Daniel caminaba de puntitas en la oscuridad de la habitación con los zapatos en las manos, se los había quitado para no hacer ruido con la suela, era demasiado tarde ya, por eso le tocaba andar como la pantera rosa para no despertar a David, tenía muchos motivos para no hacerlo, pero el principal era que le daba mucha vergüenza. Pensaba que lo estaba logrando cuando de repente la luz de la habitación se encendió.
-¿Qué horas son estás de llegar?-Le preguntó David sentado en la cama como una mamá trasnochada -No, mejor ¿Qué día es este de llegar? No, espera, ni me lo digas, ya sé con quién estabas, apestas a él- dijo tapándose la nariz.
-Jaja Hola- Justo eso era lo que quería evitar, que momento tan incómodo, y más cuando lo único que vestía eran los panties y la camisa de Camiel que gracias al cielo le llegaba a los muslos de lo grande que le quedaba.
-... Así que te fue bien con él- Afirmó David. Daniel asintió. -¿En qué quedaron?-
-Ahora soy su Omega ¿Puedes creer? ¡Tu plan funcionó!- Dijo Daniel sonriendo tontamente de lo feliz que era.
-Todo un milagro...-Murmuró David.
-¿Qué dijiste?-La verdad es que no lo había escuchado porque habló muy bajito.
-Nada jaja, Cielos... Anda a bañarte, hueles muy mal- Lo decía porque era verdad, apestaba a Macho Alfa... A semen de macho Alfa para ser exactos. También a sudor. Daniel se puso rojo y asintió, sabía a qué se refería, además de oler al efluvio de Camiel sabía que estaba apestando a sexo, y le agradecía de todo corazón que se abstuviera de decir específicamente a qué olía. Qué vergüenza. Empezó a caminar hasta el baño pero una carcajada por parte de David lo detuvo.
-JAJAJAJA Ni siquiera puedes caminar bien ¿estuvo rudo no?-Le dijo atrevidamente, Daniel rojo como un tomate le lanzó los zapatos que tenía en las manos.
-¡C-Callate!- Y sin más se metió al baño cerrando la puerta.
Todo era terriblemente vergonzoso, los demás podían oler en él cuando había tenido sexo y cuando no, no había manera de tener eso en secreto, no sentía que tenía privacidad. Suspiró empezando a quitarse las pocas prendas que llevaba. David había notado que caminaba raro, mentiría si dijera que no le dolía el culo, después de haber hablado con Camiel sobre lo que serían habían seguido haciéndolo como conejos.
Había sido arrastrado por Camiel en la mañana del día anterior y había regresado en la noche del día siguiente y aunque su cuerpo producía lubricación no era suficiente para tantas horas de sexo, era natural que ahora estuviera dolorido.
Se miró las caderas, como pensaba, Camiel le había dejado marcado los dedos, tenía la piel de ahí enrojecida, sonrió, todo parecía un sueño. Se metió bajo la regadera con miedo de que si se mojaba despertaría, por eso lo hizo rápidamente y luego se miró las caderas, pero no, ahí estaban las marcas, la prueba de que había sido real, se sentía bien pensar que Camiel ahora era sólo suyo... Pero eso sí, desde que había aceptado a Camiel como su Alfa tenía claro una cosa, o bueno, dos.
1 Haría que Camiel se enamora de él a como diera lugar, tenía que amarlo.
2 Tenía que hacer pagar a Camiel por haberlo dejado la primera vez.
Sus dos objetivos eran realmente opuestos y contradictorios, pero era lo que tenía en mente, al principio no sabía cómo lograría hacer ambas cosas a la vez, pero ya que lo pensaba bajo la relajante agua caliente lo estaba planeando mejor. Ahora ya sabía lo que tenía que hacer, alternaría los dos objetivos, haría que Camiel lo amara y que lo odiara al mismo tiempo, total, se podía hacer, después de todo eso era lo que sentía por él. Aun guardaba cierto rencor hacia Camiel por haberlo abandonado y ahora por tomarlo como plato de segunda mesa, pero no podía evitar amarlo. Así que había tomado la decisión de hacer las cosas difíciles para él, igual él no podía quejarse, al aceptarlo como su omega le había advertido lo que se le venía encima y él había aceptado, no había vuelta atrás. Pensaba ser él mismo, es decir, antes sin duda hubiera hecho lo que Camiel le pidiera, jamás por mucho que él quisiera algo antepondría sus deseos a la comodidad de Camiel, pero después de todo lo sucedido sería diferente, Camiel pagaría poco a poco ¿Cómo? sencillo, incomodándolo, y no sería difícil para él hacerlo. Uno de sus principales deseos antes de acostarse con Camiel por primera vez era estar pegado todo el día a su cuello, o hacer que lo cargara durante toda una tarde, siempre se dijo que jamás le pediría dejarlo hacer algo así, sabía lo serio que era Camiel y que era un Alfa demasiado ocupado para perder el tiempo de esa manera, antes jamás hubiera sido un desconsiderado, pero ahora eso poco o nada le importaba, si le daba la gana de estar sobre Camiel todo el día, simplemente durmiendo sobre él, así sería, no pensaba tener ninguna consideración con él, así lo avergonzara. Era un castigo infantil, pero no tanto si pensaba en las maldades que se le venían encima al ex desertor.
