Te lo explico con una servilleta.

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Antes de las cinco de la mañana un sonido desconocido retumbaba en las paredes, David tuvo que levantarse y tomar el celular de la mesa donde lo había dejado Daniel, estaba más dormido que despierto y aunque sólo pretendía apagar el teléfono para que dejara de sonar y poder seguir durmiendo, terminó contestando.

-Diga...- Pero sólo escuchó un silencio del otro lado de la línea -¿Hay alguien ahí?- Preguntó más que decidido a colgar y apagar el celular si nadie contestaba.

-Daniel- Fue todo lo que dijo la otra persona en lo que pareció ser un gruñido.

-Ahora mismo está dormido- Dijo David bostezando.

-... Daniel- Repitió la voz. -Ahora - Dijo exigente. La verdad es que ni ganas de pasarselo, pero suponía que no debería intervenir entre ellos, aunque quisiera joderlo por ser tan idiota se fue donde Daniel y lo despertó para decirle que el asshole estaba al teléfono, luego de pasarle la llamada se acostó y se puso a dormir.

-Hola...- Dijo Daniel con la voz adormilada mientras se levantaba y se dirigía a la mesa.

-¿Por qué él contesta tus llamadas?- Fue la primera pregunta que recibió, Daniel frunció el ceño, resulta que recien levantado no tenía paciencia.

-Oh, yo me he levantado bien, gracias por preguntar, ahora si eso es todo voy a colgar- Y sin más lo hizo, lo único que quería ahora era ponerse a dormir como una foca tomando el sol y bien sabía Dios lo mucho que lo necesitaba, por alguna razón levantarse de la cama había costado más que las ocasiones anteriores y sentía mucho sueño. Dejó el celular en la mesa y justo cuando se daba la vuelta para ir a la cama sonó de nuevo. Los ojos de Daniel apenas si eran un línea de lo dormido que estaba y aunque se sintió tentado a ignorar la llamada y continuar su camino a la cama, decidió contestar -Hola... -Dijo con la voz un poco más lúcida.

-Hola... ¿Cómo estás?- Le preguntó Camiel sacandole la primera sonrisa del día.

-Bien cariño ¿Y tú? ¿Por qué me llamas tan temprano? No es que me moleste claro, pero no esperaba tu llamada tan pronto-Dijo mientras se sentaba en una silla.

-No funcionó, tu plan no funcionó- Le aclaró. -¿Crees que podría ir dónde estás?-

Daniel tuvo que pensar un poco para entender a qué plan se refería, luego recordó lo de las bragas y se sonrojó, era demasiado temprano para ruborizarse. -¿No lo hizo?- Le preguntó.

Camiel apretó la mandíbula evitando gruñir, pero no porque se hubiera pasado la noche con una desesperación terrible sin poder dormir, lo que lo enojaba era el hecho de que al parecer Daniel hubiera podido dormir perfectamente mientras él intentaba controlar el impulso, por muy ridículo que sonara algo en el hecho de que Daniel pudiera dormir perfectamente sin él a su lado le molestaba en demasía -No, no lo hizo, me he pasado toda la noche deseando ir a tocar a tu puerta, creo que deberías alégrate de que decidiera esperar a llamarte en lugar de ir dónde estás y tomarte de...- Daniel le cortó el repentino arranque de mal genio que tuvo.

-Suenas irritado- Le hizo saber -Y no me gusta el tono que estás usando, así que sé breve y dime que quieres- Está bien no era su intención ser tan cortante pero es que se moría por volver a la cama lo más pronto posible, se le estaban helando los pies, estaba descalzo y el piso frío.

-¿Crees que podríamos vernos?- Dijo Camiel después de exhalar. La pregunta no le había costado tanto como pensaba que lo haría, no estaba acostumbrado a ser el que pidiera ver a alguien.

-¿Ahora?- Dijo Daniel algo lento todavía. Tenía que saber qué hora era, así que se acercó a la mesa de noche y se quedó sorprendido de que ya fueran las 4 y 56, casi las cinco, sentía que no había dormido nada.

-Sí...-Respondió Camiel evitando con todas sus fuerzas responder algo sarcástico.

-Está bien, sólo déjame alistarme ¿Bien? No demoro- Colgó, rápidamente preparó lo que se pondría, un pantalón gris y una camisa de tiras azul, decidió que era demasiado ajustada y mostraba demasiado los hombros por lo que decidió elegir una camiseta blanca holgada para ponersela encima y una zapatillas blancas que usaba para correr. Se duchó y arregló lo más rápido que pudo y luego corrió a preparar el desayuno. Huevos con tocino, y carne frita, mucha carne frita.

-¿Qué estás haciendo?-Le Preguntó David recién levantado, el olor de la comida lo convenció de salir de la cama.

-El desayuno ¿Crees que deba llevarle el desayuno a Camiel?-

- ¿Te vas a ver con él?- Le preguntó sentándose en el comedor.

-Sí- Fue todo lo que contestó, mientras comenzaba a servirle el desayuno.

- Pues a mi me gustaría que me llevaran el desayuno- Admitió -¿Por qué quiere verte tan temprano?- Le preguntó curioso.

-Am... Digamos que se siente realmente desesperado por verme- Dijo soltando después una risita, era demasiado literal como para no sentirse complacido. Le puso el plato y el café en frente.

-Eso es bueno- dijo comenzando a comer -Hoy tengo que estar todo el día ocupado, pronto se acaba mi suspensión y tengo que hacer papeleo y ponerme al tanto de las cosas- Le comentó.

-Oh, eso es genial, felicidades ¿Eso quiere decir que pronto estarás en misión?- Le dijo mientras guardaba en recipientes la comida que le llevaría a Camiel.

-Sí, pensaba que tal vez querrías venir a misión conmigo...- Le pidió como quien no quiere la cosa mientras masticaba un pedacito de carne.

Daniel dejó de cerrar el termo con café y miró a David - ¿Es en serio?- Estaba gratamente sorprendido.

-Sí, es decir, me gustaría que fueras con mi equipo, claro que antes tendríamos que prepararnos y familiarizarte con ellos pero, les caerás bien- Le aseguró.

-Estaré encantado David, amaría ser parte de tu equipo - Le hacía ilusión pertenecer al equipo de David. Casi estaba sin palabras para agradecer. Su celular sonó sacándolo de ese momento de alegría.

-A alguien le haces falta- Dijo casi riendo.

