-Dios, Dios, Dios- Se repetía Camiel mientras intentaba aplacar los nervios, estaba mirándose en el espejo, incrédulo de vestir al fin el soñado vestido blanco.
-Oh por Dios- Fue lo que dijo David al verlo a penas entró en la habitación, la chica que lo ayudaba con el vestido se apartó y luego salió de la habitación a señal de David -Estás magnífico, es más, eso se queda corto, eres hermosisimo, hasta me dan ganas de ser yo el novio- Dijo mirándolo a través del espejo.
David había elegido bien el vestido, era un vestido tradicionalmente blanco perla de seda con mangas de encaje que permitía ver las clavículas ya que tenía corte en v que iniciaba en los hombros y terminaba en el pecho, la espalda también era en una v profunda que llegaba a su espalda baja y permitía ver la delicada piel de toda la línea de su columna, aunque el detalle estaba en que la parte más baja de su espalda, a la altura del ombligo se había añadido más encaje hacía abajo para rellenar el fondo de la V, de manera que esa zona baja estaba protegida con tela y decorado por una especie de cordón a modo de corsé, era sólo decoración ya que el vestido encajaba deliciosamente en su figura. No era raro que un Omega usara vestido para la boda, algunos no lo hacían, pero con Daniel definitivamente era un vestido.
En la parte de adelante no tenía nada, era sencillo, pero el collar largo con perlas azules y un medallón de plata con forma de rosa al final que usaba complementa el vestido, era un vestido largo estilo sirena, nada espumoso. David había acertado en su talla y todas sus medidas, el vestido le quedaba maravillosamente bien.
A Daniel lo había peinado la mujer que acababa de salir de la habitación, ella era la genio que se había encargado de ayudarlo con el vestido, el maquillaje y con el peinado. A petición de Daniel le había dejado dos largos rizos para que le cayeran el pecho, ella había insistido en que si el cabello le cubría la espalda habría opacado la majestuosidad del vestido, por eso los demás rizos habían tenido que ser recogidos de manera en que cayeran de nuevo sólo que más cortos, a la altura del cuello, el peinado le quedaba bien y lo mejor era que fácil de deshacer, lo único que tenía que hacer era quitarse una pinza que lo sujetaba. El maquillaje se había enfocado mucho en los ojos, el pestañina había triplicado sus pestañas, las sombras de tono marrón en sus ojos resaltaban sus ojos tan azules, el rubor discreto sólo lo hacía más hermoso, los labios de un tono rosa natural, todo no hacía más que resaltar la belleza que el muchacho poseía.
-¿Crees qué a Camiel le guste? - Le preguntó algo inseguro mientras se observaba en el espejo.
-Le encantará, pareces un ángel- Sonrió para tranquilizarlo. Tomó la mano de Daniel y la besó -Ya es hora. -Le avisó entregándole el ramo de rosas rojas que tenía.
-Ustedes dos están locos ¿Cómo prepararon todo tan rápido? ¿cómo...? -A Daniel todo le parecía increíble, un sueño, uno muy vívido y a la vez no, se sentía en una nube y temía estrellarse, las cosas no podían ser tan fáciles para él, era tan extraño casarse sin más.
-¿Es enserio? ¿Acaso tú estás tratando de ganar tiempo? ¡Tú! él que se moría por casarse...- David lo había descubierto.
-Ya, es que estoy nervioso, todo esto fue tan repentino, esta mañana tú sólo me despertaste y me trajiste a esta habitación de el templo y... -
-Lo que pasa es que no te crees que tu boda suceda tan fácil, sin luchar, sólo sucediendo como debe ser, es normal con todo lo que ha pasado pero, Daniel, Todo va a salir bien- Le aseguró apretándole la mano. Daniel lo miró a los ojos y asintió, había que creerle si lo miraba con toda esa ternura, sus temores de que algo ocurriera para estropear su felicidad se esfumaron, era su boda, tenía que ser muy feliz y gozar ese día tan especial.
David empezó a guiarlo. En el trayecto de salir de la habitación hasta llegar a las puertas de la iglesia jamás soltó su mano.
Bajo la luz dorada del inicio del ocaso Daniel llegó al gran arco de la puerta central del brazo de David, la melodía de I Can't help falling in love de Elvis Presley en violín y piano comenzó a sonar apenas ellos hicieron presencia. Había mucha gente, demasiada, llenaban todas las bancas. A lo largo del pasillo habían arreglos de rosas blancas, todo estaba perfecto, excepto porque tenía unos nervios terribles, por primera vez en su vida temió tropezar con lo tacones, olvidó a que había ido en primer lugar, se sentía demasiado consciente de todo, la gente mirándolo, los pasos que dada, su respiración. Daniel sintió tanta emoción que sintió ganas de llorar, sus ojos se cristalizaron un poco dándoles un toque brillante, entonces lo vió, de pie, esperándolo a la mitad del pasillo, fue como si el tiempo se detuviera y el camino para llegar a él no le pudo parecer más largo. Cuando llegaron hasta donde Camiel David apretó su mano y se acercó para besarle la mejilla y abrazarlo, Daniel le correspondió el abrazo, se sentía inmensamente agradecido con David, había sido su protector en el camino hacía Camiel y le había enseñado tantas cosas que jamás creyó fuera capaz de hacer, estaba tan agradecido y lleno de dicha por haberlo conocido.
-Te quiero Cariño- Le dijo David antes de terminar con el abrazo.
-Y yo a ti- Le respondió Daniel con una lágrima rebelde resbalando por su mejilla.
-Cuídalo- Le pidió David a Camiel cuando se lo entregó. Camiel asintió con la cabeza, sentía que le debía mucho a David por haberlo cuidado mientras él no estaba, miró a su Omega y este le sonrió, él le devolvió una media sonrisa, recogió la lágrima delicadamente con un dedo, después tomó su mano con seguridad y juntos comenzaron a Caminar, nadie pudo apartar la vista de ellos.
Una vez en el altar extrañamente Camiel en lugar de situarse al lado de su pareja como se hacía normalmente se situó detrás de él, apoyando la mano izquierda en su vientre y la con la otra sostuvo su mano derecha, para Daniel fue extraño pero no dijo nada, de alguna forma lo hizo sentir protegido.
David entendió la situación perfectamente, sucedía que el escote de la espalda de Daniel dejaba al descubierto su sensual talle y para Camiel un Alfa posesivo que desde hace muy poco había reclamado a su Omega eso era demasiado.
Y así era efectivamente, desde que vió a Daniel aparecer por esa puerta Camiel no dejaba de repetirse que jamás en su vida había visto nada más seductoramente angelical y que él no lo merecía, pero aun así iba a hacerlo suyo en todas las maneras posibles. Sintió un orgullo extremadamente grande cuando la belleza de su pareja deslumbró a todos los presentes, para él no fue una sorpresa, Daniel podía verse hermoso con ese vestido pero sin el era realmente mucho más fascinante, y los demás no podían hacer más que imaginar o suponer esa belleza porque Daniel era de él, eternamente y esto le causaba una gran satisfacción. Casi sintió pena por todos aquellos Alfas presentes que atrevidamente desnudaban a su deseado Omega con la mirada, casi, porque lo que en realidad quería era arrancarles la garganta y ese deseo se hizo más latente cuando Daniel y David se abrazaron, entonces por fin pudo ver el escote en su espalda, tuvo que refrenar los grandes deseos de quitarse el saco y ponerselo en los hombros, pero ese deseo no era tan grande como el de tomarlo de la mano y llevárselo de ahí para hacerlo muy, pero muy feliz. Pero no no podía, aun no, en su lugar respiró profundo y cuando tuvo la oportunidad lo cubrió con su cuerpo, pegandolo a él, y justo en ese momento pensó en todo lo que se les venía encima, tocó su vientre, ya tenía en su seno un hijo suyo, un riesgo inmenso... Daniel era el Omega de su vida ¿Ese hijo suyo sería el causante del fin de su vida?. Cómo adivinado sus pensamientos fatalistas Daniel posó su mano sobre la que acariciaba su vientre, como consolandolo inconscientemente de esa manera.