Se bañó minuciosamente, sobre todo lavó con mucho cuidado su irritado trasero que estaba más que resentido, aunque fue extrañamente placentero para él descubrir que aun escurría semen de ahí. Cuando terminó salió en bata ya que de la prisa que tenía olvidó preparar la ropa que se pondría, cuando salió pudo notar algo en la habitación que de seguro antes no estaba ahí, justo en frente de él se encontraba una cocina... -¿Que es todo eso?- le preguntó a David que fingía dormir con un brazo en el rostro.
-Una cocina ¿Acaso llegaste ciego... um... ¿Sabías que el semen directo a los ojos puede dejar ciega a una persona?- Maldito imbécil, pensó Daniel, se había puesto rojo de tan sólo recordar y estaba demasiado congelado de la vergüenza como para contestarle algo... -Ya, ya te dejaré en paz ¿Vale?- Prometió David al verlo tan incómodo, el plan no era hacerlo sentir mal tampoco. Daniel asintió aun rojo -Me cansé de tener que desayunar en el comedor, me dijiste que sabías y te gustaba cocinar ¿No? Pues ahí está, tu cocina para que yo coma- Daniel lo miró con estrellitas en los ojos, es que David era tan considerado y tierno cuando quería, sintió unos enormes deseos de abrazarlo y precisamente eso fue a hacer.
-Aww eres tan lindo- Dijo apachurrando sus cachetes y luego abrazandolo. David más que gustoso recibió su abrazo, aunque aún apestara a Camiel, quién lo iba a pensar, se había acostumbrado a pesar tanto tiempo con Daniel que en todo ese día que no había estado lo había extrañado mucho, se había sentido extraño sentir su cuarto tan callado, se había sentido extraño estar de nuevo solo...
Daniel se separó y miró su cara -Oooh ¡Te pusiste rojo!-Se burló ahora él.
-No es verdad, es alergia porque hueles a Poseído- Daniel le dió una palmada en la cabeza en broma.
-Niñato-le dijo levantándose a ver la cocina -Vamos a ver que compraste- David lo siguió. La verdad es que era muy completa, tenía una nevera grande, una estufa con horno, una mesa con alacena en la parte de abajo, otra alacena casi del tamaño de la nevera, un microondas, una licuadora, la cafetera. Se veían utensilios de cocina colgados a un aparador, platos y vasos puestos en una estantería pegada a la pared, también había comprado un comedor con cuatro asientos. Por curiosidad abrió la nevera y oh sorpresa, estaba llena, silbó -Pensaste en todo ¿no?- Luego abrió la alacena y se encontró con que también estaba llena -¿De dónde sacaste todo esto? es genial- Le preguntó, por alguna razón para él no había nada más tranquilizador que ver la cocina repleta de alimentos.
-Lo encargué hace unas semanas, llegó ayer ¿Te gusta?-
-Me encanta, de verdad elegiste todo muy bien-Decía mientras abría la alacena de la mesa, esa estaba llena de ollas y sartenes.
-Hay unas cajas con más platos y cosas así debajo de la cama, también hay unas cosas para que puedas llevarle comida a tu hermano...-Dios David era tan lindo y tierno. Daniel le saltó encima besando su mejilla, es que de verdad se le hacía tan encantadora esa faceta de él.
-Aww, que tierno que eres, dime ¿Quieres que te prepare algo?-
-No, mejor vamos ya a dormir- En realidad él no tenía nada de sueño, pero veía que Daniel estaba realmente exhausto.
-Bueno, espera me pongo la pijama, mientra ve poniendo la alarma, me despertaré temprano para hacerte el desayuno ¿ok? -
David no fue capaz de despertar a Daniel temprano, aún se veía cansado y ya que ellos no seguían ninguna rutina obligatoria no vió porque no dejarlo dormir un poco más. Por el contrario él sí se levantó, tomó una ducha, se hizo un lío con la cafetera y luego empezó a revisar sus mensajes, tenía que ver el informe semanal de su Omega, porque si, hacía que los espías que lo vigilaban y protegían le entregaran un informe semanal de su amor.
1 Domingo, asistencia a la iglesia, llegada a casa.
2 Lunes, asistencia al colegio, club de tenis, llegada a casa.
3 Miércoles, asistencia al colegio, club de futbol, llegada a casa.
4 Jueves, asistencia al colegio, Clase de defensa personal, llegada a casa.
5 Viernes, asistencia al colegio, salida con unos amigos, llegada a casa.
6 Sábado, natación, Club de pintura, llegada a casa.
Su pequeño mantenía una agenda demasiado ocupada. Miraba con una sonrisa en la cara unas fotografías, en ellas estaban un hermoso Omega que caminaba distraído con una mochila al hombro.