-Oh, jaja casi lo olvido- Se fue hasta David y dejó un pequeño beso en su frente - Te quiero aquí para el almuerzo, haré salteado de verduras y pollo- Antes de que se retirara del todo David lo sostuvo de la Camisa y aspiró su cuello -¿Qué pasa?-

-Nada... Sí, estaré para el almuerzo, no me lo perdería por nada-

-Pues mas te vale, raro- y diciendo esto salió del cuarto.

Una vez en el ascensor se dió cuenta de que aún no sabía dónde vivía Camiel, quiso golpearse la frente por distraído, así que sacó el teléfono y lo llamó, timbró un par de veces y luego contestó.

-Daniel estoy esperándote fuera del edificio- Le avisó ahorrandole la pregunta.

-Cielo, ya llego- Colgó. Ya en la primera planta vió a través de los cristales a Camiel de espalda esperando por él, tan sólo de verlo corazón empezó a bombear sangre como si fuera una motobomba, al parecer toda esa sangre se fue a su rostro y a... ¿Por qué tenía que ser tan consciente de sus amplios hombros? Ah, porque se había aferrado a ellos como si su vida dependiera de ello, debía ser por eso sí... Sin duda Camiel tenía la consistencia de una roca, probablemente su piel era lo único blando que tenía, eso y su toque, tan sólo pensar en él se le enchinaba la piel, aunque no, mentía, su lengua y sus labios tan bien eran suaves cuando lo besaban, cuando su lengua entraba en su boca y hacía estragos. De pronto se dió cuenta que Camiel lo estaba mirando, sintió que la vergüenza lo llenaba ¿Cuánto tiempo se abría quedado mirándolo como idiota? Rápidamente y rojo como un pimiento salió y le empujó la bolsa con su desayuno en el pecho. -Te preparé el desayuno, de nada- Ni siquiera quería mirarlo a la cara, aun así se arriesgó y lo miró, se encontró con media sonrisa burlona en su cara, quiso golpearlo por ser tan sexy. Ambos comenzaron a caminar aunque Daniel no tenía ni idea de adonde.

-¿Por qué estás tan rojo?- Le preguntó por jorobar. Ya sabía por qué, y lo complacía mucho.

-No estoy rojo- Negó.

-Claro que lo estás-

-Si una persona está roja y se lo dices entonces esa persona va a enrojecer más-

-No creo que puedas enrojecer más, dime ¿Pensabas en cosas sucias?-

-No sé de qué hablas-

-Ya lo creo que si, como no vas a saber si hasta participabas y te encantaba, oh, si es posible, estás más rojo que antes-

-Cállate-

-¿Por qué? Si te gusta creo que al menos deberías admitirlo, vamos, admitelo, di que te encanta mirarme mientras te...- Daniel le puso la mano en la boca para evitar que dijera algo.

-Eres muy egocéntrico ¿sabía?- Camiel asintió con la cabeza - Ahora dime ¿Dónde vives?- Camiel señaló con el pulgar un edificio, quedaba extrañamente cerca al suyo, como pasando otros seis edificios -Calladito estás más bonito - Se burló ahora él. Camiel se quitó la mano se la boca y contestó.

-Conozco mejores formas de callarme- Daniel no respondió nada a eso.

Una vez por fin en el cuarto, no sé porque seguía pensando que eran cuartos, si eran lo suficientemente grandes para ser departamentos, Camiel empezó a desempacar la comida, no fue nada sorprenderse que Camiel tuviera el lugar pulcramente ordenado, un poco gris y poco personalizado pero si muy limpio.

-¿Quieres un poco?-Le ofreció Camiel, Daniel rechazó la oferta pues ya había comido. -Hoy pedí una cita con el médico, necesito que me diga que es lo que me ocurre-

-¿Quieres que te acompañe?-

-No, no hace falta, es al medio día y tienes que almorzar, he cancelado todo las actividades que tenía para esta mañana para pasarla contigo y eso no me agrada, no me malinterpretes, creo que empieza a gustarme estar contigo pero esa dependencia tan extraña que siento por ti empieza a volverme loco, no puedo descuidar mis obligaciones sólo porque ahora tengo pareja-

Daniel no se ofendió de hecho le dió la razón, pero no iba a ser tan fácil para Camiel, aunque tuviera razón iba a fastidiarlo - No te malinterpreto, pero me está ofendiendo un poco el que parezca que estar conmigo es una obligación y tengas que hacer un sacrificio para poder verme- No pensaba en absoluto eso pero de alguna forma tenía que desesperarlo.

-No es eso, te dije que no lo malinterpretaras lo que pasa es que siempre he sido muy independiente y resulta que ahora ni siquiera pudo dormir si no estás cerca, sé que no puedes entenderlo porque tu si puedes vivir perfectamente sin que esté a tu lado-

-¿Estás diciendo que es mi culpa? Tratas de hacerme sentir culpable por no tener ese síndrome de abstinencia que tienes, eso no es justo-

Camiel se armó de paciencia y hablo casi como una caricia -No, lo que te estoy diciendo es que no he dormido bien en casi cuatro días y no puedo seguir así, tú has podido dormir perfectamente pero yo no y eso me está afectando, no me deja hacer mi trabajo como se debe, y  siento deseos de estrangular a quien se me ponga en frente- Daniel sintió un poco de pena por él por eso decidió dejar el plan de joderlo por un momento, tampoco quería que se enfermara por no descansar como debía.

-Está bien, come cielo, creo que aún está caliente- Dijo con dulzura. Mientras Camiel comía él se levantó para ver el lugar y familiarizarse, algo le decía que pasaría mucho tiempo allí. Se sentía muy curioso por el lugar pero apenas vio su cama se le olvidó, recordó lo mal dormido que se encontraba y no pudo resistirse a tirarse sobre ella, suspiró al notar el olor de Camiel en las sabanas y en menos de diez segundos ya estaba profundamente dormido.

Camiel después de comer se fue a ver lo que hacía Daniel, fue tranquilizador mirarlo dormir tan plácidamente, le quitó los zapatos y tan despacio como pudo se metió en la cama y lo abrazó pegandolo a él, sonrió al ver que Daniel se acurrucaba contra su pecho buscando su calor, cerró los ojos y se quedó dormido, por fin.

Seis horas después Daniel se despertó entre sus brazos y ni ganas de moverse de su privilegiado lugar, así enterró más su rostro en el pecho de Camiel, disfrutando de su olor, jamás se sintió tan seguro.

-Duermes mucho- le dijo Camiel tocando su cabello, enredaba los dedos en sus rizos, estirandolos hasta que sus dedos llegaban a las puntas y volviendo a enredar. Daniel estaba más que relajado con esos mismos tan discretos.

