Daniel y Camiel se pasaron toda la mañana tirados en el suelo sólo compartiendo calor y olfateándose. Daniel había caído en cuenta que ya podía oler a Camiel de nuevo y nada podía ser más tranquilizador que eso, poder olfatearlo y estar en sus brazos.
-Tu comida se enfrió- Le avisó Camiel, como si eso importara.
-No se puede decir lo mismo de mí- Dijo sin poder evitarlo.
-A mi no me digas nada, sé muy bien que ni mi lengua ni mis dedos te bastan pero tu aun no lubricas y no voy a volver a hacerte daño de esa forma-
-¿Ni aunque yo lo desee y tu lo disfrutes?- Sabía que no debía provocar a Camiel de esa manera, pero sentía una gran necesidad de tenerlo dentro de él.
-¿Cuando te volviste tan descarado?- Camiel no podía creer la manera en que Daniel media su autocontrol.
-Cuando empezaste a gustarme, creo que desde los siete años- Diciendo esto empezó a reírse.
-Eras demasiado inocente a los siete para eso, eres demasiado inocente aun ahora- Le contestó Camiel.
Daniel frunció el ceño, con que demasiado inocente ¿he? se notaba que no sabía lo que era un celo.
-En realidad dejé de ser inocente en mi primer celo, que si mal no recuerdo fue a los quince y no te imaginas todo lo que pensaba que te haría cuando me moría en el sofoco sexual-
Camiel lo miró como si le hubiera salido otra cabeza, no se podía creer que Daniel le contara algo así, usualmente los omegas evitaban hablar de sus inicios en la vida sexual.
-Claro que debo reconocer que mis fantasías si eran muy inocentes comparado con lo que hemos hecho, tú superaste todas las expectativas.- Siguió el omega.
-No sé si esto hace parte de tu venganza contra mi o en realidad tú sólo me provocas sin querer- El hecho de que su Omega confesara que en el inicio de su vida sexual se había tocado pensando en él lo ponía a mil, eso despertaba un orgullo algo demasiado primitivo para su gusto, en realidad se lo había imaginado y aquel recuerdo de ese niño arreglando el jardín había servido mucho, no es que Daniel hubiera cambiado mucho desde esa vez que lo vió en el jardín a través de la ventana, en realidad no había cambiado casi nada, pero imaginarse a alguien con esa inocencia tocandose para evitar el dolor y mientras lo hacía lo estuviera llamando a él desesperado, sin saber que ocurría, sin tener a su Alfa a su lado para que lo aliviara o por lo menos lo orientara. Recordó lo que el doctor le había dicho, él esperaba inconscientemente que Daniel estuviera más preparado según el doctor, pero se daba cuenta que lo había hecho esperar demasiado, ahora que lo analizaba seguro que Daniel lo había pasado muy mal cuando los celos empeoraron, sabía que Daniel pudo haber conseguido a un Alfa que calmara su dolor, pero no lo hizo, lo esperaba a él, y cuando por fin había sucedido él había sido un maldito bastardo. Se daba cuenta de todo lo que se había perdido, se había perdido la introducción de su Omega al mundo sexual, sus primeros orgasmos, no había podido ayudarlo con sus inseguridades ni con sus miedos de Omega inexperto... Sabía que esa parte de no haber estado con él en sus inicios no era su culpa, no sabía lo mucho que le gustaría Daniel, para él sólo era un Omega más en esos momentos y él no había tenido manera de saber que lo preferiría a él sobre todo, pero aunque no fuera su culpa aún se lamentaba por todo. Volteó y lo besó en la frente, a modo de disculpa silenciosa. -Vamos, ve a ducharte, recordé que tenemos cita con el médico y ya vamos tarde-
Daniel extrañado con ese beso se levantó, quiso preguntarle porque había sido pero se le olvidó apenas mencionó al doctor -¿A qué vamos?-
-Sólo arreglate- Le pidió.