-Es hermoso ¿Quién es?- Le preguntó Daniel desde atrás haciéndole dar un bote por la sorpresa.
-Que susto ¿cuando despertaste?-Inquirió.
-Cuando hacías todo ese ruido en la cocina ¿Qué hacías? ¿Matar a un elefante?-
-Más difícil aún, preparar café-
-Jaja ¿no me dirás a quién mirabas así?-le hizo ver que se había dado cuenta cómo le brillaban los ojos al ver la fotografía.
-A mi Omega ¿no es lindo?-Le preguntó con ilusión en su cara. Daniel asintió sin pensarselo, si que era lindo, sus rizos rojos sueltos resaltaban más al darles de lleno la luz del sol, parecía fuego. David siguió mirando las fotografías, pasándolas luego de ver todo los detalles, sonrió al ver su cara de hastío en la iglesia. También había unas que habían tomado mientras hacía deportes, en estas tenía su precioso cabello recogido en una coleta y la que desde ahora pondría en su colección, era una foto realmente muy bien tomada dónde él estaba con un pincel y las manos y la cara llena de pintura, se había asomado a la ventana justo para hacer la foto perfecta.
-¿Cuántos años dijiste que tenía?- Le preguntó Daniel.
-Acaba de cumplir los diecisiete-
-Parece menor, como de trece o catorce, aunque tiene buenas piernas y...- David completó por él.
-Buen trasero- Puntualizó.
-Sí... Oye iré a preparar el desayuno como te prometí ¿Vale? No hagas nada extraño mientra ¿he?-
-¿Extraño cómo?- Preguntó alzando una ceja.
-¿Como tocarte mirando las fotos de TU niño?- le dijo por molestar. David se rió, aunque también se ruborizó un poco misteriosamente.
Al rato cuando el desayuno estuvo preparado Daniel se acercó a avisarle y se encontró con una máquina a los pies de la cama conectada al ordenador y a David pegando algo en un libro con pasta de madera.
-¿Qué haces?-le preguntó aun así acercándose para descubrirlo él mismo. Resulta que no era un libro, era un albúm fotográfico, y estaba lleno de fotos del niño... Eso lo dejo sin palabras.
-Pego una foto... -Volteo a mirarlo -No soy un acosador... Sólo hago recuerdos de su crecimiento ¿ok?- Con que así le decían ahora a acosar... Aun así Daniel asintió, comprendía a David, era un Alfa desesperadamente enamorado.
-¿Me dejas verlo?- David asintió y se lo pasó. Las primeras hojas estaban en blanco lo miró y no tuvo ni necesidad de preguntar pues él respondió.
-Es para cuando tenga las fotos de él cuando era más pequeño- Se explicó, esto era tan tierno y triste a la vez.
Pasó las hojas en blanco y entonces tuvo la oportunidad de ver a ese niño crecer, foto tras foto, desde sus catorce habían fotos pegadas y en la parte superior el año y el mes, no tenían día, suponía que era porque David no estaba seguro de cuándo eran tomada realmente. La verdad es que ese niño sí que había crecido, tal vez ahora siguiera teniendo la apariencia de un niño menor pero había algo muy diferente en cada foto, una sencilla sensualidad que parecía aflorar poco a poco en él, aunque a primera vista tuviera un rostro infantil se podían ver los cambios sutiles, cambios como caderas más anchas, piernas más gruesas, tal vez un mentón un centímetro más afilado, una sonrisa descuidada, obviamente el nunca miraba a la cámara pues no sabía que era espiado, pero en cada foto había un toque nuevo. Había una foto de los dieciséis dónde se encontraba sentado con las piernas abiertas, sosteniendo una botella de agua en su boca, tenía esa melena de fuego recogida en una coleta, se veía sonrojado y algo sudado, se veía muy sexual, sus piernas separadas y desnudas debido a que llevaba un short de deporte, sin saber que estaba haciendo una pose muy sexy, era una foto similar a una de cuando tenía catorce, así que la devolvió, se encontraba sentado de la misma manera, todo era igual, la botella de agua, el uniforme deportivo, la coleta en su cabello, pero en esta sólo se podía ver a un niño que acababa de hacer deporte y estaba sediento, sin segundas reparaciones. Y así siguió mirando hasta la última que había pegado. -Es hermoso- Le dijo cerrando el álbum con delicadeza y devolviendoselo, el hecho de que David compartiera algo tan íntimo como eso significaba mucho para él. -Ese chico es muy afortunado de que seas su Alfa- Le dijo sincero. David asintió, aunque él no estaba tan seguro... Carraspeó para cortar el momento cursi - ¿Ya está el desayuno?-Le preguntó
-Oh, si, jaja, creo que se enfrió un poco-
Después de desayunar se dedicó a hacer galletas y a preparar el almuerzo, tener una cocina en ese lugar era más de lo que podía pedir, era maravilloso y decidió que lo aprovecharía al máximo. Después del almuerzo fue a llevarle las galletas y algo de lasaña a su hermano, aunque no tantas galletas ya que David las devoró casi todas, lo alegraba en demasía que David disfrutara lo que preparaba, después de todo de alguna forma tenía que agradecerle todo lo que hacía por él, David era el mejor amigo del mundo.