-Camiel...- Lo llamó aun sin abrir los ojo pero si sacando un poco la cara de su escondite.

-Si... -

-¿Te vas a casar conmigo?- le preguntó con algo de miedo en su voz por su respuesta.

-Sí, nos vamos a casar-

-¿Cuándo?-

-Después de construir nuestra casa-

-¿Nuestra casa?-

-Sí, ya estoy haciendo los planos y contacté a unas personas ¿Quieres algo en especifico?- Daniel se levantó y se apoyó en su pecho incrédulo ¿Ya estaba empezando a hacer eso? Su corazón iba a estallar de la felicidad, estaba sin palabras,pero no era el momento de ser inseguro así que se obligó a responder. -Q-quiero una casa grande con muchos cuartos-

-¿Muchos cuartos?-

-Para muchos hijos, porque vamos a tener muchos hijos- Le avisó

-¿Que tantos?-

- Los suficientes como para no dormir por tres semanas completas, volvernos locos y tener que dormir con los niños cuando tengan miedo, ya sabes, todas la noches por lo menos uno de nuestros pequeños va a querer dormir con nosotros, vamos a tener un crío en la cama por lo menos durante diez años- Le informó.

-Me gusta ese plan, pero creo que que me va a gustar más llenarte de niños- Dijo con una sonrisa sincera, una imagen siniestra cruzó su mente, niños destrozados por las fauces de un lobo, eso lo hizo sentirse mareado de inmediato y tuvo que cerrar los ojos.

Daniel que casi se desmaya por ver esa sonrisa completa por fin, pero se preocupó al ver ese cambio de animo tan drástico, tomó sus mejillas con la manos y le pidió que lo mirara, Camiel lo hizo y pudo preguntarle si estaba bien, Camiel asintió, pero Daniel no le creía nada.

-Tienes que decirme si algo no va bien, Camiel-

-Sólo que estoy cansado aun, eso es todo- Daniel se acercó y le dió un beso fugaz en la boca.

-Olvidaste saludarme hoy con un beso- Le recordó pícaro -¿Qué hora será?-

Camiel miró el reloj de mesita de noche y le contestó -Once y cuarto, ya casi es hora de la cita médica-

-¿Es tan tarde? Rayos, tengo que hacer el almuerzo- se levantó con pesar y se encontró con que no tenía zapatos suponía quién se los había quitado, sin embargo no lo mencionó -¿A qué hora sales de la cita médica?-

- A la una, pero no es seguro-

-Entonces no comas nada, te traeré el almuerzo- Dijo mientras se ponía los zapatos. Camiel buscó en los cajones de la comodidad de al lado de la cama y por fin encontró lo que buscaba, Daniel se acercó para darle un beso de hasta luego pero Camiel puso algo delante de su cara, Daniel enfocó la vista y tomó la llave que le ofrecía.

-Es la llave de mi cuarto, puedes venir cuando quieras- Daniel sonrió y se lanzó a su boca dandole un beso fogoso, necesitó de toda su disciplina para separarse de él y salir por esa puerta.

Camiel estaba en el el consultorio del doctor que lo había atendido desde que era un niño, un anciano beta bastante carismático, o al menos eso decían todos. A Camiel eso poco le importaba, ya que carismático o no, no le gustaba ni siquiera asomarse por el pasillo de su consulta. Era tedioso.

-No sabes la sorpresa que me dí al ver tu nombre en ese papel-

-Sí, acabemos con esto de una vez- Dijo cortante.

-Tan directo como siempre... -Dijo el beta divertido -Bien puedes empezar diciendo los síntomas de lo que tu llamas "Una extraña enfermedad" Siéntate, nadie va a morderte si lo haces-

Camiel hizo lo que le pedía, pero no de muy buena gana - No puedo dormir, ni estar tranquilo, siento deseos de salir corriendo como un loco hacia... Él, y si no está presente siento que podría matar a alguien si tan sólo me dirige la palabra, también me jode mucho que tenga un compañero de cuarto, eso hace que quiera gruñir como un maldito animal de las cavernas, me siento demasiado posesivo, también celoso, y todo lo que quiero hacer es saltarle encima, no puedo concentrarme en mi trabajo ni en nada que no sea él, tengo que tenerlo cerca ¿Entiende? Pensé que era porque necesitaba tener sexo, pero no, no es eso, ya lo comprobé. Luego pensé que necesitaba su olor y resultó que tampoco ¿Qué me pasa?- Finalizó su ola de quejas ante el doctor, que no se impresionaba nada con lo que oía, de hecho había cerrado los ojos y asentía cada vez que un queja finalizaba.

-Para empezar ¿Quién es él?-

-Un Omega-

-¿Un omega o tú Omega? Me refiero al destinado -

- Mi omega, ya es mío - Le dijo de una forma que sugería que mataría a quien dijera lo contrario.

- Pero ¿Dirías que es tu destinado?-

-No lo sé- Contestó sincero.

- ¿Cuándo fue la primera vez que lo viste?-

- ¿En la vida?- Preguntó Camiel no muy seguro a cuando se refería, ni siquiera sabía porque le preguntaba esas cosas sin importancia en el tema.

-Sí, en la vida o ¿lo conociste hace poco?-

-No, lo conocí cuando tenía diez-

- ¿Y lo reconociste como tu omega?-

-No.-

-Cuéntame cómo lo conociste y que pasó desde entonces hasta ahora -

-No entiendo que tiene que ver eso-

-Es necesario - Le afirmó el médico. - Quiero que me cuentes su historia desde que lo conociste hasta ahora, es para diagnosticarte ¿Entiendes? No omitas ningún detalle, di lo que recuerdas que pensaste y sentiste, por muy vergonzoso que sea- Diciendo esto preparó la hoja de una libreta para anotar las cosas que le llamaran la atención. Camiel no tenía ni ganas de hablar, pero era un mal necesario. El beta estaba en su área de especialización y según se decía era el mejor en ciencias antropológicas del enlace cambiante. Una ciencia nada fácil de estudiar ya que abarcaba tanto psicología, anatomía y fisiología humana y animal al mismo tiempo, era un rollo combinar todo.

-Cuando lo conocí tenía diez años -Empezó - No sé cuántos años tenía él, sólo sé que él ni Zac habían tenido la revelación, recuerdo que me pareció ridículo, sí, eso, estaba vestido de Omega aun sin saber si realmente sería uno, se veía femenino, no sólo porque estaba vestido así si no que su cara y su cuerpo daban a pensar eso. Pensé que era ridículo porque en vez de desear ser un Alfa como la mayoría él deseaba ser Omega.-

- ¿Además de que él quisiera ser un Omega, qué otra cosa te pareció ridícula en él?-

- Creo que todo él, era bastante llamativo y delicado y eso a los Alfa nos resulta inútil, era la antítesis de todos los niños que conocía y se enorgullecía de eso, me irritó-

-Delicado y llamativo... ¿Porqué dices que era delicado si apenas lo habías visto?- Dijo el doctor anotando algo.