El sacerdote les preguntó si querían decir sus votos, a Daniel ni se le había pasado eso por la cabeza, ni una vez, no había preparado nada para decirle, pero aun así asintió. Se volteó para hacerle su promesa a Camiel.
-Camiel, te amo y así será por siempre- Eso era todo lo que tenía para decirle, no tenía promesas, sólo afirmaciones.
-Daniel, eres el Omega de mi vida y así será por siempre- Era lo único de lo que podía estar seguro.
Ellos se pusieron los anillos, en el caso de Daniel una argolla sencilla sobre la alianza del diamante azul, el sacerdote decía las últimas palabras y entonces después de todo un día por fin pudieron besarse, lejanamente Daniel podía escuchar aplausos, pero con el beso aturdidoramente delicioso que le estaba dando Camiel no era seguro.
Si de ambos dependiera se hubieran ido después de la boda, pero cómo así no lo dictaba el protocolo no les quedó de otra que quedarse a la fiesta que se ofrecía en honor de los novios, para sorpresa de Daniel.
-Dios, Camiel ¿una fiesta? ¿Desde cuando tenías planeado esto?-
-Desde hace tres días, casi- Le respondió. Los ojos de Daniel se abrieron un poquito.
-¿Cómo hiciste esto en tan poco tiempo?- Quiso saber impresionado.
-No lo hice yo, lo hizo David- y el dinero, pensó Camiel para sus adentros. -Yo tenía las manos demasiado ocupadas en ti ¿No recuerdas?-
Daniel se sonrojó cuando sintió la mano en su trasero, sin embargo no la quitó -Es increíble, todo quedó tan hermoso y perfecto en tan poco tiempo... -Dijo mirando la decoración -Pero Camiel, quiénes son todas esas personas- De todas las personas sólo pudo reconocer a seis, principalmente su hermano que lo alegró con su aparición, la pareja de este,Zachary, Zac y su alfa y los tíos de Camiel, Marc y Albert Rosen. El resto eran figuras desconocidas.
-Soy Alfa líder y mis antepasados fueron fundadores de la organización, casi todas las personas presentes tienen altos cargos y fueron invitadas por pura diplomacia, se tomaría como insulto organizar una boda y no invitarlas, también están los integrantes de mi grupo y el grupo de David, hay muchos testigos de nuestra boda- El corazón de Daniel se enterneció cuando dijo "nuestra boda" Camiel era maravilloso, y ahora era legalmente su esposo.
Su hermano y su pareja se acercaron a felicitarlos -Dios Daniel, cuando te pregunté quién era tu pareja me dijiste que no sabías y resulta que me mentiste- Lo causó -No era nadie más que un Rosen.- Daniel sonrió no cabiendo en sí de la dicha, abrazó a su hermano y luego a Zachary.
-Si bueno, no podía decirlo- Dijo a modo de disculpa. -¿Cómo están? ¿Cuando llegaron?-
-Ayer, después de que nos llegara la apresurada invitación- Le respondió Zachary.
-Lamento las prisas- se disculpó Daniel algo culpable.
-Descuida, por cierto, te ves hermoso, el vestido es magnífico- Le dijo su hermano.
-Oh gracias, pero no lo elegí yo-
-Lamento interrumpirlos pero hay fila de personas que quieren conocer a Daniel- Dijo David cortés. Saludó a Matt y a Zachary de mano y se llevó a los recién casados.
Después de eso docenas de personas se acercaron a felicitarlos, todos conocidos de Camiel y sus parejas, entre ellos Zac y su Alfa. Daniel supo desenvolverse a la perfección, después de todo se había preparado casi toda su vida para eso. La parte que más le gustó fue ser felicitado por el equipo de Camiel, a quienes ya había visto pero no había conocido, fue genial conocer a las personas que pasaban tanto tiempo con él.
Aunque también hubo una parte incomodidad en todo eso y fue cuando Camiel estaba lejos hablando con un grupo de hombres y se acercaron sus ahora familiares Marc y Albert. Albert tomó su mano y la besó diciendo -Bienvenido a la familia, la verdad me sorprende que resistieras tanto, pero ya que, estoy agradecido contigo por aceptar a mi sobrino con todos sus defectos y los riegos que trae con él, me preocupaba que te asustaras y lo rechazaras, pero te has casado, eres valiente, me alegro que estes en la familia muchacho-
-Gracias-contestó Daniel, aun así confundido con las palabras que él había dicho "Los riegos que trae con él" ¿A que se refería?.
-Yo no pienso eso, por el contrario creo que no te merece y debiste correr cuando pudiste, mereces algo mejor-Le dijo el señor Marc de la manera más cruda que pudo -Cometiste un error en elegirlo-
-Ya basta, tenemos que irnos Daniel, pero te deseamos lo mejor, adiós- Se despidió Albert apresuradamente llevándose a su hermano. Daniel no sabía que había sido todo eso pero justo cuando ellos ya se habían ido llegó Camiel.
-¿Qué sucede?- le preguntó. Daniel miró en la dirección en que se habían ido los hombres y contestó. -Nada.-
-Nos piden para que demos el primer baile- Le dijo tomando su mano. Eso cambió totalmente los pensamientos de Daniel.
-¿Sabes bailar?- le dijo Daniel burlesco imitando su gesto de alzar una ceja.
-Es una formalidad, claro que sé, aunque me apetece hacer otra cosa ahora mismo- Sus dedos acariciaron el revés en su mano causando cosquilleo, Daniel aspiró para aclarar su mente y luego respondió con maldad.
-Pues a mi no, vamos a bailar- y de esa manera lo arrastró a la pista de baile y la música sonó, a paso lento consumieron la primera canción de la noche, sus miradas se conectaron, la piel de Daniel se erizó, Camiel sonrió burlesco, y cuando finalizó muy a pesar de ellos, David tomó la mano de Daniel y jaló hacia él, Camiel lo miró con el ceño fruncido porque ya quería irse, pero a David no le importó y le dijo.
-No te lo vas a llevar antes de que baile conmigo- Y así el baile comenzó, era un baile más alegre, por lo tanto dió giros y se movía de aquí para allá sin parar, se rió a carcajadas con David, era un excelente bailarín. Luego bailó con su cuñado zachary, después con todos los integrantes del grupo de su esposo y los integrantes del grupo de su mejor amigo. Y eso no fue todo, también varios caballero a los cuales conoció esa misma noche lo sacaron a bailar, todos deseaban bailar con él novio y para cuando terminó los pies le dolían.
Camiel dió gracias a los invitados por haber asistido y ser testigos de su boda y de esa manera por fin pudo llevárselo. Estaba molesto, muchos habían tocado a su esposito y él no había podido hacer nada por evitarlo, sólo mirar como esos gusanos bailaban con él con ojitos soñadores imaginando quién sabe qué, eso lo había fastidiado.
Ya en el auto Camiel le preguntó-¿Por qué bailas tan bien?-
-Me preparé para casarme contigo casi toda mi vida- Le contestó sincero. Camiel frunció el ceño y dijo.