En la tarde se fue a entrenar con David, volvió a la habitación para darse una ducha y luego empezó a preparar la cena, Spaguetis, a petición de David. Aunque ahora que podía cocinar su día era realmente entretenido algo no lo hacía sentir nada bien y era el hecho de que no se había visto con Camiel ni una vez ¿Por qué él no lo buscaba? Esta bien, podría ser que no supiera dónde vivía, pero... Aun así quería verlo, y ni siquiera sabía dónde vivía o si quiera como contactarlo, suspiró.
-¿Y ahora porque estás suspirando?-Le preguntó David mirándolo lavar los platos de la cena.
-No lo he visto, ni una vez ¿Porque antes me lo encontraba en todas la esquinas y ahora no se cruzó por mi camino ni de pasada?- David automatica mente supo a quién se refería.
-Tal vez se esconde de ti- Dijo sin pensar, sólo soltando lo primero que se le vino a la mente, pero luego de ver la mirada asustada de Daniel decidió arreglar su comentario -O tal vez sus horarios no coincidan, ya sabes, es un Alfa ocupado, se la pasa entrenando a su equipo y haciéndoles exámenes de aptitud, por algo es el mejor equipo de ataque que hay ¿no?- Rayos, casi la embarraba, tal vez ahora mismo el mayor miedo de Daniel era que Camiel lo dejará de lado otra vez.
-¿Y si... Y si me deja otra vez?-Dijo con los ojos aguados, Daniel no quería ser un débil pero sólo pensarlo quería llorar.
-No, no pienses en eso, tienes que confiar en él... Es difícil pero el poseído te dió su palabra ¿No? él es un macho Alfa, su palabra vale más que todo el oro del mundo, seguro mañana lo veras- Era increíble, estaba defendiendo a alguien que siempre había odiado, Aissh, lo que Daniel le hacía hacer para hacerlo sentir bien. Pero había valido la pena, Daniel sonrió limpiándose una lágrima que se había escapado.
-Tienes razón, el me dió su palabra ¿cierto? Gracias David ya me siento mejor- De esa manera terminó de arreglar la losa y luego se empijamó. Justo cuando terminaba de cepillar su sedoso cabello rubio para meterse en la cama llamaron a la puerta, él y David se miraron pues jamás nadie tocaba. David ya estaba en la cama, así que le tocó a Daniel abrir con desconfianza y oh sorpresa ¡era Camiel! David tenía razón, tenía que empezar a confiar en él, no es que le hubiera dado mucho motivos para hacerlo pero le había dado su palabra y el hecho de que estuviera ahí era el primer indicio de que él quería que las cosas entre ellos funcionaran.
Sin saber que hacer por la impresión miró a David que lo miraba curioso por saber quién estaba ahí, sólo atinó a mostrarle el pulgar para hacerle saber que todo estaba bien, luego caminó una paso y cerró la puerta detrás de sí, corrió a los brazos de Camiel olfateando su cuello ansiosamente.
Con sus manos apretó a Daniel contra su cuerpo y comenzó a liberar su efluvio, para remarcar su olor, Daniel emitió un leve gemido y colaboró aferrándose a Camiel con fuerza, estaban tan juntos que pudo sentir una gran erección contra su vientre, Camiel comenzó a estrujar sus nalgas con fuerza, se sentía tan bien, estaba a punto de dejarse ir pero abrió los ojos y se encontró con que estaban en medio de un pasillo, no podían ponerse a... -C-Camiel, deten... Aggh, detente, si sigues así voy a entrar en celo en la mitad del corredor... ¿Quieres que me vean mientras estoy en celo?- Eso pareció hacerlo reaccionar, dejó de estrujar su trasero subiendo lentamente las manos por la espalda hasta sus hombros, aspiró un poco más de su aroma y luego se separó dando un paso hacia atrás para tomar el control. Bajó la mirada y respiró profundamente, calmandose, porque sentía que si no lo hacía le iba a importar una mierda que estuvieran en un corredor y que pudieran verlos, aunque no es que le agradara la idea de dejar que vieran a Daniel con... Y se lo imaginó, eso no estaba ayudando. Tenía que pensar en algo desagradable, tan desagradable como la vez que tuvo que abrir a una bestia...Ya, ya estaba bien, pero ¿Desde cuando perdía el control? Carajo, estaba pasando justo lo que no quería.