- Todo él gritaba delicado, la manera de saludar, de caminar, todo. Llevaba un vestido con bordados de flores y eso para cualquiera es bastante femenino, recuerdo que no le importó en nada llevar un corsé, tenía menos de nueve años y él ya usaba un corsé, era un pijo, sí eso era, también estaba su cabello, no digo que se pusiera la cero en la cabeza, sólo digo que pare ser un niño sin la revelación lo tenía muy largo y sé que era más largo de lo que aparentaba porque tenía unos bucles que se hacían remolino en las puntas del cabello que le llegaban a la cadera y cuando caminaba parecían resortes, su cabello era demasiado claro, mucho, llamaba bastante la atención y creo que él lo sabía y le gustaba porque sonreía constantemente, era pretencioso. - ¿Por qué dijiste que se enorgullecía de querer ser un Omega?-

-Porque mi tío y su padre lo molestaban, estábamos en la cena y le hacían preguntas a Zac, la verdad todos estábamos encantados con ZAc, recuerdo que toda mi atención se la llevó él apenas lo ví, mi tío y el padre de mi omega estaban tan interesados como yo en él, de hecho toda la cena ellos le hicieron preguntas, al final le hicieron una a Daniel, así es como se llama, le preguntaron que porque quería ser omega y él respondió básicamente que porque los Omegas son mejores, sin duda de niño Daniel era un consentido irreverente, casi hablaba como un adulto, a mis tíos y a su padre les hizo gracia su actitud tan altanera, pero a mi no, me pareció creído y también ingenuo -

-Cuenta con exactitud qué pasó en tu primer encuentro con él-

-Era mi sexta reunión formal, había una reunión de integración de la Organización y a mis tíos le pareció buena idea llevarme aunque yo no quisiera ir. La fiesta fue en una de sus mansiones, ya estaba más que hastiado cuando me presentaron al señor Black, a Zac y a Daniel, luego nos sentamos a cenar y cuando acabó la cena Daniel me lanzó una servilleta sin que nadie lo viera, no sé cómo se las ingenio para eso teniendo en cuenta que era una fiesta, quise reclamarle pero cuando lo iba a hacer me sonrió y se fue de la mano con su padre con andar pomposo, era un chico bastante raro, la iba a tirar, pero por arte de magia en lugar de eso decidí abrirla y en ella estaba la palabra "Mío" escrita con salsa. No sé que había sido eso, y de hecho nunca recordé su extraño comportamiento hasta ahora...¿Fue extrañ no? En fin, no era importante. Poco después nos mudamos a una casa al lado de la casa Black, creo que mi tío la mandó a construir o la compró recién hecha, no sé-

-Entonces te convertiste en su vecino... ¿Te mantenías en contacto con él? ¿Cuál fue la vez siguiente que lo viste?-

-No, creo que él solía enviarme postres y cosas que cocinaba cuando yo aún entrenaba, mi tío decía que el vecino me había regalado los pasteles o galletas pero yo jamás las comí o le agradecí por enviarlas, total quién las comía era mi tío ya que yo jamás estaba en casa y en caso de estarlo no me gusta lo dulce... Como yo nunca estaba en casa era imposible verlo, Creo que ocho o siete años después lo ví ¿Recuerda la vez que un licántropo me hirió y estuve incapacitado por dos semanas? - El médico asintió pues era él quien había atendido sus heridas y ordenado su incapacidad -No fue de las primeras misiones pero aun así esa fue una de las más difíciles para mi equipo, cuando llegué a casa no lo ví ni una vez, ni tampoco recordaba su existencia para ser sincero, fue la tarde antes de irme que lo ví, la ventana de la última habitación del pasillo tenía vista al patio trasero de su casa, sólo estaba poniendo unos libros en la repisa cuando me asomé y lo vi, debía tener unos trece o catorce años, estaba manchado de tierra mientras escarbaba en el suelo, dejé de mirarlo y cuando volví la mirada ya no estaba-

-¿Qué detalles pudiste notar y como supiste que era él?-

-Ahora que lo pienso pudo haber sido un familiar y no él... Supuse que era él por su cabello, era igual de largo y casi blanco que la última vez, también noté que había cambiado mucho, era más alto y se veía más femenino que antes, si era posible, aunque no llevaba un vestido si no una jardinera de short, sin duda ya casi era un omega maduro, pero para el momento aún era un niñato. Pensé que para ser un niño pijo la tierra en la cara le quedaba bien, también pensé que estaba creciendo bien, pero eso fue todo. Luego volví a olvidarlo.

-¿Cuándo lo viste de nuevo?-

-Hace casi cuatro meses-

-¿Pasaron ocho años para que lo vieras de nuevo?-

-Así es, recuerdo haber estado fuera de mi casa y de repente él apareció, se me lanzó encima, eso fue lo que pasó, me tomó por sorpresa-

-¿Se te lanzó encima?... ¿Cómo llegó hasta ti?-

-No lo sé, de repente estaba sobre mi, abrazandome, no lo vi llegar-

-Continua ¿Qué más pasó? ¿Cómo reaccionaste al ver que un Omega tenía ese comportamiento contigo? - Parecía que el doctor estuviera escribiendo un libro de lo mucho que escribía.

-Nisiquiera me dió tiempo a pensar, sólo sé que tenía a un Omega abrazado a mi que olía delicioso, olía demasiado bien para ser verdad, era el olor más perfecto del mundo y era como si estuviera por todas partes, creo que sólo pude pegarme a su cuello y disfrutar de el, en un abrir y cerrar de ojos ya lo tenía en mi habitación desnudándolo y teniendo sexo con él, había algo en mí que quería adueñarse de ese olor, de su aroma. Cuando me di cuenta de lo que había hecho no sabía que pensar, así que me expliqué lo que había sucedido de la forma más racional que pude, concluí que Daniel había entrado en celo y por eso había corrido al Alfa más cercano que encontró, que para el caso era yo.-

-¿Cuando tú llegabas a esa conclusión dónde estaba Daniel?

-Sobre mí, inconsciente naturalmente - Presumió sin saber.

- ¿Qué pensabas de él?-

-Que era hermoso, pero que no era para mi.-

-Dime todo lo que recuerdas que sentiste y pensaste en ese momento- Pidió.