-Pues entonces debiste haber bailado conmigo-
-Lo hice-
-Sólo una pieza-
-¿Estás celoso? Sabes que bailé con la mayoría por ceremonia-
Camiel lo sabía, él también había tenido que bailar con muchos Omegas por compromiso, pero aun así no dejaba de fastidiarlo ese hecho. En lugar de contestarle mejor le palmeó una pierna, como diciendo que no lo pusiera en evidencia, aunque en lugar de quitar la mano la dejó allí y la deslizó varias veces sintiendo su piel caliente y tersa a través de la seda. Tenía una ganas inmensas de quitarle ese vestido y... Tuvo que quitar la mano de mala gana de su pierna para no descontrolarse.
Daniel sonrió, entendía lo que pasaba y le hacía gracia, claro que estaba tan cansado que lo mejor era no burlarse de él abiertamente, mejor lo dejó ser y cambió de tema -¿Dónde vamos?- De verdad no lo sabía.
-Ya lo veras. Duerme mientras, aun nos faltan tres horas para llegar. ¿Tienes frío?- La fiesta se había extendido hasta las doce de la noche, y ahora tenían mucho camino por recorrer para llegar a su destino, mejor era que Daniel descansara, porque cuando llegaran...
-No, estoy bien- Le dijo acomodándose en el asiento, luego cerró los ojos. Camiel lo escuchó pero aun así detuvo el auto y se quitó la chaqueta del traje y se la puso encima, Daniel se acurrucó más contra el asiento y sonriendo dijo- Huele a ti- Y con eso abrazó más la chaqueta.
Ese simple acto llenó de placer a Camiel, no lo comprendía ¿Por qué algo tan sencillo lo complacía?.
Tres horas después de mucho conducir por fin llegaron, a su nueva casa, su hogar.
Camiel jamás había visto el lugar en persona, pero lo conocía a la perfección porque él mismo lo había diseñado.
Daniel dormía y él no tuvo corazón para despertarlo, sin más lo tomó en brazos y lo llevó dentro de la casa, hasta la habitación matrimonial. Ya en la cama no necesitaba su permiso para desvestirlo, le sacó los zapatos, con sumo cuidado le quitó el vestido y luego el pantie de encaje, también desprendió de su cabello la pinza que recogía sus rizos, el collar que traía Daniel se lo había quitado antes en el auto por lo que no tuvo que moverlo más. Él también se desvistió y se acostó a su lado, se quedo un largo rato admirándolo hasta que por fin se durmió.
Daniel despertó algo desorientado, poco a poco se fue espabilando hasta poder pensar con claridad, había estado durmiendo sobre su esposo, literalmente, estaba completamente sobre su pecho, aunque a Camiel parecía no molestarle su peso quiso apartarse, suponía que eso no era bueno para la espalda de su amado, pudo intentarlo, intentar dejar de aplastarlo, pero Camiel aun dormido lo apretó contra su pecho con sus brazos con fuerza y no le quedó de otra que seguir en su lugar, apoyó los codos en su pecho y se quedó por lo que fue mucho tiempo mirando su rostro, sobre todo su boca, pensando en lo guapo era su esposo y lo mucho que quería besarlo, pero no quería despertarlo.
Muchos minutos después Camiel dió indicios de que despertaba y Daniel gustoso empezó la labor de llenarle la cara de besos mariposa, repartió besos en su nariz, sus mejillas, su cuello, su pecho, eran besos de niño, pero supieron encender a Camiel que ni terminaba de espabilar y ya le esta agarrando las nalgas para frotarlo contra su erección, Daniel no se iba a poner a eso.
-Es hora de que pagues por estarme provocando- Le dijo al oído haciendo que Daniel se erizara.
-Ya te pagué, lo hice con una felación- Le recordó, aunque estaba disfrutando mucho con sus acciones, tanto que suspiró cuando su esposo le sopló en la oreja, ya estaba con la respiración agitada, estaba demasiado receptivo.
-Pero aun no me pagas por cuando me tuve que maturbar en el baño- Sin dejar de manosear sus nalgas y frotarlo contra él, bajó su boca a dónde estaba la cicatriz de su marca y lo mordió un poco, la espalda de Daniel se puso rígida por un espasmo que fue acompañado por un sonoro gemido. -¿Qué pasa?- Le preguntó por jorobar, ya sabía que se había acabado de correr sólo con eso, no aguantaba nada.
Para Daniel decir que estaba avergonzado era poco, y el odioso ese no dejaba de hacerle notar su poca resistencia, iba a ignorar su pregunta cuando cayó en cuenta de algo -¿Sabes Camiel? Ahora que lo pienso saliste demasiado rápido de ese baño- y aunque dijo eso con la voz casi jadeante fue lo suficientemente claro para que Camiel le diera un pellizquito en las nalgas haciendolo reir. Camiel se lo quitó de encima y se levantó de la cama para ir a quien sabe donde, Daniel se acostó en la cama sonriendo, no le prestó ni atención de lo satisfecho que estaba por tener por fin algo con que molestarlo, pero eso se cortó tan pronto como sintió que Camiel se posicionaba entre sus piernas, miró hacia abajo y pudo reconocer el bote de lubricante rosa en las manos de su Alfa, quien se puso una gran cantidad del producto en las manos y empezó a utilizarlo en su trasero, con sus dedos empezó a prácticamente rellenarlo con la sustancia, a él no le quedó más opción que gemir, ni hablar podía, y cuando menos lo esperó se corrió de nuevo con un grito de alivio. Camiel se detuvo para ver su expresión de abandono, esa cara roja y provocativa, vio como abría los ojos que había cerrado para afrontar el orgasmo, temblaba, Daniel era tan sincero con lo que sentía, y eso que sólo había utilizado los dedos.
Cuando Daniel abrió los ojos sólo pudo enfocar la mirada en su esposo, en lo imponente y hermoso que era, en cómo lo llevaba hasta el límite, también se fijó en lo mucho que le gustaba tenerlo entre las piernas.
-Creo que ya es hora de que te enteres de cuanto puedo durar- Daniel no dijo nada, estaba embelesado, sólo atinó a enredar las piernas en sus caderas y apretarse contra él.
Camiel rió -Dios, estás tan aturdido que creo que ni me escuchas ¿No es así?- Se equivocaba, Daniel había escuchado perfectamente su risa, la primera risa que le escuchaba dejar salir, por siempre la atesoraría en sus recuerdos. Basta decir con que se día no salieron de la cama.
A la mañana siguiente al despertar ambos tuvieron sexo mañanero, se dieron una ducha, hicieron la cama con una sábanas limpias y pusieron las sucias a lavar.
Luego bajaron a la cocina y Daniel preparó el desayuno, Camiel sólo lo miraba sentado desde la encimera, lo veía desenvolverse en esa cocina como si llevara toda la vida ahí. Cuando desayunaban Daniel le preguntó que cuánto se quedarían en esa magnifica casa, a lo que Camiel contestó que para siempre, le informó que ahora ese era su hogar y que la había mandado a construir específicamente pensando en él, Daniel estaba tan feliz que no pudo contenerse y lloró un poco de la felicidad, Camiel lo abrazó y para que dejara de llorar le propuso hacerle un tour por la casa.