Por fin alzó la mirada y se encontró con que Daniel también estaba respirando profundamente, y pensar que tenía el poder de hacer que un lujurioso Daniel saltara a sus brazos son tan sólo soltar su esencia... Pero no iba a hacerlo, primero porque eso sería aprovecharse y porque sabía que a Daniel probablemente aún le doliera el cuerpo, no quería lastimarlo. Él sólo había ido a llevarle algo y luego irse, pero había perdido el control muy a su pesar.
De alguna forma lo hacía sentir bien que a Daniel le costara más tiempo serenarse, él ya estaba casi calmado, a excepción de la erección que intentaba ignorar, claro. Se preguntaba si Daniel estaría igual, entonces se tomó el tiempo detallarlo y frunció el ceño ¿Qué clase de pijama era esa? Era demasiado sexy...
Daniel abrió los ojos y vió su ceño fruncido ¿Qué le pasaba?¿Estaba molesto porque le había dicho que no? Porque si era así entonces tenía que irse acostumbrando ya que desde la tarde había decidido que no tendría sexo con él por un buen tiempo, no porque no le gustara o cualquier cosa así, era porque aún le dolía el cuerpo y además tenía que dejar de comportarse como un fácil cada vez que se trataba de Camiel, pensaba dejarse comer cuando a él le diera la gana, aunque ni tanto, ahora mismo tenía unas ganas enormes de coger y no podía...
-¿Siempre usas eso de pijama?-Le preguntó Camiel no pudiendo contenerse.
-Sí ¿Por qué?- ¿Qué tenía de malo?.
-Es demasiado provocativo ¿Tu compañero te ve así?- Un pensamiento malévolo y de venganza surcó su mente ¿Por qué no lo desesperaba un poquito?.
-Siempre ¿Por?- Camiel le gruñó nada contento con su respuesta.
-Desde ahora no te pondrás más esa clase de ropa ¿Entendiste?- Ohhh ¿Podría ser está acaso su primera pelea de parejas? se preguntó Daniel emocionado.
-¿Qué? ¿Estás loco? Me pondré lo que yo quiera - ¿No debería dejar primero que Camiel lo amara antes de odiarlo? Na, Camiel se merecía que lo desesperara.
Camiel ladeó el rostro nada satisfecho -¿Estás diciéndome que vas a andar con esa ropa por ahí dejando que otro que no sea yo te vea? piensatelo antes de contestarme - Joder, esto le molestaba y mucho, SU omega usando pijamas provocativas y pavoneándose con otro, tenía que ser un imbécil para no molestarse con eso.
Tan sólo ver esa mirada en ese rostro inexpresivo lo alertó, no quería joderla con Camiel la verdad, no quería jugar con fuego y luego quemarse, pero mejor era ir dejando en claro quién mandaba en la puta relacion desde ahora, porque quería a Camiel pero también quería vengarse de él y Camiel iba a tener que soportar muchas cosas más antes de que él lograra sentir que ya había pagado todo. -¿Qué tiene de malo? Es decir, desde hace mucho tiempo el me ve así Camiel, es más me ha visto desnudo- Mintió -¿Qué hay de malo con que me vea en pijama?- Preguntó casi inocentemente.
A Camiel casi se le cae la cabeza con esa afirmación, Daniel era un fresco, sólo él podía contarle a su Alfa que dejaba que otro lo viera desnudo, o era un fresco o un descarado. -Dejas que él te vea desnudo... - Era como si Daniel acabara de admitirle que era un fácil. Se dió la vuelta y empezó a caminar, justo por dónde había llegado. ¿Qué esperaba Daniel que hiciera? Era un Alfa, como macho Alfa esperaba que como mínimo su pareja supiera comportarse. Ahora estaba irritado, con él mismo por haber iniciado una relación basándose en los estúpidos impulsos de apropiación y protección lobuna que sentía por Daniel, sentía que había perdido el tiempo, también estaba irritado porque ahora tenía ese síndrome de abstinencia de él que lo hacía querer devolverse a perder más tiempo, puta vida.
Daniel apenas vió que Camiel le daba la espalda y empezaba a caminar sintió el mismo pánico que sintió la primera vez, la había cagado, había arruinado la única oportunidad que tenía de hacer que Camiel lo amara por obtener su venganza... ¡Diablos! - ¿A dónde vas?-Le preguntó a Camiel, este no respondió. No, ese no podía ser el fin, sin más opciones comenzó a seguirlo, así en pantuflas y en pijama, caminó rápido hasta llegar a su lado -¿A dónde vas Camiel?- De nuevo no le contestó. Gracias al cielo podía ser muy insistente. -¿En serio me harás caminar en pijama por todo el edificio?- Le preguntó.
Camiel sin poder contenerse por más que quisiera porque su boca adquirió vida propia, nada común en él contestó -Pensé que te gustaba que así fuera- Luego se maldijo repitiendose que debió haber seguido en silencio.