-Yo había escuchado historias de Daniel, sólo había que ir al centro de la ciudad para escuchar hablar de él. Se decía de él que era un quedado, que jamás le habían visto con una pareja de celo, lo que era bastante extraño teniendo en cuenta su edad, también escuché que los Alfas que se le insinuaban terminaban siendo cortés mente rechazados, se decía que él era un amargado, un frígido, un virgen de lo peor , o bueno eso es lo que se decía de él cerca de la iglesia, en los lugares más alejados de ella se escuchaban cosas como que él era un mojigato, que habían personas que lo habían visto con varios Alfas internándose en los bosques de noche, se decía que era una puta, incluso oí un rumor que había sobre que él se había entregado aún Alfa que después lo había abandonado-

-¿Cuál creíste tú?-

-Ninguna, en el momento que lo escuché supe que no eran más que habladurías de los rechazados y de los envidioso y de gente que no tiene vida propia. Sólo pensé que eran habladurías, eso fue todo, aunque ahora que lo pienso con detenimiento creo que me inclinaba más hacia el rumor que decía que él era quedado o un virgen de los peor, y ya que no tenía pareja eso era un hecho. También estaba lo que decía mi tío sobre él, más de una vez lo escuché decir que él era el omega perfecto, era lo que se esperaba de uno, era una perfecta ama de casa. -

-¿Tú percepción de él cambió después de acostarse?-

-No, no pudo haber cambiado porque no lo conocía, el haberme acostado con él sólo afirmó una cosa, que aun era virgen y por lo tanto quedado-

-¿Él era virgen?-

-Sí, lo era, yo me había convertido en su primero, algo en ese hecho me complacía y me fastidiaba al mismo tiempo. Daniel es hermoso, había escuchado muchas cosas de él, mentiras y verdades, sabía que él era un Omega hogareño, delicado y servicial, sin duda sería un gran esposo, pero no era lo que yo necesito-

-Hablas en presente... ¿Qué crees tú que necesitas?-

-Necesito a un omega fuerte que pueda proteger a mis crías si yo llego a faltar, si algo me pasa el tendría que ser capaz de levantarse y valerse por sí mismo-

-¿Crees que Daniel no podía ser ese Omega?-

-Sí, cuando lo ví desnudo sobre mi me dije que era la clase de omega para ser protegido, no para proteger, lo ví tan confiado y tranquilo que pensé que jamás sería capaz de perturbar la tranquilidad de alguien tan inocente de esa manera, él no era lo que yo necesitaba ni yo era lo que él necesitaba... Yo no quería a un esposo, sólo quería a alguien que tuviera mi descendencia, sé cómo serían las cosas con alguien como Daniel, tendría que haberme casado con él, nos iríamos a vivir juntos y luego él me odiaría, sólo le causaría dolor, jamás estaría en casa como Alfa de guerra que soy, vendría cada tres o seis meses, él se sentiría solo y abandonado y así sería hasta quién sabe cuando, también estaba ese riesgo... no podría condenar a Daniel a vivir algo así, él es un omega hogareño, espera recibir tanto como da, creo que el permanecer solo en una casa sería más que insoportable para él-

-¿te refieres a perder el control?.-

-Sí.... Entonces tomé la decisión de cortar lo que podría ser su oscuro futuro de raíz, decidí abandonarlo, no fue fácil porque él no dejaba de repetir que yo era su pareja destinada, estaba desorientado, él no podía creer que lo abandonaba y también lloraba, él parecía creer con todas sus fuerzas que yo me quedaría con él, y la mejor manera de sacarlo de esa idea era lastimandolo, era mejor que no tuviera esperanzas. Así que le dije cosas que pensaba ciertas y cosas que se me ocurrieron en el momento, pero todo lo dije de la forma más innecesariamente grosera que pude, yo sólo quería ofenderlo, quería que se desencadenara para que creyera que soy la mala persona que soy. -

- ¿Qué cosas le dijiste? ¿Puedes repetirlas y decir que piensas de ellas?-

- Bien, en primera instancia le dije que me iba, le dije que pensaba que había sido un error haberme acostado con él, hasta ahora sigo pensando lo mismo... Dije que no iba a casarme con él porque él había sido quién me había seducido con su maldito olor a celo, cosa que creía cierta, aunque también pensaba que había sido cosa de la bestia que yo también perdiera el control pero luego me convencí que no había sido así porque no lo había escuchado fastidiando en mi mente,así que asumí que la culpa era mía... Para ese entonces él lloraba y no dejaba de repetir que no entendía, yo sabía que era natural que su subconsciente no asimilara rápido la noticia porque era difícil de aceptar así que me aproveché de su desconcierto y le dije que era tonto, que era tan estúpidamente lento como para no entender algo tan simple, se veía desesperado y me rogó que no lo dejara y yo le dije que no era su pareja destinada y que aunque intenta hacerme casar con él yo no lo haría, fingí no saberme su nombre, le dije que era un desesperado, es decir, lo estaba en ese momento, pero yo me refería al hecho de que era un desesperado por no tener un Alfa y que por eso estaba confundido, que eso era todo, yo lo creía así , el me dijo que me amaba, recuerdo que me sorprendió un poco porque no me conocía en absoluto como para amarme y eso reafirmó mi teoría de que era un desesperado y entonces tuve que ser más rudo con él. le dije que jamás podría estar con alguien tan sumiso como él, que era un débil, una carga y que sólo me serviría para tener sexo y crías, luego me fuí-

-¿Te sentiste culpable por ser un jodido bastardo?-

-No. De hecho no pensé en él hasta días después, cuando me comprometi con Zac, mi tío había organizado una cena con sus padres para formalizar, entonces lo ví, él tuvo que ayudarle a su madre a organizar la cena, me sorprendí al verlo ahí, había olvidado que Zac era su mejor amigo, él no me miró ni una vez, varias lágrimas se le escaparon durante la cena-

-Dijiste que no querías casarte ¿Por qué con Zac y no con Daniel?-

-Porque Zac era bastante cercano a mi, no me molestaba y entendía mi vida en la base, el lleva la misma vida que yo ya que él también es un Omega de guerra, su primera relación sexual fue conmigo y después que él conoció a su alfa siguió con nuestra relación sexual, en su momento el me daría crías y podría protegerlas en caso de que yo muriera o que las cosas se salieran de control -

-¿No te molestaba que tuvieran un Alfa ya?-

-No, con tal de que tuviera mi descendencia todo estaba bien, él conocía la situación y para él también estaba bien-