A Daniel todo le encantó, sobre todo el jardín delantero, que tenía césped verde y hermosas flores por todas partes, también unos cuantos limoneros y un manzano, Camiel había pensado tanto en él, todo la casa era hermosa, era claro que tendría que hacer unos cambios de decoración, pero eso era todo, la casa era enorme, era perfecta. Cómo comenzó a llover Camiel no pudo mostrarle el patio trasero, pero en su lugar le mostró las habitaciones que serían de su futuros hijos, como Daniel había pedido habían muchas, la casa tenía catorce en total sin contar la cocina, la sala y el estudio de Camiel. Daniel se había emocionado escogiendo la habitación de su bebé, y no lo pensó dos veces en elegir la que estaba al lado de la recamara matrimonial, le contó a Daniel emocionado los planes que tenía para decorar el cuarto del bebé y tenerlo todo listo para cuando él llegara, eso tensó increíblemente a Camiel, pero aun así no lo demostró.
En la tarde cuando Daniel preparaba el almuerzo y Camiel lo ayudaba llamaron a la puerta, Camiel extrañado abrió la puerta con precaución, resultó ser David, que no tenía al parecer conciencia de la intimidad que una pareja recién casada necesita, sobre todo cuando él tenía deseos de tomar a su pareja por toda la casa, pero suponía que podía ser importante.
Algo contrariado abrió la puerta, David lo saludó y en la casa.
-Tengo noticias- Le dijo. Esto inmediatamente activó a Camiel a modo soldado. -Revise las cámaras que puse en los cuartos de tus tíos y en las sala de juntas de la base, pero nada importante surgió, nada relacionado con el caso, pero descubrí que tu tío Marc tiene una especie de obsesión con Daniel, tal vez por eso quiso que lo conquistara, para alejarlo de ti, tal vez en su mente de alguna manera consideraba que si tu estabas fuera de juego él tenía oportunidad con él-
Camiel no sabía en cuál de las cosas que había dicho David fijarse más, así que decidió que en todas -¿Mi tío Marc quería que conquistaras a mi Omega?-
-Sí... ¿Daniel no te lo contó?-
-No ¿él lo sabía? -
-Sí... -
Eso molestó a Camiel, ¿cómo era posible que Daniel no le hubiera contado algo así? -¿Por que dices que mi tío está obsesionado con él?-
-Habían demasiadas fotos de él detrás de un gran cuadro, cuando llegó a su cuarto después de la boda estaba furico, pero creo que es sólo eso, no tiene relación con el caso hasta ahora en los días que llevo espiandolo, lo mismo de tu tío Albert, esto se está complicando, si no aparece algo estaremos en un callejón sin...-
-¡David! Que bueno verte- Los interrumpió Daniel, feliz de ver a David se lanzó a abrazarlo -llegas justo a tiempo, el almuerzo acaba de estar listo, ven vamos a almorzar- dijo tomándolo de la mano
-Daniel- Lo detuvo Camiel antes de que empezara a caminar -¿Por qué no me dijiste que mi tío le encargó a David que te sedujera?- Daniel se golpeó la frente.
-Lo siento cariño, es que lo olvidé-
- ¿Lo olvidaste?- Le preguntó escéptico.
-Sí, es que tenía muchas cosas en mente, Ah, cielo ¿Cómo pude olvidarlo? Y eso no es todo-
-¿No?-
-No, por linea de sangre David es realmente de nuestra familia, es tu primo, es hijo de tu tío Marc-
-¿Qué?- Si la cara de Camiel no fuera un mármol pulido seguramente habría puesto cara de circunstancias.
-Sí, es tu primo- Camiel miró a Daniel y luego a David, pero antes de que preguntara cualquier cosa David se le adelantó explicando.
-Soy el hijo bastardo de tu tío con una humana, él no me reconoce como hijo y yo no lo reconozco como padre, eso es todo-
Camiel no sabía que decir -Entonces, ¿eres un humano o no?- Preguntó casi sin tacto.
David sonrió con su pregunta -No, soy un hibrido, tengo algunas capacidades de hombre lobo pero no demasiadas-
Daniel para aligerar el ambiente y reducir la incomodidad que seguramente tenía su esposo con su falta de emotividad los invitó a pasar a la mesa, él se fue a servir-
-¿Por qué no dijiste nada nunca? -le preguntó Camiel a David cuando Daniel se hubo ido.
-La verdad, no quería que me asociaran con tu familia, también está el hecho de que no me gusta la idea de provenir de un maldito hipócrita como lo es tu tío- Camiel asintió.
-Supongo que me alegra tener un primo, pero sólo porque tu eres el sujeto, no soportaría a nadie débil en la familia- Le fue sincero.
David asintió, suponía que esa era su manera de darle la bienvenida como familiar. Daniel puso la mesa y luego legó con la comida empezando a servir.
Una vez todos finalizaron la comida en la ambos coincidieron con que David se quedara en su hogar por lo menos un tiempo, David le dijo a Daniel.
-Tengo algo para ti-
-¿En serio?- Le preguntó este sonriendo.
-Sí , cómo no te di regalo por tu boda, considera mi regalo de bodas atrasado para ti-
Salió de la casa y luego entró con su grande maleta, eso demostró que él se hubiera quedado aunque no lo hubieran invitado, a Camiel le pareció gracioso porque él hubiera hecho lo mismo. David sacó de la maleta un paquete y se lo entregó a Daniel, este rió por el inesperado regalo, lo tocó adivinado un libro y algo más pequeño, sin querer perder más tiempo lo abrió con cuidado, lo primero que sacó fue un cased y luego un cd, miró a David sin comprender, el cased y el cd ponía "día de blanco" y tenían unas rosas grabadas.
-Bien...-Dijo Daniel poniendo los dos objetos sobre la mesa, luego tomó lo que pensó era el libro, pero al ver la portada se dió cuenta que no, tenía el mismo grabado de rosas pero tenía de título "Días dorados" entonces supo que era en realidad el regalo, abrió el albúm de fotos y miró una a una maravillado, habían fotos de ellos entrando a la iglesia, de Camiel y él bailando, de él abrazando a su hermano, eran buenas fotos, pero la que más le gustó era una dónde Camiel y él se miraban en el altar, era la foto más hermosa, una sonrisa apareció en su rostro, abrazó a David y le dijo emocionado -El mejor regalo de la vida-. Supo entonces de que iba el cd, rápidamente lo tomó y corrió a estrenar de una vez por todas el enorme televisor de la sala, era el vídeo de su boda, se sentó en el sofá abrazando una almohada, David y Camiel se sentaron uno a cada lado de él, mirándolo, fue fantástico.
-Mirenme, me sentí super nervioso, sentí que caminaba como bambi- David rió.
-No es verdad, estabas precioso y caminabas muy bien-
-Que guapo estabas tú, ojalá lo hubiera notado en ese momento, pero no lo hice, ahora te lo digo, estabas guapísimo en traje-
-cielo, con lo nervioso que estabas me sorprende que recordaras ser el novio-
-Aun así la boda les salió perfecta, oh miren, Camiel, amor, casi me desmayo cuando te veo tan perfecto en trage-
-ustedes hablan de esto como si hubiera sucedido hace años, apenas sucedió hace dos días- les dijo Camiel.
-Una eternidad- le dijo David por jorobar.
Luego de un tiempo viéndolo llegaron a la parte donde bailaba con su esposo por primera vez, luego dónde bailaba con David, pero algo en esa parte no le gustó.
-¿Quién era ese Camiel?- le preguntó.
-Un omega que me pidió bailar, no pude negarme- Todos ponían notar lo celoso que se iba poniendo Daniel a medida que el vídeo continuaba, porque cuando él bailaba con Alfas su esposo hacía lo mismo pero con otros omegas, ¿Cómo es que no se había dado cuenta? de haberlo sabido lo habría evitado. Llegaron a la parte dónde Camiel agradece por su presencia a los invitados y luego se acaba el vídeo.