-Pues pensaste mal, no me gusta que me vean en pijama- Le aclaró -¿Tienes otra cosa que hayas pensado mal?- Camiel no respondió. -Perfecto, tomaré tu silencio como un no. ¿Estás enojado?- Silencio. -Eso es que no, bueno, ya que no estás enojado podrías decirme por qué te fuiste sin haberte despedido- Quiso hacerse el desentendido de la situación tomando su brazo y aferrándose a él, como si dieran un paseo realmente. -Me gustaría que desde ahora empezaras a despedirte con un beso, es lo que hacen la mayoría de parejas ¿sabes? y pues yo soy un fanático de las cosas clichés, también me gustaría que me sigas saludando como lo hiciste hoy, me gustó mucho... ¿A dónde vamos?-Dijo al ver que ya llegaban al ascensor, este se abrió, como Camiel no contestaba lo hacía sentir como un desesperado, pensaba que tenía dignidad y ya se estaba cansando -¿Sabes qué Camiel? Vete a la mierda- soltó su mano y esta vez fue él quien le dió la espalda y comenzó a caminar. Una mano lo empujó contra las paredes de metal.
-¿Cuánto más piensas irrespetarme?-Le preguntó Camiel empotrándolo contra las paredes de metal que más parecían espejos, cerró las puertas y detuvo el ascensor después, no quería que ningún curioso los viera.
Cualquier otra persona normal se habría orinado del susto con semejante tono de voz tan frío que helaba, pero no, Daniel lejos de asustarse se había puesto cachondo, para su desgracia ¿Acaso se había vuelto loco? Un loco muy pervertido y libidinoso cabe decir. No podía dejar que Camiel por nada del mundo se enterara, aunque su cuerpo no pensaba lo mismo y decidió que era hora de alzar una tienda de campamento con su ropa interior... -No ¿cuando vas a dejar tú de irrespetarme?-Devolvió la pregunta -S-Sólo te dije que me había visto desnudo y te fuiste, ni siquiera preguntaste cómo o cuando, seguramente sólo te imaginaste lo peor y por eso te fuiste, eres un idiota- Camiel le gruñó haciendo que su pene vibrara, definitivamente eso no era normal.
-Entonces dime ¿Qué debo pensar si mi Omega me dice que deja que otro lo vea desnudo?- Le preguntó aflojando el agarre sin soltarlo aun.
-Yo no dije que dejaba que me vieran desnudo ¿ok? Sólo dije que me habían visto desnudo, que es distinto, y fue un accidente y-yo iba... Salía del baño y se me cayó la toalla -Mintió -Ni más ni menos ¿Qué pensabas? Lo peor ¿cierto?- Estúpido Camiel ¿por qué olía tan bien mientras él intentaba contenerse? - David es como un hermano para mí y tú celandome con él, es el colmo, si quisiera algo con David ya lo tendría- Se está acercando más... No puede descubrir mi erección, ni siquiera debería tener una en un momento tan extraño - ¿E- Entiendes? No esperaría a salir contigo para hacerlo. Y mi pijama no es asunto tuyo, yo puedo vestirme y usar lo que yo quiera, pero no porque sea un puto como tu te imaginas, si no porque no me gusta que me mangoneen...- Finalizó.
Camiel lo soltó, joder, ahora se sentía ridículo, cómo un celoso de mierda de lo peor,pero era su culpa, por su culpa había pasado un momento incómodo - Entonces tienes que empezar a hablar más claro, si dices las cosas de esa manera tan imprudente no esperes que no me imagine lo peor -Daniel iba a refutar pero Camiel le puso un dedo en la boca -Se que dirás que no te tengo confianza y quién sabe que más pero ¿Qué pensarías si te dijera que he visto desnudo a un Omega que vive conmigo y que además también lo veo en casi un babydoll todas las noches? ¿No suena bien verdad?... Estás todo rojo ¿Es porque te enojaste?-
-Él que estaba enojado eras tú- Le recordó.
-No estaba enojado- Negó -Te ves alterado ¿Por qué?- Le preguntó haciéndose el loco. No estaba alterado, estaba excitado -¿Vas a seguir haciéndote el desentendido?- Daniel no respondió. -¿Sabes que puedo oler que estás siendo lujurioso? ¿Quieres que te ayude?-
Ohh, mierda, lo había descubierto... No, aunque quisiera no iba a tener sexo, nada de sexo con él -No... Estoy molesto contigo, nada de sexo por un mes o algo así...- Camiel alzó una ceja.
-Es gracioso que digas eso cuando se ve que te mueres por...- Daniel le puso lamano en la boca antes de que Camiel dijera algo vulgar.
-Que no... ¿Quieres alejarte un poco? Si no pudiera aspirar tu olor me controlaría mejor ¿sabes?-
-No se me apetece, quiero ver que haces de cerca-Le dijo con maldad.
