su cabello. Luego fue un adiós a la ropa.

Camiel estaba vuelto una bestia, claro que metafóricamente hablando. Él sólo quería enterrarse dentro de su cuerpo lo más pronto posible, los soniditos que soltaba Daniel eran bastante excitantes, pero su cara era lo mejor, tenía una cara de placer magnifica, sus ojos estaban cerrados y respiraba por la boca, su rostro estaba rojo, se sentía completamente complacido consigo mismo, con su vida en general, su Omega estaba buenísimo y era hermoso en todos los aspectos posibles, tenía un hijo saludable con los ojos de su Omega que tontamente lo hacía estar orgulloso sólo moviendo la cola, y su Omega era tan sexy y... Sin querer esperar nada ingresó en él, estaba tan mojado que fue fácil, con cada embestida sacaba un grito de su garganta, Daniel estaba completamente abandonado al placer, ni siquiera estaba rodeándole las caderas con las piernas, se veía tan ido en el deleite, sólo recibiendo. Camiel por su parte sentía que se lo estaba cogiendo con el alma, sabía que jamás se cansaría de poseerlo, era un adicto de él y sentía que cada vez que lo tomaba era mejor. Daniel como era de esperar no tardó mucho en llegar al orgasmo, se corrió y sin más quedó inconsciente, Camiel quería con toda su alma correrse dentro de él, anudarlo y dejarlo en embarazo, pero no lo hizo por Daniel y lo que había hablado con él, sabía que a él no le importaría si lo embarazaba mientras estaba inconsciente, pero no traicionaría su confianza. Con todo el autocontrol que tenía salió de él y se corrió, al principio no prestó atención a su pene por estar mirando tan atentamente la entrada de Daniel, pero era doloroso anudar fuera y eso exigía algo de atención, por eso tomó en su mano el nudo que se formaba en la base de su pene y lo apretó con fuerza, no era nada agradable la sensación pero tuvo que quedarse así hasta que el nudo se deshizo, esperaba no tener que pasar por eso otra vez, no se sentía nada bien, de hecho lo odiaba. Aunque ésta vez anudar afuera por fin le trajo algo bueno o al menos lo hizo notar uno de los momentos que más morbo le daría en toda su vida. Al salirse de dentro de él pudo por fin apreciar algo que no había ocurrido hasta ese momento, Daniel se había corrido por el culo también. Apenas había salido de él ese liquido transparente había bajado en abundancia por sus nalgas.

Normalmente cuando un Omega masculino tenía un orgasmo se corría, tanto por su pene como por su trasero, ese líquido no era lubricación, tenía el mismo olor pero era aún mejor al gusto. Daniel hasta ese momento jamás se había corrido por su parte trasera con él antes, lo que lo hacía pensar al respecto del porqué, la primera vez con Daniel había sido muy buena, ambos habían tenido el orgasmo y se habían corrido, pero Daniel no lo había hecho por su entrada esa primera vez y después tampoco ¿Sería porque estaba embarazado durante ese periodo?Como sea que fuera Camiel estaba fascinado por su descubrimiento.

Daniel comenzó a dar indicios de despertar así que se acostó a su lado para esperar a que espabilara, ahora tenía una gran oportunidad de verlo sonrojado y avergonzado y no iba a desaprovecharla. -¿Estás despierto Daniel?-

No sólo estaba despierto, estaba mortalmente avergonzado, es que se había desmayado del placer, literalmente, Camiel lo había vuelto loco y... Se abochornaba de sólo recordarlo, no había podido ni hablar de lo intenso que se había sentido todo.

-¿Tienes verguenza? No tienes porque, sé que soy bueno en lo que hago, y más cuando se trata de dar...- Daniel le puso una mano en la boca.

-Cállate, no entiendo porque quieres avergonzarme-

-Ya te dije que no tienes porque hacerlo, estuviste fantástico-

-Camiel, yo... ¿Crees que soy malo teniendo sexo?- Preguntó de pronto, es que Camiel tenía mucho experiencia y él siempre se estaba corriendo antes de tiempo, no duraba nada y como hace un momento, se desmayaba.

-¿Qué? Claro que no, eres tan bueno en la cama que siempre quiero hacerlo una y otra vez- ¿Por qué Daniel dudaba sobre eso? -Me encanta cuando tu empiezas a gemir y eres tan sincero sobre cómo te sientes y después tú...- Daniel volvió a poner la mano en su boca para detenerlo.

-¿Por qué tu siempre recuerdas todo lo que hacemos y yo sólo recuerdo algunas partes? ¿Si tu lo disfrutas tanto como yo porque soy yo él único que se desmaya? ¿Por qué soy él único que se vuelve loco de placer? Cuando acabamos siempre estás tan consciente, no lo entiendo-

- Daniel eso...- Le iba a aclarar porque pero Daniel lo interrumpió.

-¿Acaso tu... Has fingido alguna vez conmigo?-

-¿Fingido?-

-¿Has fingido un orgasmo estando conmigo?- Daniel lo dijo con tanta preocupación pero aun así Camiel no pudo evitar reírse. -No te rías Camiel, lo digo en serio, contesta- Pero aunque le dijo esto Camiel se rió aún más fuerte. Indignado de que se burlara de él en su cara decidió irse, Camiel se lo evitó por supuesto pero aun así siguió carcajeándose.

Pasó un largo rato para cuando pudo dejar de reírse y entonces si le dió su explicación.

-Daniel, nunca he fingido un orgasmo porque como deberías saber es imposible para un Alfa, el nudo no se puede fingir, ni el semen, ni las erecciones- Luego de decir esto se rió otra vez sin poder evitarlo -En cuanto a lo otro, pues, genéticamente los Alfas somos más resistentes y fuertes que lo Omegas, por eso tengo más autocontrol y disciplina, además de que estoy entrenado y que no soy normal ¿Has escuchado alguna vez de un Omega que fue atacado y nadie lo defendió porque el Alfa se quedo inconsciente después del sexo? Es ridículo, todo está programado en nuestro genes... ¿Por qué te estás poniendo todo rojo?-

sí, se estaba poniendo todo rojo, de nuevo de la vergüenza ¿Por qué era tan tonto? Era obvio que un alfa no podría fingir un orgasmo ¿En qué estaba pensando cuando le preguntó eso? Aah, ¿Por qué no se lo tragaba la tierra y ya? No entendía cómo es que alguien como Camiel se había casado con él, alguien tan olvidadizo... -Camiel, dime porque te gusto tanto-

-Por que eres tu, ahora, déjame preguntarte ¿Te ocurre algo?- Lo decía porque aunque estaba rojo se veía como si estuviera a punto de llorar. No quería verlo llorar.

-No, estoy bien, sólo que estoy como un estúpido sensible, creo que las hormonas me hacen comportarse como estúpido, no me hagas caso- Y diciendo esto se puso a llorar cubriendo su rostro. Camiel lo miraba incrédulo, de verdad su llanto prácticamente había salido de la nada. Sin saber que hacer puso la mano en su hombro, instintivamente Daniel buscó refugio en sus brazos.

-¿Quieres que haga algo por ti, algo que te haga sentir mejor?- Le preguntó preocupado por su forma de llorar. Estaba llorando con ganas.

-No, sólo abrázame- le pidió. Y así lo hizo Camiel y en lo que fue bastante tiempo no lo soltó, ni cuando dejó de llorar. Honestamente estaba planteándose seriamente llamar al doctor, de otra forma no entendería que pasaba.
Resultado de imagen para flechas de siguientes png tmblrImagen relacionada