-Se notaban tus ganas de llevártelo- Camiel sonrió de lado y dijo.
-No lo voy a negar-
-Oh por Dios- Fue lo que dijo David al verlo a penas entró en la habitación, la chica que lo ayudaba con el vestido se apartó y luego salió de la habitación a señal de David -Estás magnífico, es más, eso se queda corto, eres hermosisimo, hasta me dan ganas de ser yo el novio- Dijo mirándolo a través del espejo.
David había elegido bien el vestido, era un vestido tradicionalmente blanco perla de seda con mangas de encaje que permitía ver las clavículas ya que tenía corte en v que iniciaba en los hombros y terminaba en el pecho, la espalda también era en una v profunda que llegaba a su espalda baja y permitía ver la delicada piel de toda la línea de su columna, aunque el detalle estaba en que la parte más baja de su espalda, a la altura del ombligo se había añadido más encaje hacía abajo para rellenar el fondo de la V, de manera que esa zona baja estaba protegida con tela y decorado por una especie de cordón a modo de corsé, era sólo decoración ya que el vestido encajaba deliciosamente en su figura. No era raro que un Omega usara vestido para la boda, algunos no lo hacían, pero con Daniel definitivamente era un vestido.
En la parte de adelante no tenía nada, era sencillo, pero el collar largo con perlas azules y un medallón de plata con forma de rosa al final que usaba complementa el vestido, era un vestido largo estilo sirena, nada espumoso. David había acertado en su talla y todas sus medidas, el vestido le quedaba maravillosamente bien.
A Daniel lo había peinado la mujer que acababa de salir de la habitación, ella era la genio que se había encargado de ayudarlo con el vestido, el maquillaje y con el peinado. A petición de Daniel le había dejado dos largos rizos para que le cayeran el pecho, ella había insistido en que si el cabello le cubría la espalda habría opacado la majestuosidad del vestido, por eso los demás rizos habían tenido que ser recogidos de manera en que cayeran de nuevo sólo que más cortos, a la altura del cuello, el peinado le quedaba bien y lo mejor era que fácil de deshacer, lo único que tenía que hacer era quitarse una pinza que lo sujetaba. El maquillaje se había enfocado mucho en los ojos, el pestañina había triplicado sus pestañas, las sombras de tono marrón en sus ojos resaltaban sus ojos tan azules, el rubor discreto sólo lo hacía más hermoso, los labios de un tono rosa natural, todo no hacía más que resaltar la belleza que el muchacho poseía.
-¿Crees qué a Camiel le guste? - Le preguntó algo inseguro mientras se observaba en el espejo.
-Le encantará, pareces un ángel- Sonrió para tranquilizarlo. Tomó la mano de Daniel y la besó -Ya es hora. -Le avisó entregándole el ramo de rosas rojas que tenía.
-Ustedes dos están locos ¿Cómo prepararon todo tan rápido? ¿cómo...? -A Daniel todo le parecía increíble, un sueño, uno muy vívido y a la vez no, se sentía en una nube y temía estrellarse, las cosas no podían ser tan fáciles para él, era tan extraño casarse sin más.
-¿Es enserio? ¿Acaso tú estás tratando de ganar tiempo? ¡Tú! él que se moría por casarse...- David lo había descubierto.
-Ya, es que estoy nervioso, todo esto fue tan repentino, esta mañana tú sólo me despertaste y me trajiste a esta habitación de el templo y... -
-Lo que pasa es que no te crees que tu boda suceda tan fácil, sin luchar, sólo sucediendo como debe ser, es normal con todo lo que ha pasado pero, Daniel, Todo va a salir bien- Le aseguró apretándole la mano. Daniel lo miró a los ojos y asintió, había que creerle si lo miraba con toda esa ternura, sus temores de que algo ocurriera para estropear su felicidad se esfumaron, era su boda, tenía que ser muy feliz y gozar ese día tan especial.
David empezó a guiarlo. En el trayecto de salir de la habitación hasta llegar a las puertas de la iglesia jamás soltó su mano.
Bajo la luz dorada del inicio del ocaso Daniel llegó al gran arco de la puerta central del brazo de David, la melodía de I Can't help falling in love de Elvis Presley en violín y piano comenzó a sonar apenas ellos hicieron presencia. Había mucha gente, demasiada, llenaban todas las bancas. A lo largo del pasillo habían arreglos de rosas blancas, todo estaba perfecto, excepto porque tenía unos nervios terribles, por primera vez en su vida temió tropezar con lo tacones, olvidó a que había ido en primer lugar, se sentía demasiado consciente de todo, la gente mirándolo, los pasos que dada, su respiración. Daniel sintió tanta emoción que sintió ganas de llorar, sus ojos se cristalizaron un poco dándoles un toque brillante, entonces lo vió, de pie, esperándolo a la mitad del pasillo, fue como si el tiempo se detuviera y el camino para llegar a él no le pudo parecer más largo. Cuando llegaron hasta donde Camiel David apretó su mano y se acercó para besarle la mejilla y abrazarlo, Daniel le correspondió el abrazo, se sentía inmensamente agradecido con David, había sido su protector en el camino hacía Camiel y le había enseñado tantas cosas que jamás creyó fuera capaz de hacer, estaba tan agradecido y lleno de dicha por haberlo conocido.
-Te quiero Cariño- Le dijo David antes de terminar con el abrazo.
-Y yo a ti- Le respondió Daniel con una lágrima rebelde resbalando por su mejilla.
-Cuídalo- Le pidió David a Camiel cuando se lo entregó. Camiel asintió con la cabeza, sentía que le debía mucho a David por haberlo cuidado mientras él no estaba, miró a su Omega y este le sonrió, él le devolvió una media sonrisa, recogió la lágrima delicadamente con un dedo, después tomó su mano con seguridad y juntos comenzaron a Caminar, nadie pudo apartar la vista de ellos.
Una vez en el altar extrañamente Camiel en lugar de situarse al lado de su pareja como se hacía normalmente se situó detrás de él, apoyando la mano izquierda en su vientre y la con la otra sostuvo su mano derecha, para Daniel fue extraño pero no dijo nada, de alguna forma lo hizo sentir protegido.
David entendió la situación perfectamente, sucedía que el escote de la espalda de Daniel dejaba al descubierto su sensual talle y para Camiel un Alfa posesivo que desde hace muy poco había reclamado a su Omega eso era demasiado.
Y así era efectivamente, desde que vió a Daniel aparecer por esa puerta Camiel no dejaba de repetirse que jamás en su vida había visto nada más seductoramente angelical y que él no lo merecía, pero aun así iba a hacerlo suyo en todas las maneras posibles. Sintió un orgullo extremadamente grande cuando la belleza de su pareja deslumbró a todos los presentes, para él no fue una sorpresa, Daniel podía verse hermoso con ese vestido pero sin el era realmente mucho más fascinante, y los demás no podían hacer más que imaginar o suponer esa belleza porque Daniel era de él, eternamente y esto le causaba una gran satisfacción. Casi sintió pena por todos aquellos Alfas presentes que atrevidamente desnudaban a su deseado Omega con la mirada, casi, porque lo que en realidad quería era arrancarles la garganta y ese deseo se hizo más latente cuando Daniel y David se abrazaron, entonces por fin pudo ver el escote en su espalda, tuvo que refrenar los grandes deseos de quitarse el saco y ponerselo en los hombros, pero ese deseo no era tan grande como el de tomarlo de la mano y llevárselo de ahí para hacerlo muy, pero muy feliz. Pero no no podía, aun no, en su lugar respiró profundo y cuando tuvo la oportunidad lo cubrió con su cuerpo, pegandolo a él, y justo en ese momento pensó en todo lo que se les venía encima, tocó su vientre, ya tenía en su seno un hijo suyo, un riesgo inmenso... Daniel era el Omega de su vida ¿Ese hijo suyo sería el causante del fin de su vida?. Cómo adivinado sus pensamientos fatalistas Daniel posó su mano sobre la que acariciaba su vientre, como consolandolo inconscientemente de esa manera.