Mientras iban de camino al consultorio del doctor, que como cosa rara no estaba en el hospital si no en otro complejo, la gente los miraba, era obvio que el olor de Camiel estaba sobre él, pero era normal que eso pasara después de ser marcado, no entendía porque la gente se sorprendía tanto.
Al llegar al consultorio del doctor, este miró a Camiel con burla al notar el olor tan marcado en el muchacho, Camiel lo miró como retandolo a que dijera algo al respecto, pero este no dijo nada. En su lugar miró a Daniel de arriba a abajo, le estrechó la mano y la besó un poco
para fastidiar a Camiel, este le gruñó.
-Es un gusto conocerlo al fin, es tan hermoso como me imaginé- Le dijo el doctor. -Quería saber quién tenía tan de cabeza a este estúpido- Dijo mirando a Camiel, este volvió a gruñirle. Daniel miró a Camiel y le sonrió un poco para calmarlo, aunque ese doctor ya le caía bien.
-A lo que vinimos doctor- Lo apuró Camiel.
-Bien, tomen asiento por favor- Señaló las sillas frente a su escritorio mientras sacaba una carpeta y se sentaba al otro lado.
-Comencemos, la cicatrización es un proceso biológico que requiere tiempo, al ser nosotros hombres lobo cicatrizamos y nos curamos más rápido, sobre todo los del genero Alfa, aun así la sangre de Daniel presenta una gran cantidad de plaquetas, pero no son comunes, estás pueden liberar más cantidad de sustancias en la sangre de lo normal, incluidas proteínas ECM, citoquinas, y factores de crecimiento, sobre todo factores de crecimiento, esta sustancia estimula a la célula para que aumente su velocidad de división, en otras palabras esta sustancia ayuda a que las heridas se regeneren más rápido. También los macrofagos, que son celulas encargadas de limpiar una herida actúan más rápido... Lo que quiero decirte Daniel es que tu sangre es especial, sin tantos términos médicos tu sangre tiene un gran capacidad de curar, más aún que la de un Alfa, es más rápida y mucho más efectiva- Camiel y Daniel estaban en silencio.
-No se a que se debe ni tengo una teoría, sólo puedo decir que tal vez sea hereditario o... Algún tipo de mutación, pero no es seguro, jamás vi nada así. Aun así tu sangre tiene niveles de glóbulos rojos demasiado bajos, esto podría deberse a una reciente pérdida de sangre, claro, pero las células milagrosas de tu sangre están inactivas lo que significa que tus heridas se niegan a curarse solas, aunque me gustaría comprobar mi teoría...-
-No va a lastimarlo- lo cortó Camiel de una vez.
-Está bien cielo, quiero ver si es verdad, aunque yo sospecho que sí- Recordó la herida de su dedo, la que Camiel había curado.
-Daniel, no- Se volvió a negar.
-Esta bién, hay que probar la teoría para estar seguros y tu ¿me sanaras no es cierto?- Camiel asintió con la cabeza.
El doctor sólo miraba a la pareja, estaba impresionado, nadie en su sano juicio le llevaría la contraria a Camiel, un omega normal se habría intimidado, pero ese hermoso Omega no sólo le llevaba la contraria sino que lo tranquilizaba y convencía. Era una bonita pareja, Daniel era justo lo que Camiel necesitaba, era amoroso sin ser maleable, y al parecer no le importaba no disimular estar loco de amor por Camiel, parecía que lo presumía y estaba orgulloso de eso... Ojalá no fuera él el que tuviera que dar la mala noticia.
Daniel extendió la mano y el doctor hizo con una tijera que sacó del cajón una pequeña línea que sangró, esperaron quince minutos, más que el tiempo necesario para que un omega cicatrizara una herida, pero la herida permaneció igual.
-Eso comprueba mi teoría, Camiel, si haces el honor- Inmediatamente Camiel acercó su mano y la lamió hasta desaparecer la herida, había tenido que amarrarse a la silla para no golpear al doctor por herirlo, era obvio que le había dolido. Ya quería regresar al departamento para consolarlo, pero aun no podía, no sin comentarle al doctor sobre la condición de Daniel.