-No haré nada- Le dijo por si pensaba que iba a tocarse ahí mismo o quién sabe que cosa. -Me ayudaría que te apartaras, en serio.-
Camiel accedió apartándose hasta el otro extremo del ascensor, y aunque no era demasiado el espacio que los separaba Daniel pudo pensar mejor sin tener el olor de Camiel en la nariz, así que aprovecho y oprimió el botón para que las puertas del ascensor se abrieran y por fin pudo aspirar aire sin feromonas sexuales que lo estuviera tentando. Sólo así después de un rato, en silencio, pudo volver a la normalidad, es decir, sólo así la carpa en su ropa interior desapareció.
-Acabamos de tener nuestra primera pelea de pareja- Afirmó Daniel rompiendo el silencio.
-Parece que eso te hace feliz... ¿No tienes frío?-Lo decía porque no podía evitar fijarse en que el vestido era muy corto y descubierto.
-No...- Joder, esto era muy incómodo, no había nada de lo que pudieran hablar, ni un tema, ninguno -Esto... Es tarde, será mejor que me vaya a dormir- ¿En serio? ¿Eso lo que decía? Tenía un millón de cosas por preguntar y ahora que podía hacerlo se sentía demasiado tímido como para empezar. Necesitaba más confianza y seguridad por parte de los dos en la relación para poder desenvolverse como quería.
Camiel también podía sentir el ambiente tenso, pero no sabía cómo romper el hielo, es decir, jamás lo había hecho, él sólamente iba a lo que iba y si a lo que iba era coger, pues lo hacía y ya, era nuevo en esto de ser la pareja de alguien. -Te acompañaré hasta tu puerta... - Y así comenzaron a caminar, con la incomodidad latente. ¿Ese era un buen acto? ¿Debería decirle algo? ¿Por qué con Daniel no podía ser como con todos los Omegas y sólo verlo para tener sexo? Esperen, había algo extraño en todo esto ¡...! No podía ser ¡Era verdad! había ido a ver a Daniel sólo por ¿Verlo? Ni siquiera habían... Un alto a todo ¿Acaso Daniel había dicho que no iban a tener sexo por un mes porque estaba enojado con él? ¿Cómo pensaba que sobreviviría un mes sin sexo? -Daniel ¿no te parece que un mes sin sexo es muy largo? deberías bajar el tiempo a... Sólo una noche, esta ¿no crees?- Daniel no pudo evitar soltar una carcajada ¿De verdad eso era en lo que estaba pensando. Camiel lo miró extrañado de verlo reír -¿Por qué te ríes?-Quiso saber.
Daniel sabía que sería inútil explicarle, es que antes él se estaba comiendo el coco pensando en qué decir y Camiel rompía el silencio con un tema tan de pareja como ese.
-Por nada Cielo- Sin más se prendió de su brazo y comenzó a caminar mucho más pegado a él -No puedo levantar el castigo hasta que dejes de ser tan malo conmigo ¿Entendiste?- Le habló casi como a un niño.
-¿Cuándo fui malo contigo?- ¿A qué se refería? no recordaba haber sido malo con él o... ¿Se refería a lo de esa día?.
-Cuando desconfias de mi eres malo conmigo- Le aclaró -También me ofendiste con tus conclusiones- Le hizo ver -Pero no te preocupes, si te portas bien conmigo iré rebajando tu pena ¿Soy justo no crees?- Dijo alegremente. Camiel no podía creer lo que estaba escuchando ¿Sólo eso le iba a costar un mes de abstinencia? Eso era demasiado drástico teniendo en cuenta que ambos se habían equivocado, él por sacar conclusiones precipitadas con desconfianza y Daniel por decir eso de una manera tan descuidada y tan a la ligera, al final ambos se habían equivocado y habían logrado solucionarlo, eso debería contar ¿no? Pensó él, pero entonces un recuerdo se le vino a la cabeza " Verás, soy muy cariñoso y sé que no va contigo pero ya que voy a darte hijos más te vale dejarte mimar o darme lo que pido... Ah, también soy celoso y posesivo, si me traicionas me vengaré y no será nada lindo ¿Entendiste?" ¿A eso se refería?.
-Bueno, ya llegamos- dijo parándose en la puerta. Camiel lo miró y luego recordó a qué había ido en primer lugar.
-Yo vine a darte esto -Se sacó de la chaqueta un celular azul y se lo pasó -Quiero que lo lleves a donde vayas ¿Entendiste?... Mi número ya está grabado ahí así que llámame si me necesitas... -Diablos, ahora que se daba cuenta habría sido mejor dárselo en la caja dónde había llegado, pero es que apenas llegó se encargó de ver que realmente si fuera un celular y lo metió en el bolsillo de la chaqueta para salir corriendo a ver a Daniel, ni loco admitiría que había hecho algo así, pero lo había hecho y había sido tanta su prisa que también había olvidado llevar el cargador que al igual que los audífonos, también se quedó en la caja.