-¿Qué pasó después de esa cena? ¿Cuándo viste a Daniel de nuevo?-

-Después de esa cena él se fue a su casa junto con sus padres, ni siquiera me miró, ni me acusó, no me culpó, no me dijo nada. Para mi era mejor así... Lo ví meses después, regresamos de una misión, habíamos sido enviados a las montañas y nos cruzamos con un equipo de búsqueda, ya habíamos acabado con nuestra misión así que decidimos ayudarlos, así habían más posibilidades , para que el trabajo fuera más efectivo ellos tomaron un camino y nosotros otro. En una cabaña abandonada encontramos a un chico, no parecía vivo, su estado era lamentable, estaba golpeado, herido, casi desangrado, era una masa de carne sangrienta, contra todo pronóstico llegó con vida a la base, nadie dijo su nombre, era clasificado, pero con el tiempo el chico mejoró, dos meses después cuando ya estaba casi totalmente recuperado Zac y yo veníamos de la máquina expendedora cuando, lo ví, estaba furico, llevaba el cabello suelto y ropa militar, le reclamaba a mi tío, me miró y luego me ignoró, le dijo algo a mi tío y luego se fue, fue entonce que lo entendí, el chico era su hermano menor, para mi sorpresa resulta que sus padres habían sido asesinados y yo no lo sabía, también me dijeron que él estaba en la base desde hace dos meses. Estaba algo desorientado por la desinformación. Zachary, el Alfa de su hermano dijo que le había dado un baño de sangre a su hermano, creo que mi mente procesaba de forma demasiado lenta lo que se me decía, entonces me asomé al cuarto de su hermano y vi regada en esa habitación la sangre suficiente para llenar una piscina, me desesperé, porque esa sangre era de Daniel, y yo quise salir corriendo a buscarlo para asegurarme de que estuviera bien, de hecho lo hice, pero me frené a tiempo, estoy seguro que ese impulso no fue mio, aun sigo sin entender que fue eso. Las siguientes veces que vi a Daniel él ni siquiera me miraba, se había hecho amigo del humano fastidioso ese. La bestia dentro de mi decía que lo quería para él y que yo tenía que conseguirlo o de lo contrario me haría perder el control y acabar con todos, me dijo que cuando se tratara de él yo no podría controlarme, y tenía razón... Se había esparcido el rumor de que Daniel se acostaba con los de alto mando para obtener posición, lo que era estúpido pero aun así la gente lo comentaba. En una ocasión lo vi entrenar, yo seguía pensando que la base no era lugar para alguien como él, pero cuando lo vi pelear me sorprendí, peleaba mejor que cualquiera que hubiera ido a preparación y eso me molestó, las siguientes veces que lo ví era demasiado, él pateó a mi tío, lo hizo, creo que se convirtió en algo así como en el sirviente de ese tonto, en algo así como su matón personal. Pero yo estaba decidido a dejarlo seguir, hace menos de una semana fue la gota que derramó el vaso. Al parecer el humano estúpido lo hizo usar un uniforme, como el aprovechado que es, era un uniforme de mucama, y a Daniel no le importó ponerselo, no era un traje atrevido pero llamaba bastante la atención, él y su jodida bazuca llamaron la atención, al humano tarado le dió por llevarlo a la zona con más riesgos de accidente que había, a la práctica de tiro de armamento pesado, yo me dirigía hacia allí y la cantidad de cosas lascivas que decían de él era impresionante. Mi paciencia se acabó cuando un tipo le propuso algo indecente, entonces de verdad perdí el control, tomé al sujeto y le cerré a la boca al maldito, luego tomé a Daniel y lo encerré en una habitación, él entró en celo inducido y llegamos a un acuerdo... -Dijo omitiendo la escena de celos que le hizo -En el que él de alguna manera salió ganando con todo ahora que lo pienso- Se dió cuenta frunciendo el ceño ¿Acaso Daniel lo había embaucado? No, él era él que se había aprovechado de la ingenuidad de Daniel, así era.

-Entonces llegaron a un acuerdo maduro ¿no?-

-Sí, y ahora viene mi problema, no puedo separarme de él sin sentirme mal, como un idiota con síndrome de abstinencia, ahora si ya terminó digame como dejo de tener el síndrome.-

-Bien Camiel- dijo el médico buscando la primera página que había escrito, que estaba bien atrás. -Dejame decirte que pasó contigo desde el principio de su relación ¿Está bien? y porqué, voy a tener en cuenta tu historial- Esperó a que Camiel asintiera. -Pero antes... ¿Recuerdas que ropa llevaba Zac el día en que lo conociste?-

-Pues llevaba un traje azul... No, era negro ¿o era ropa militar? No, sí, llevaba un traje azul-

-Bien, Camiel, cuando tu viste a Daniel por primera vez no te irritó que fuera femenino, ni delicado, ni siquiera un pijo- Se burló un poco por su manera de llamarlo - Lo que te irritó fue que fuera tan llamativo, se llama complejo de pertenencia, lo que básicamente quiere decir que te molestaba que fuera tan llamativo porque no sólo te llamaba la atención a ti si no que también a los demás, y no te gustaba que los demás notaran lo bonito que se veía ¿no?-

-¿De qué está hablando? Eso no fue así en absoluto-

-¿No? entonces dime porque te cayó bien Zac y Daniel no, deseaste que Daniel dejará de ser tan delicado y fuera más como Zac porque de esa manera sería común y los demás dejarían de notar lo especial que era. Era complejo de pertenencia, tu dices que estabas más concentrado en Zac, pero aun así no recuerdas cómo era su ropa, pero por el contrario si recordaste a detalle cómo iba Daniel, el chico que no te agradó. Dijiste que era un niño y aun así usaba corsé, y también recuerdas su peinado, también mencionaste el bordado de su vestido ¿Quién detalla tanto a alguien a quién no le prestó atención?-

-Creo que uno se enfoca más en las cosas que le molestan, por eso-

-Aunque digas eso creo que en el momento en que lo viste lo elegiste como una potencial pareja y lo único que te salvó de mostrarte interesado y no desagradado por él fue que él aún no había tenido la revelación, porque te aseguro que de lo contrario habrías seguido pensando en él-

-No creo que fuera así- Replicó Camiel, como buen Alfa terco que era.