-Doctor hay algo que me gustaría consultar. Daniel ha dejado de transformarse en lobo, no puede hacerlo ¿A que cree que se deba?- El doctor tardó unas segundos en hablar.
-Hay algo más que debo contarles... En las muestras de sangre también encontré algo más, encontré gonadotropina coriónica, o mejor conocida como la hormona de embarazo, estás en cinta Daniel, y según los valores de esta hormona en la sangre esto nos indica que tienes alrededor de dieciséis semanas de gestación o cuatro, cinco meses de embarazo, tengo una teoría, y es que tu cuerpo está demasiado débil para un embarazo, eso explicaría porque tu sangre está inactiva y porque no puedes transformarte, todas tus fuerzas se concentran en tu cría, incluidas las de tu lobo. Daniel según lo que me ha contado Camiel que te ha sucedido no creo que tu embarazo sea fácil...-
-¿A qué se refiere?- Le preguntó Camiel alarmado.
Daniel se miraba el estómago incrédulo, cinco meses de embarazo, era imposible, o al menos lo era con ese tamaño de panza, su inexistente panza, ni siquiera le prestaba atención al médico, hasta que Camiel le tomó la mano, entonces miró a Camiel y la dureza de su mirada y supo que algo no iba bien.
- Daniel era un Omega que no había tenido contacto con ningún Alfa a una edad donde los celos se hacen insoportables, y se hacen insoportables sólo por una razón, está en la naturaleza de los omegas pedir ser fecundados, al igual que las lobas en celo ustedes tienen su propio ciclo reproductivo, y si por alguna razón un Omega no da a su cuerpo lo que este necesita, ya sea para ser fecundado o sólo para menguar el celo, el sistema reproductor puede verse gravemente afectado, el calor es tan intenso que quema tus órganos reproductores hasta el punto de dejarte estéril, y haciendo cálculos tu sistema debería estar bastante dañado a tus veintidós años, si bien pienso que podría ser cierto que tu naturaleza te permitiría regenerarte después de cada celo es algo que está sin comprobar. Aun con todos los factores en tu contra, es un milagro que lleves a esa criatura en tu vientre. Daniel, este embarazo es demasiado riesgoso, tu cuerpo podría no soportarlo, sé que tuviste una pérdida de sangre reciente que te produjo una anemia severa, la cría también fue concebida fuera del celo y fuera del enlace por marca, usualmente los embarazos concebidos sin la marca de enlace y por fuera del celo no serían de cuidado, pero esos embarazos requieren más energía para salir adelante. Dadas las circunstancias tu cuerpo no va a soportarlo, antes del parto podrías tener una descompensación, también los riesgos de que abortes y mueras por una hemorragia son altos, recuerda que tu cuerpo ya no está sanando por sí mismo, y aunque eso no suceda el feto te quitará toda tu energía y no vas a resistir el parto, hacerte una cesárea es impensable, te mataría, la sangre de Alfa no podría actuar los suficientemente rápido para evitar que murieras desangrado en caso de una complicación, dudo a que llegues al séptimo mes, y ya ha empezado a robarte energía, el que no puedas transformarte es un indicio. Así que tienes dos opciones, sigues con el embarazo bajo todos riegos o interrumpes el embarazo, yo te recomiendo que lo interrumpas, sólo tienes una vida y hay varias maneras en la que podrían ser padres, es verdad que el realizarte un aborto también te lastimará, pero en comparación con el daño que podría hacerte el conservar el bebé es un daño mínimo.-
Daniel bajó la mirada y se tocó el estómago, no sintió nada moverse, pero había alguien ahí, creciendo... Una partesita de Camiel dentro de él. Miró a Camiel aun con la mano en su vientre, sabía que probablemente debería estar llorando y lamentándose por la poco alentadora situación, pero no, estaba calmado, no había nada que lamentar.
-Prepare una cita para realizar el aborto- Le dijo Camiel al doctor, su voz sonó como una piedra.
-No lo haga, nosotros vamos a tener al bebé- Le avisó con convicción.