El sacerdote les preguntó si querían decir sus votos, a Daniel ni se le había pasado eso por la cabeza, ni una vez, no había preparado nada para decirle, pero aun así asintió. Se volteó para hacerle su promesa a Camiel.
-Camiel, te amo y así será por siempre- Eso era todo lo que tenía para decirle, no tenía promesas, sólo afirmaciones.
-Daniel, eres el Omega de mi vida y así será por siempre- Era lo único de lo que podía estar seguro.
Ellos se pusieron los anillos, en el caso de Daniel una argolla sencilla sobre la alianza del diamante azul, el sacerdote decía las últimas palabras y entonces después de todo un día por fin pudieron besarse, lejanamente Daniel podía escuchar aplausos, pero con el beso aturdidoramente delicioso que le estaba dando Camiel no era seguro.
Si de ambos dependiera se hubieran ido después de la boda, pero cómo así no lo dictaba el protocolo no les quedó de otra que quedarse a la fiesta que se ofrecía en honor de los novios, para sorpresa de Daniel.
-Dios, Camiel ¿una fiesta? ¿Desde cuando tenías planeado esto?-
-Desde hace tres días, casi- Le respondió. Los ojos de Daniel se abrieron un poquito.
-¿Cómo hiciste esto en tan poco tiempo?- Quiso saber impresionado.
-No lo hice yo, lo hizo David- y el dinero, pensó Camiel para sus adentros. -Yo tenía las manos demasiado ocupadas en ti ¿No recuerdas?-
Daniel se sonrojó cuando sintió la mano en su trasero, sin embargo no la quitó -Es increíble, todo quedó tan hermoso y perfecto en tan poco tiempo... -Dijo mirando la decoración -Pero Camiel, quiénes son todas esas personas- De todas las personas sólo pudo reconocer a seis, principalmente su hermano que lo alegró con su aparición, la pareja de este,Zachary, Zac y su alfa y los tíos de Camiel, Marc y Albert Rosen. El resto eran figuras desconocidas.
-Soy Alfa líder y mis antepasados fueron fundadores de la organización, casi todas las personas presentes tienen altos cargos y fueron invitadas por pura diplomacia, se tomaría como insulto organizar una boda y no invitarlas, también están los integrantes de mi grupo y el grupo de David, hay muchos testigos de nuestra boda- El corazón de Daniel se enterneció cuando dijo "nuestra boda" Camiel era maravilloso, y ahora era legalmente su esposo.
Su hermano y su pareja se acercaron a felicitarlos -Dios Daniel, cuando te pregunté quién era tu pareja me dijiste que no sabías y resulta que me mentiste- Lo causó -No era nadie más que un Rosen.- Daniel sonrió no cabiendo en sí de la dicha, abrazó a su hermano y luego a Zachary.
-Si bueno, no podía decirlo- Dijo a modo de disculpa. -¿Cómo están? ¿Cuando llegaron?-
-Ayer, después de que nos llegara la apresurada invitación- Le respondió Zachary.
-Lamento las prisas- se disculpó Daniel algo culpable.
-Descuida, por cierto, te ves hermoso, el vestido es magnífico- Le dijo su hermano.
-Oh gracias, pero no lo elegí yo-
-Lamento interrumpirlos pero hay fila de personas que quieren conocer a Daniel- Dijo David cortés. Saludó a Matt y a Zachary de mano y se llevó a los recién casados.
Después de eso docenas de personas se acercaron a felicitarlos, todos conocidos de Camiel y sus parejas, entre ellos Zac y su Alfa. Daniel supo desenvolverse a la perfección, después de todo se había preparado casi toda su vida para eso. La parte que más le gustó fue ser felicitado por el equipo de Camiel, a quienes ya había visto pero no había conocido, fue genial conocer a las personas que pasaban tanto tiempo con él.
Aunque también hubo una parte incomodidad en todo eso y fue cuando Camiel estaba lejos hablando con un grupo de hombres y se acercaron sus ahora familiares Marc y Albert. Albert tomó su mano y la besó diciendo -Bienvenido a la familia, la verdad me sorprende que resistieras tanto, pero ya que, estoy agradecido contigo por aceptar a mi sobrino con todos sus defectos y los riegos que trae con él, me preocupaba que te asustaras y lo rechazaras, pero te has casado, eres valiente, me alegro que estes en la familia muchacho-
-Gracias-contestó Daniel, aun así confundido con las palabras que él había dicho "Los riegos que trae con él" ¿A que se refería?.
-Yo no pienso eso, por el contrario creo que no te merece y debiste correr cuando pudiste, mereces algo mejor-Le dijo el señor Marc de la manera más cruda que pudo -Cometiste un error en elegirlo-
-Ya basta, tenemos que irnos Daniel, pero te deseamos lo mejor, adiós- Se despidió Albert apresuradamente llevándose a su hermano. Daniel no sabía que había sido todo eso pero justo cuando ellos ya se habían ido llegó Camiel.
-¿Qué sucede?- le preguntó. Daniel miró en la dirección en que se habían ido los hombres y contestó. -Nada.-
-Nos piden para que demos el primer baile- Le dijo tomando su mano. Eso cambió totalmente los pensamientos de Daniel.
-¿Sabes bailar?- le dijo Daniel burlesco imitando su gesto de alzar una ceja.
-Es una formalidad, claro que sé, aunque me apetece hacer otra cosa ahora mismo- Sus dedos acariciaron el revés en su mano causando cosquilleo, Daniel aspiró para aclarar su mente y luego respondió con maldad.
-Pues a mi no, vamos a bailar- y de esa manera lo arrastró a la pista de baile y la música sonó, a paso lento consumieron la primera canción de la noche, sus miradas se conectaron, la piel de Daniel se erizó, Camiel sonrió burlesco, y cuando finalizó muy a pesar de ellos, David tomó la mano de Daniel y jaló hacia él, Camiel lo miró con el ceño fruncido porque ya quería irse, pero a David no le importó y le dijo.
-No te lo vas a llevar antes de que baile conmigo- Y así el baile comenzó, era un baile más alegre, por lo tanto dió giros y se movía de aquí para allá sin parar, se rió a carcajadas con David, era un excelente bailarín. Luego bailó con su cuñado zachary, después con todos los integrantes del grupo de su esposo y los integrantes del grupo de su mejor amigo. Y eso no fue todo, también varios caballero a los cuales conoció esa misma noche lo sacaron a bailar, todos deseaban bailar con él novio y para cuando terminó los pies le dolían.
Camiel dió gracias a los invitados por haber asistido y ser testigos de su boda y de esa manera por fin pudo llevárselo. Estaba molesto, muchos habían tocado a su esposito y él no había podido hacer nada por evitarlo, sólo mirar como esos gusanos bailaban con él con ojitos soñadores imaginando quién sabe qué, eso lo había fastidiado.
Ya en el auto Camiel le preguntó-¿Por qué bailas tan bien?-
-Me preparé para casarme contigo casi toda mi vida- Le contestó sincero. Camiel frunció el ceño y dijo.