-Por el contrario creo que Daniel aun sin tener la revelación te reconoció abiertamente como tu pareja, o al menos vió potencial en ti para que lo fueras, lo extraordinario fue que fuera lo suficiente sincero consigo mismo como para admitirlo y pensarlo conscientemente, él te escribió en una servilleta "mío" lo que básicamente quiere decir que en su cabeza tu cuello ya tenía lazo, a él ya le pertenencias, lo que explica porque te enviaba galletas y cosas así-

-Eso tiene sentido, pero aun así lo que dijo sobre complejo de pertenencia no tiene sentido-

-¿No? la segunda vez que lo viste a través de la ventana, cuando Daniel ya era un Omega, te fijaste en su cabello, diste que estaba más alto y que también "Ya casi era un omega maduro" ¿Eso no te dice algo? te referiste a él como si fuera una fruta, como cuando ves una manzana verde en un árbol y esperas pacientemente a que se madure, pero el hecho de que aun fuera un niño hizo que no te llamara tanto la atención porque inconscientemente sabías que aún tenías tiempo y el aun no estaba listo, por eso dejaste de pensar en él porque estabas tranquilo respecto a él, claro que debido a la distancia olvidaste el temas y por eso tu subconsciente jamás se preocupó... Pero la cosa cambió cuando él ya era un Omega en su punto de dulce, su olor te descontroló, sólo su olor lo hizo, no fue un celo ya que de lo contrario no habrías salido de esa habitación si no después de cinco días... Lo que me sorprende es que él no hubiera entrado en celo inducido, tal vez porque él estaba demasiado emocionado por verte y su lobo olvidó atraerte con sus feromonas o tal vez porque tu estabas demasiado sorprendido para seguir el juego de quién atrae a quién que usualmente se usa... También mencionaste que el te ignoro, lo mencionaste mucho de hecho y eso no te gustó porque para ti el no podía pasar desapercibido y eso te molestaba, creo que lo que realmente querías era que él saltara de nuevo a tus brazos como la primera vez, pero esta vez no iba a ser tan fácil porque sabías que lo habías lastimado, aunque no quieras te preocupas por él y por eso cuando sabías que estaba herido corriste a socorrerlo pero como el terco que eres te reprimiste, quieres protegerlo y lo celas, y todo esto lo haces por él lo haces sin querer o inconscientemente... Camiel, por tu condición sé que es difícil determinar para ti que estás sintiendo y como tu mente es tan racional no puedes darle un valor sentimental a tus emociones, para ti es blanco o negro, cuando la bestia se comió a tu lobo perdiste el enlace entre los sentimientos y la conciencia, aunque te quedaron los instintos, para alguien que trabaja en manada y el socializar es tan importante no es suficiente . Tu mismo careces de deseos y los deseos son vitales para la vida, y aunque tu racionalidad te ayuda a que la bestia no tome control de tu cuerpo creo que debes dejarte llevar, no por los deseos de la bestia si no los tuyos, creo que el que te intereses por Daniel es buena señal, se supone que al quedar erradicado tu lobo perderías esa clase de necesidades, pero por lo que veo no fue así, Daniel te está ayudando a sentir con el alma de nuevo, por decirlo así. Camiel, déjate ayudar por Daniel, si después de todo lo que le hiciste aun le interesas es porque es sincero, no quiero darte falsas esperanzas, pero creo que si tu deseo por Daniel es tan intenso como parece es probable que tu lobo no haya desaparecido del todo, sabes que mi ciencia es difícil pues no es como la medicina convencional donde hay aparatos para mirar dentro de ti para saber si algo va mal o va bien, en este caso es mi palabra contra lo hechos y sólo es cuestión de tiempo para ver si me equivoco y sé que ahora mismo sientes desconfianza porque ni yo ni nadie puede decirte que esperar, pero algo es seguro aquí y quiero que te aferres a eso, Daniel es tu pareja destinada, lo es así que convencete, sólo la pareja destinada puede hacer entrar en celo inducido a un Omega y eso lo sabes muy bien.-

-¿Qué pasará si la bestia toma control y lo mató? Ya me pasó antes, no quiero pasar por eso de nuevo, sabe que podría matar a mis hijos y a Daniel ¿no? Hoy al mediodía la bestia puso en mi cabeza una imaginación suya y sé que es una amenaza-

-Sólo es una provocación para darte inseguridad y sembrar la duda, sin duda una señal de que no le agrada que estés con él. Camiel cuando te vi por primera vez me aterré, jamás había visto un lobo tan grande y tan fuera de control, se necesitaron más de cien dardos tranquilizantes para calmarte, como médico no debería decirte esto pero tus padres se merecían lo que les pasó, todos los presentes teníamos miedo de que te levantarás de nuevo, y yo sólo podía pensar en que la única solución posible era sacrificarte... Pero cuando volviste a tu forma humana y nos dimos cuenta que eras un niño todo cambió. Cuando despertaste y estabas tan frío y distante supe que lograrás encontrar la forma de sobrevivir, de ganarle a la bestia, y pasó, te tomó cuatro años pero lo lograste, la domaste a tu manera, y ahora se que puedes encontrar la forma de sacarlo de ti. Así que aférrate a lo que tienes, aférrate a Daniel que es el único puente que veo. - Camiel asintió, sí lo único que tenía que hacer era aferrarse a Daniel la cosa iba a ser más que satisfactoria, se lo imaginó sin ropa y muy pegado a él y quiso sonreír, claro que no lo hizo. -Camiel, te advierto, no puedes jugar de esa manera con los sentimientos de un Omega, tuviste suerte de que Daniel sea tan fuerte y que con todo lo que le dijiste no intentara suicidarse, aunque tu no sientas por él lo que él por ti en la misma intensidad tienes que saber que para Daniel eres su Alfa y que tu con una frase hiriente puedes destruirlo, porque así es como funciona-

-Doctor, aun no me ha dicho que tengo- Le recordó.

-Ah, es cierto, no puedo creer que sea tan lento como para no notarlo, lo que tienes es normal, vas a querer pasar cada segundo de tu tiempo pegado a él mientras que no lo marques como tuyo, hasta entonces... -

-¿Es por eso? Yo aun no quiero marcarlo, no hasta que la casa que mandé a construir esté terminada - El médico rodó los ojos, si Camiel fuera un Alfa normal sin duda primero lo hubiera marcado y luego construía la casa, siempre tan racional. - Doctor ¿puede darme algo para eso? - El doctor se levantó y buscó en una estantería, luego le tendió un frasco con pastillas blancas. -Son feromonas sintetizadas, te quitaran las reacciones volubles y el mal humor, aun así vas a querer estar pegado a él- Le advirtió, Camiel agradeció y cuando estaba a punto de irse el médico lo detuvo. -Espera Camiel, tengo curiosidad por algo, siéntate- le pidió. Camiel que estaba impaciente por irse se sentó de mala gana. -Dijiste que Daniel se desangró aproposito en la habitación de su hermano ¿qué pasó?-