-Daniel... Va a matarte- Camiel tomó su mano con fuerza, casi brusquedad, claro que no intencionalmente. Por el momento estaba desubicado, era como si le dieran un golpe en la cabeza del que todavía no se había desaturdido. Era horrible lo que sucedía, Daniel podía morir, sólo eso estaba en su cabeza, desde el momento en el que decidió morder a Daniel supo que las cosas nunca volverían a ser iguales, ahora sentía con convicción que si tenía que dar su brazo derecho o todo su cuerpo para mantenerlo con vida lo haría, sin dudar. Para él tomar la decisión de que abortara había sido fácil, Daniel era lo primordial, pero Daniel se negaba, se negaba a la posibilidad de vivir y eso lo angustiaba de sobre manera, también estaba enojado, pero no con Daniel, si no con él mismo, de haber cuidado mejor a su Omega las cosas no serían así.
-No lo hará, todo va estar bien- Quiso convencerlo Daniel, pero Camiel no le creyó. Sabía lo que estaba sintiendo Camiel, podía sentirlo, su desesperación, su enojo, su tristeza... De alguna extraña manera esto lo alegraba, eso significaba que de verdad le importaba a Camiel. Él había pensado que a Camiel sólo le podría importar él porque en el futuro sería la madre de sus hijos, ahora sabía que se había equivocado, Camiel era capaz de deshacerse de su propio hijo para salvarle la vida, no podía amar a más a Camiel porque era imposible.
-No lo sabes, y yo no me voy a arriesgar a estar seguro- Camiel no quería que él abortara, pero la vida de Daniel era más importante que cualquier otra cosa, más aún de su instinto de proteger a su cría y su deseo de ser padre, no podía ni siquiera en pensar perderlo sin enloquecer.
Daniel amorosamente puso su mano sobre la mano de Camiel que lo estrujaba, le dolía, pero quería calmarlo primero. -Camiel, tu me diste tu palabra cariño, me prometiste hijos, y ya me diste uno, no puedes quitármelo, eso no decía nuestro trato- Habló con una dulzura inmensa, sólo se estaba guiando por el amor que sentía por Camiel, su alegría de ser madre y su necesidad de calmar a su pareja y transmitirle lo que él sentía, esa dicha tan grande .
Camiel aflojó la presión de su mano pero aun así no lo soltó -Nuestro trato se rompió y lo sabes, Daniel, si es hijos lo que quieres podemos esperar, hay otras métodos- Intentó hacerlo razonar.
-¿No lo escuchaste Camiel? Probablemente está sea mi única oportunidad de experimentar un embarazo y tener un hijo, tal vez no haya otra oportunidad para mi. Quiero un hijo tuyo, pero no quiero los métodos que se me vienen a la cabeza, no vas a tener ningún hijo con nadie que no sea yo ¿Entendiste? Además, nuestro hijo ya está dentro de mi- Frunció el ceño por unos segundos cuando se imaginó a Camiel con otro Omega, luego volvió a tener esa expresión serena y confiada de antes.
-No, es demasiado peligroso ¿No lo oíste tú? no vas a soportarlo- Le dijo al bordo de sonar desesperado por convencerlo, por hacer que recuperara la razón.
-Sabes que sí puedo. Camiel, es parte de ti, un hijo tuyo está creciendo en mi seno, tiene cinco meses, faltan poco para que nazca ¿No quieres conocerlo? ¿No quieres saber cómo es? Es un milagro, tenemos que cuidarlo- Tomó la mano de Camiel y la puso sobre su vientre bajo -Yo voy a estar bien, tu solo quédate conmigo y veras como todo sale bien- Le prometió.
Camiel no sabía que decir, tenía una idea demasiado desesperada, la idea de obligarlo, podría utilizar su voz Alfa para esto, pero sabía que si hacía esto Daniel cambiaría para siempre, tal vez lo odiaría por fin. ¿Que debería hacer? Si se moría... Algo interrumpió sus pensamientos, algo se movió bajo su mano. Sorprendido miró a Daniel que lo miraba con los ojos igual de brillantes a los suyos y una sonrisa en la cara.