-Pues entonces debiste haber bailado conmigo-
-Lo hice-
-Sólo una pieza-
-¿Estás celoso? Sabes que bailé con la mayoría por ceremonia-
Camiel lo sabía, él también había tenido que bailar con muchos Omegas por compromiso, pero aun así no dejaba de fastidiarlo ese hecho. En lugar de contestarle mejor le palmeó una pierna, como diciendo que no lo pusiera en evidencia, aunque en lugar de quitar la mano la dejó allí y la deslizó varias veces sintiendo su piel caliente y tersa a través de la seda. Tenía una ganas inmensas de quitarle ese vestido y... Tuvo que quitar la mano de mala gana de su pierna para no descontrolarse.
Daniel sonrió, entendía lo que pasaba y le hacía gracia, claro que estaba tan cansado que lo mejor era no burlarse de él abiertamente, mejor lo dejó ser y cambió de tema -¿Dónde vamos?- De verdad no lo sabía.
-Ya lo veras. Duerme mientras, aun nos faltan tres horas para llegar. ¿Tienes frío?- La fiesta se había extendido hasta las doce de la noche, y ahora tenían mucho camino por recorrer para llegar a su destino, mejor era que Daniel descansara, porque cuando llegaran...
-No, estoy bien- Le dijo acomodándose en el asiento, luego cerró los ojos. Camiel lo escuchó pero aun así detuvo el auto y se quitó la chaqueta del traje y se la puso encima, Daniel se acurrucó más contra el asiento y sonriendo dijo- Huele a ti- Y con eso abrazó más la chaqueta.
Ese simple acto llenó de placer a Camiel, no lo comprendía ¿Por qué algo tan sencillo lo complacía?.
Tres horas después de mucho conducir por fin llegaron, a su nueva casa, su hogar.
Camiel jamás había visto el lugar en persona, pero lo conocía a la perfección porque él mismo lo había diseñado.
Daniel dormía y él no tuvo corazón para despertarlo, sin más lo tomó en brazos y lo llevó dentro de la casa, hasta la habitación matrimonial. Ya en la cama no necesitaba su permiso para desvestirlo, le sacó los zapatos, con sumo cuidado le quitó el vestido y luego el pantie de encaje, también desprendió de su cabello la pinza que recogía sus rizos, el collar que traía Daniel se lo había quitado antes en el auto por lo que no tuvo que moverlo más. Él también se desvistió y se acostó a su lado, se quedo un largo rato admirándolo hasta que por fin se durmió.
Daniel despertó algo desorientado, poco a poco se fue espabilando hasta poder pensar con claridad, había estado durmiendo sobre su esposo, literalmente, estaba completamente sobre su pecho, aunque a Camiel parecía no molestarle su peso quiso apartarse, suponía que eso no era bueno para la espalda de su amado, pudo intentarlo, intentar dejar de aplastarlo, pero Camiel aun dormido lo apretó contra su pecho con sus brazos con fuerza y no le quedó de otra que seguir en su lugar, apoyó los codos en su pecho y se quedó por lo que fue mucho tiempo mirando su rostro, sobre todo su boca, pensando en lo guapo era su esposo y lo mucho que quería besarlo, pero no quería despertarlo.
Muchos minutos después Camiel dió indicios de que despertaba y Daniel gustoso empezó la labor de llenarle la cara de besos mariposa, repartió besos en su nariz, sus mejillas, su cuello, su pecho, eran besos de niño, pero supieron encender a Camiel que ni terminaba de espabilar y ya le esta agarrando las nalgas para frotarlo contra su erección, Daniel no se iba a poner a eso.
-Es hora de que pagues por estarme provocando- Le dijo al oído haciendo que Daniel se erizara.
-Ya te pagué, lo hice con una felación- Le recordó, aunque estaba disfrutando mucho con sus acciones, tanto que suspiró cuando su esposo le sopló en la oreja, ya estaba con la respiración agitada, estaba demasiado receptivo.
-Pero aun no me pagas por cuando me tuve que maturbar en el baño- Sin dejar de manosear sus nalgas y frotarlo contra él, bajó su boca a dónde estaba la cicatriz de su marca y lo mordió un poco, la espalda de Daniel se puso rígida por un espasmo que fue acompañado por un sonoro gemido. -¿Qué pasa?- Le preguntó por jorobar, ya sabía que se había acabado de correr sólo con eso, no aguantaba nada.
Para Daniel decir que estaba avergonzado era poco, y el odioso ese no dejaba de hacerle notar su poca resistencia, iba a ignorar su pregunta cuando cayó en cuenta de algo -¿Sabes Camiel? Ahora que lo pienso saliste demasiado rápido de ese baño- y aunque dijo eso con la voz casi jadeante fue lo suficientemente claro para que Camiel le diera un pellizquito en las nalgas haciendolo reir. Camiel se lo quitó de encima y se levantó de la cama para ir a quien sabe donde, Daniel se acostó en la cama sonriendo, no le prestó ni atención de lo satisfecho que estaba por tener por fin algo con que molestarlo, pero eso se cortó tan pronto como sintió que Camiel se posicionaba entre sus piernas, miró hacia abajo y pudo reconocer el bote de lubricante rosa en las manos de su Alfa, quien se puso una gran cantidad del producto en las manos y empezó a utilizarlo en su trasero, con sus dedos empezó a prácticamente rellenarlo con la sustancia, a él no le quedó más opción que gemir, ni hablar podía, y cuando menos lo esperó se corrió de nuevo con un grito de alivio. Camiel se detuvo para ver su expresión de abandono, esa cara roja y provocativa, vio como abría los ojos que había cerrado para afrontar el orgasmo, temblaba, Daniel era tan sincero con lo que sentía, y eso que sólo había utilizado los dedos.
Cuando Daniel abrió los ojos sólo pudo enfocar la mirada en su esposo, en lo imponente y hermoso que era, en cómo lo llevaba hasta el límite, también se fijó en lo mucho que le gustaba tenerlo entre las piernas.
-Creo que ya es hora de que te enteres de cuanto puedo durar- Daniel no dijo nada, estaba embelesado, sólo atinó a enredar las piernas en sus caderas y apretarse contra él.
Camiel rió -Dios, estás tan aturdido que creo que ni me escuchas ¿No es así?- Se equivocaba, Daniel había escuchado perfectamente su risa, la primera risa que le escuchaba dejar salir, por siempre la atesoraría en sus recuerdos. Basta decir con que se día no salieron de la cama.
A la mañana siguiente al despertar ambos tuvieron sexo mañanero, se dieron una ducha, hicieron la cama con una sábanas limpias y pusieron las sucias a lavar.
Luego bajaron a la cocina y Daniel preparó el desayuno, Camiel sólo lo miraba sentado desde la encimera, lo veía desenvolverse en esa cocina como si llevara toda la vida ahí. Cuando desayunaban Daniel le preguntó que cuánto se quedarían en esa magnifica casa, a lo que Camiel contestó que para siempre, le informó que ahora ese era su hogar y que la había mandado a construir específicamente pensando en él, Daniel estaba tan feliz que no pudo contenerse y lloró un poco de la felicidad, Camiel lo abrazó y para que dejara de llorar le propuso hacerle un tour por la casa.
A Daniel todo le encantó, sobre todo el jardín delantero, que tenía césped verde y hermosas flores por todas partes, también unos cuantos limoneros y un manzano, Camiel había pensado tanto en él, todo la casa era hermosa, era claro que tendría que hacer unos cambios de decoración, pero eso era todo, la casa era enorme, era perfecta. Cómo comenzó a llover Camiel no pudo mostrarle el patio trasero, pero en su lugar le mostró las habitaciones que serían de su futuros hijos, como Daniel había pedido habían muchas, la casa tenía catorce en total sin contar la cocina, la sala y el estudio de Camiel. Daniel se había emocionado escogiendo la habitación de su bebé, y no lo pensó dos veces en elegir la que estaba al lado de la recamara matrimonial, le contó a Daniel emocionado los planes que tenía para decorar el cuarto del bebé y tenerlo todo listo para cuando él llegara, eso tensó increíblemente a Camiel, pero aun así no lo demostró.