Daniel se quedó impresionado, jamás esperó que Camiel le regalara nada, pero ahí estaba, un celular, uno de un color muy lindo, lo tomó y sonrió, es tan lindo cuando la persona que te gusta te regala algo, la verdad sentía que de haberle regalado una roca estaría igual de feliz. -Es... Justo lo que necesitaba- Admitió. Camiel lo miró como si no entendiera, así que decidió explicarle -Hoy cuando fue a practicar no te vi y eso me puso algo... Triste, pensé que era un lío completo no tener dónde buscarte ni como contactarte y tú llegas y me regalas un celular para que pueda comunicarme contigo cuando no sepa dónde estás metido ¿No crees que tenemos telepatía?-Le preguntó sonriendo. Al ver a Camiel todas sus preocupaciones se habían esfumado y por eso olvidó completamente que tenía que preguntarle dónde vivía o donde podían verse, Camiel había evitado que más tarde se devanara la cabeza pensando en que hacer para verlo.
Camiel no podía creer que Daniel exhibiera de esa manera sus cursis preocupaciones delante de él, él jamás podría hacer algo así, aunque le alegraba mucho que su obsequio le gustara y de verdad le fuera de utilidad. ¡Lo había olvidado! El síndrome de abstinencia... Tenía que ver al médico pronto, aunque lo odiara de alguna forma tenía que saber porqué tenía esa reacción ante la ausencia de Daniel, por ahora sólo podía... ¿Y si le contaba a Daniel lo que le pasaba? Nada podía perder, es decir, se arriesgaba a humillarse y parecer débil pero no podía tratar todos lo días por un mes entero de esa manera a los de su grupo, como lo había hecho hoy a causa del mal humor, terminarían odiandolo y quitándole el liderazgo. Decidió que este sería su primer voto de confianza hacia Daniel. -Daniel, tengo un problema, tengo que contarte algo que me pasa- Daniel se le quedó mirando atentamente preocupado -Desde que saliste de la habitación hace como un día tengo algo parecido al síndrome de abstinencia pero por ti, me da mal genio y te aseguro que mi mal genio no es normal, es demasiado pesado y nunca había pasado antes con nadie que no fuera un monstruo, me estoy desquitando con los de mi grupo y hoy siento que pasara lo mismo si no estoy pegado a ti toda la noche y también el día, y lo detesto porque soy demasiado independiente para eso, no sé como solucionarlo todavía, así que creo que es tu culpa y que tu tienes que hacerte responsable.- Finalizó Camiel. La verdad si se le ocurría una solución pero no iba a tomarla porque no, su solución era estar con Daniel a cada minuto y eso no le gustaba, no pensaba ser una ladilla.
Daniel se quedó boquiabierto ¿Eso era una declaración de amor? No sabía que responder a todo eso, es decir, dicho a la manera de Camiel eso había sido muy romántico, pero era un problema, no quería que el inexpresivo de Camiel se convirtiera en un tirano gruñón... -Entonces... ¿Que es lo que impulsa el mal humor exactamente? ¿la falta de sexo?- Le preguntó para ver si podía entenderlo mejor.
Camiel estuvo a punto de decir que sí, pero estaría mintiendo, las ansias se habían calmado apenas lo sostuvo entre sus brazos y pudo olerlo... O eso pensaba, y aunque se moría por decir que era por falta de sexo que estaba así decidió ser sincero, muy a su pesar. -No es la falta de sexo... Creo que es tu olor, cuando- Salí a buscarte, completó en su mente porque jamás admitiría eso -Cuando te fuiste lo que más quería era tenerte cerca para olfatearte- Dijo.
-Mi olor... -Una idea nada suya surcó su mente, la verdad parecía más una idea de David que llegó a su mente de alguna manera, pero tenía que intentarlo, él hacía el sacrificio. -Hagamos un experimento ¿Vale? si no funciona me llamas y nos veremos para que puedas calmarte- Camiel asintió. De la nada Daniel empezó a quitarse las bragas... Se la quitó tan rápido que no alcanzó a ver nada, se acercó con rapidez a él, le dió un pequeño beso en la boca y le dejó la bragas colgadas en el hombro, luego rápidamente entró en el apartamento cerrando la puerta con fuerza. ¿Ese era su experimento? Tomó las bragas mirándolas ¿Por que... Ah, sí, ya entendía, las bragas estaban impregnadas de su olor, definitivamente olían a él ¿Quién habría pensado que su cabecita albergaría una idea así? Se metió las bragas en el bolsillo y emprendió su camino.
-¿Así que... TE buscó?-Le preguntó David. Daniel asintió rojo apoyado en la puerta. -Y ¿te dió un celular?- Preguntó al ver el aparato en sus manos, Daniel asintió. -¿Lo ves? Siempre tengo razón, sólo tenías que confiar en mi palabra, te dije que ya lo verías y no tenías que preocuparte, ahora ve a bañarte, desde aquí puedo oler tu peste-dijo señalando el baño.