-No lo sé, sólo sé que le dió un baño de sangre a su hermano y al día siguiente cuando fui a verlo el chico no tenía ni una sólo cicatriz, estaba totalmente curado, pero aún así extrañamente lo dejaron en observación...- Camiel frunció el ceño recién dándose cuenta -No he estado pensando con claridad últimamente, pero es bastante sospechoso, además en un principio la identidad del chico y su estadía en la base era completamente confidencial, y él que lo dejen en observación sin tener ningún daño diferente la pérdida de memoria... Su recuperación de la noche al día fue milagrosa y no exagero, creo que se debió a Daniel, muy pocas personas saben lo que hizo Camiel por su hermano ya que fue el Alfa de su hermano quién limpió la habitación y bañó a su pareja, sólo Zachary y yo vimos la sangre en la habitación ya que nadie más en esa noche entró, ni siquiera mis tios-

-Camiel, yo me enteré que el señor Black y su esposa fueron asesinados, lo que no sabía era que su hijo había sido secuestrado, y no creo que todo eso fuera por una sola venganza, hay algo más detrás de todo esto, los que abandonaron al chico no encontraron lo que buscaban o de lo contrario no lo habrían abandonado, esto tiene algo que ver con la familia, la forma en que fueron asesinados... ¿Crees que podrías traerme una muestra de sangre de Daniel?-

-Lo haré, no le comente a nadie esto doctor, esto no me gusta.- Y diciendo esto por fin pudo salir de la habitación.

Cielos la cita le había tomado más de los esperado, cerca de una hora, agradecía haberle dado una llave a Daniel. En poco tiempo ya estaba en su departamento y sentía una ansias enormes de entrar de una vez, quería verlo. Cuando entró encontró unos recipientes con comida sobre la mesa y sobre su cama... ¿Quién iba a pensar que Daniel fuera tan dormilón? Miró la hora, eran la una y media, Daniel hace nada había dormido ¿Será que tenía anemia? Era probable después de haber perdido tanta sangre. Se acercó y le quitó los zapatos. Luego se subió en la cama y empezó a hacerle una revisión, que no duró mucho ya que encontró lo que buscaba, una venda en su muñeca, desató la venda para inspeccionar su herida y se dió cuenta que no parecía querer sanar, parecía casi recién hecha, seguramente le dolía, sin pensarlo simplemente empezó a lamer su herida haciéndola sanar, hasta que sólo quedó una pequeña línea que sin duda no tardaría en sanar por sí misma, le parecía un milagro que la herida no sé hubiera infectado. Vendo la muñeca otra vez y empezó a olfatearlo, olía delicioso, decidió atrevidamente lamer su hombro sólo para saber si su piel estaba salada y no, no lo estaba, de pronto en su pecho si lo estuviera, así que levantó suavemente la blusa y comenzó a lamer, de alguna manera llegó a un pezón y comenzó a succionar, era todo un bocadito, sin duda. Daniel se quejó despertando de esa manera, lo apartó de su pezón y se cubrió con su camisa, sus pezones estaban muy sensibles desde que se había acostado con Camiel hace días, su cuerpo se había convertido en una máquina libidinosa de deseo sexual. No queriendo poco a poco abrió los ojos enfocando la vista y la sonrisa chulesca de Camiel lo recibió, eso lo hizo fruncir el ceño. Era demasiada tentación para estar tan desorientado, pero se contuvo, aunque Camiel fuera lo suficientemente caliente para hacerlo rogar por su polla no se iba a dejar llevar -No se supone que hagas eso mientras duermo-Se quejó para no besarlo.

-Entonces ¿puedo hacerlo ahora que estás despierto?- Dijo casi inocente, aun su mirada fuera la del lobo que se comió la oveja.

-No, estás castigado por un mes y veintinueve días más- Dijo mientra se sentaba en la cama y recogía las piernas hasta quedar sentado como un indio-¿Qué te dijo el médico?- Cambió de tema, así ya no pensaría más en sexo.

-Que era normal y eso es todo lo que diré, Daniel, tengo dos preguntas para ti- Dijo imitando su posición para quedar frente a frente. Sabía lo que Daniel estaba haciendo, estaba evitando tener cualquier tipo de contacto sexual con él, pero sí tiempo era lo que necesitaba para que sintiera más confianza al respecto de la relación entonces eso le daría.

-Dime-

-¿Tomas pastas para la anemia?- Es pregunta lo tomó por sorpresa, la verdad e que así era, al levantarse y antes de irse a dormir tenía que tomar pastillas y una solución en agua de hierro y calcio.

-Sí, tengo que tomarlas durante un mes y consumir alimentos ricos en hierro y también consumir bebidas con electrolitos ¿Cómo te enteraste?-

-Lo supuse, la vez que curaste a tu hermano perdiste mucha sangre- Tendió la maya, era una manera de confirmar su teoría sobre la sangre de Daniel.

-Lo sé, pero era necesario, ¿Cuál era tu segunda pregunta?-

-¿Cuándo me lanzaste esa servilleta el día de esa fiesta ya sabías que sería tu Alfa?- Le preguntó sólo para aclarar la duda y cambiar de tema, aunque no esperaba que lo recordara, hace mucho tiempo que había ocurrido. Daniel se sonrojó ¿Era posible que Camiel lo recordara?.

-Sí, ya lo sabía ¿Recuerdas que tenía escrito?-

-¿Tenía algo escrito?- Preguntó por molestar.

-No... no tenía nada - Mintió, no tenía caso si no lo había visto.

-Pues que mala memoria tienes, yo recuerdo que ponía "Mio" ¿Ya me considerabas tuyo? ¿Sin mi consentimiento?- Preguntó de lo más alegre, cosa más que extraña en él.

Daniel abrió la boca incrédulo y sonrojado, luego decidió ocultar su vergüenza tratando de actuar muy confiado - No necesito tu consentimiento para eso, además, tenía siete años cuando hice eso, y la palabra consentimiento aun no estaba incluída en mi diccionario-

- Estás rojo- dijo burlesco, Daniel era tan fácil de perturbar.

-Esta conversación ya la tuvimos antes- Balbuceó -Te preparé el almuerzo y creo que se enfrió, tardaste mucho - Cambió de tema de nuevo.

-Lo sé tuve que hablar sobre otro tema ¿Comes conmigo?-

-No, ya comí, come tu, yo voy a descansar un rato- Se tendió la cama y cerró los ojos. Camiel lo miró unos segundos pensando que seguramente la anemia lo tenía agotado.
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