En la tarde cuando Daniel preparaba el almuerzo y Camiel lo ayudaba llamaron a la puerta, Camiel extrañado abrió la puerta con precaución, resultó ser David, que no tenía al parecer conciencia de la intimidad que una pareja recién casada necesita, sobre todo cuando él tenía deseos de tomar a su pareja por toda la casa, pero suponía que podía ser importante.
Algo contrariado abrió la puerta, David lo saludó y en la casa.
-Tengo noticias- Le dijo. Esto inmediatamente activó a Camiel a modo soldado. -Revise las cámaras que puse en los cuartos de tus tíos y en las sala de juntas de la base, pero nada importante surgió, nada relacionado con el caso, pero descubrí que tu tío Marc tiene una especie de obsesión con Daniel, tal vez por eso quiso que lo conquistara, para alejarlo de ti, tal vez en su mente de alguna manera consideraba que si tu estabas fuera de juego él tenía oportunidad con él-
Camiel no sabía en cuál de las cosas que había dicho David fijarse más, así que decidió que en todas -¿Mi tío Marc quería que conquistaras a mi Omega?-
-Sí... ¿Daniel no te lo contó?-
-No ¿él lo sabía? -
-Sí... -
Eso molestó a Camiel, ¿cómo era posible que Daniel no le hubiera contado algo así? -¿Por que dices que mi tío está obsesionado con él?-
-Habían demasiadas fotos de él detrás de un gran cuadro, cuando llegó a su cuarto después de la boda estaba furico, pero creo que es sólo eso, no tiene relación con el caso hasta ahora en los días que llevo espiandolo, lo mismo de tu tío Albert, esto se está complicando, si no aparece algo estaremos en un callejón sin...-
-¡David! Que bueno verte- Los interrumpió Daniel, feliz de ver a David se lanzó a abrazarlo -llegas justo a tiempo, el almuerzo acaba de estar listo, ven vamos a almorzar- dijo tomándolo de la mano
-Daniel- Lo detuvo Camiel antes de que empezara a caminar -¿Por qué no me dijiste que mi tío le encargó a David que te sedujera?- Daniel se golpeó la frente.
-Lo siento cariño, es que lo olvidé-
- ¿Lo olvidaste?- Le preguntó escéptico.
-Sí, es que tenía muchas cosas en mente, Ah, cielo ¿Cómo pude olvidarlo? Y eso no es todo-
-¿No?-
-No, por linea de sangre David es realmente de nuestra familia, es tu primo, es hijo de tu tío Marc-
-¿Qué?- Si la cara de Camiel no fuera un mármol pulido seguramente habría puesto cara de circunstancias.
-Sí, es tu primo- Camiel miró a Daniel y luego a David, pero antes de que preguntara cualquier cosa David se le adelantó explicando.
-Soy el hijo bastardo de tu tío con una humana, él no me reconoce como hijo y yo no lo reconozco como padre, eso es todo-
Camiel no sabía que decir -Entonces, ¿eres un humano o no?- Preguntó casi sin tacto.
David sonrió con su pregunta -No, soy un hibrido, tengo algunas capacidades de hombre lobo pero no demasiadas-
Daniel para aligerar el ambiente y reducir la incomodidad que seguramente tenía su esposo con su falta de emotividad los invitó a pasar a la mesa, él se fue a servir-
-¿Por qué no dijiste nada nunca? -le preguntó Camiel a David cuando Daniel se hubo ido.
-La verdad, no quería que me asociaran con tu familia, también está el hecho de que no me gusta la idea de provenir de un maldito hipócrita como lo es tu tío- Camiel asintió.
-Supongo que me alegra tener un primo, pero sólo porque tu eres el sujeto, no soportaría a nadie débil en la familia- Le fue sincero.
David asintió, suponía que esa era su manera de darle la bienvenida como familiar. Daniel puso la mesa y luego legó con la comida empezando a servir.
Una vez todos finalizaron la comida en la ambos coincidieron con que David se quedara en su hogar por lo menos un tiempo, David le dijo a Daniel.
-Tengo algo para ti-
-¿En serio?- Le preguntó este sonriendo.
-Sí , cómo no te di regalo por tu boda, considera mi regalo de bodas atrasado para ti-
Salió de la casa y luego entró con su grande maleta, eso demostró que él se hubiera quedado aunque no lo hubieran invitado, a Camiel le pareció gracioso porque él hubiera hecho lo mismo. David sacó de la maleta un paquete y se lo entregó a Daniel, este rió por el inesperado regalo, lo tocó adivinado un libro y algo más pequeño, sin querer perder más tiempo lo abrió con cuidado, lo primero que sacó fue un cased y luego un cd, miró a David sin comprender, el cased y el cd ponía "día de blanco" y tenían unas rosas grabadas.
-Bien...-Dijo Daniel poniendo los dos objetos sobre la mesa, luego tomó lo que pensó era el libro, pero al ver la portada se dió cuenta que no, tenía el mismo grabado de rosas pero tenía de título "Días dorados" entonces supo que era en realidad el regalo, abrió el albúm de fotos y miró una a una maravillado, habían fotos de ellos entrando a la iglesia, de Camiel y él bailando, de él abrazando a su hermano, eran buenas fotos, pero la que más le gustó era una dónde Camiel y él se miraban en el altar, era la foto más hermosa, una sonrisa apareció en su rostro, abrazó a David y le dijo emocionado -El mejor regalo de la vida-. Supo entonces de que iba el cd, rápidamente lo tomó y corrió a estrenar de una vez por todas el enorme televisor de la sala, era el vídeo de su boda, se sentó en el sofá abrazando una almohada, David y Camiel se sentaron uno a cada lado de él, mirándolo, fue fantástico.
-Mirenme, me sentí super nervioso, sentí que caminaba como bambi- David rió.
-No es verdad, estabas precioso y caminabas muy bien-
-Que guapo estabas tú, ojalá lo hubiera notado en ese momento, pero no lo hice, ahora te lo digo, estabas guapísimo en traje-
-cielo, con lo nervioso que estabas me sorprende que recordaras ser el novio-
-Aun así la boda les salió perfecta, oh miren, Camiel, amor, casi me desmayo cuando te veo tan perfecto en trage-
-ustedes hablan de esto como si hubiera sucedido hace años, apenas sucedió hace dos días- les dijo Camiel.
-Una eternidad- le dijo David por jorobar.
Luego de un tiempo viéndolo llegaron a la parte donde bailaba con su esposo por primera vez, luego dónde bailaba con David, pero algo en esa parte no le gustó.
-¿Quién era ese Camiel?- le preguntó.
-Un omega que me pidió bailar, no pude negarme- Todos ponían notar lo celoso que se iba poniendo Daniel a medida que el vídeo continuaba, porque cuando él bailaba con Alfas su esposo hacía lo mismo pero con otros omegas, ¿Cómo es que no se había dado cuenta? de haberlo sabido lo habría evitado. Llegaron a la parte dónde Camiel agradece por su presencia a los invitados y luego se acaba el vídeo.
-Se notaban tus ganas de llevártelo- Camiel sonrió de lado y dijo.
-No lo voy a negar-