-¿Lo sentiste?- Le preguntó no cabiendo en sí de la dicha. Camiel asintió. -Tal vez es porque ya sabe que sabemos que existe, va a ser muy inteligente-
-Daniel no...- Daniel lo miró atento, con los ojos chispeando alegría. Le iba a decir que no se ilusionara con él, pero ¿Cómo le decía eso a su Omega?. Entonces vió las cosas de manera diferente. Si no podía apoyar a su omega, ser su soporte y asegurarle que todo iba a estar bien, entonces ¿Cómo iba a llamarse Alfa? si no podía llenar a su Omega de hijos y hacerlo feliz era mejor morirse. Iba a apoyarlo y cuidar de él, tanto que se iba a asegurar que Daniel saliera del embarazo sano y salvo, él se iba a encargar de que todo saliera bien. -Todo va a salir bien, pero vas a hacer lo que te diga ¿Entendiste?- Para Daniel eso era el sí rotundo a la conservación de su bebé, sólo necesitaba eso, su apoyo, sin pensarlo tomó a Camiel de las mejillas y le dió un beso francés que casi pudo haber jurado lo sonrojó. Camiel tuvo que poner fin a la muestra de afecto porque al parecer Daniel había olvidado dónde estaban y de alguna forma había terminado en sus piernas.
El doctor carraspeó, y aunque ellos ya se habían separado los hombres estaban incómodos, Daniel no se veía ni afectado, ni siquiera mínimamente ruborizado, tal vez la felicidad lo hacía inmune a la vergüenza. -Doctor ¿porque si tengo casi cinco meses mi barriga no está... más redonda?-
-Eso podría deberse a que no está en forma de bebé humano si no en forma de lobo- había estado a punto de usar la palabra feto, pero sentía que esa palabra no era bien recibida -Podríamos verificarlo- Entonces tomó el teléfono y le pidió a su secretaria que le preparara la sala de ecografías.
En menos de cinco minutos ya estaban en la sala. Daniel estaba siendo ayudado por Camiel a acostarse en la camilla y muy reticentemente le ayudaba a bajarse el pantalón y la ropa interior un poco permitiendo ver su vientre bajo. Luego el doctor le puso un gel frío y empezó a mover el transductor hasta obtener una imagen clara en una pantalla frente a ellos, lo primero que vieron fue claramente una patita, luego la imagen se hizo confusa y luego ya pudieron ver claramente la forma de un pequeño lobo, demasiado pequeño.
-Está muy bien formado, de hecho está demasiado desarrollado, esto significa que ha permanecido en tu vientre creciendo de esa forma por lo menos durante un tiempo, es listo- El doctor después hizo algo para que el sonido de el corazón de su bebé se magnificara y ellos pudiera escucharlo. Esto los emocionó a los dos hasta lo imposible.
Camiel pensó por un momento que el bebé podía sentir la situación y por eso tomaba decisiones para proteger a su mamá, se imaginó lo diferente de la situación si en lugar de lobo tuviera forma de feto humano.
-Daniel, el que tu bebé permanezca en forma de lobo te ayudará demasiado, no sólo a la hora del parto, si no que también nacerá más rápido de lo que se espera, según su desarrollo podría decirse que cerca de un mes, tal vez semanas, esto es alentador, pero aún así los riesgos están presentes, te recomiendo reposo absoluto, nada que pueda alterarte es bien recibido, también te recetaré vitaminas y una serie de complementos que debes tomar sin falta todos lo días, esto es para compensar lo que está tomando el bebé de ti. Dado a que tu caso es demasiado inestable y no sabemos a qué atenernos les pido que vengan por lo menos una vez cada semana o cada dos semanas para hacer control y poder detectar algún posible problema en el desarrollo de la cría. No siendo más, felicidades- Les dijo sonriendo.
Ya de vuelta al departamento apenas llegaron Camiel se encargó de quitarle la ropa y tenderlo en la cama, fue extremadamente delicado y Daniel se dejó hacer, luego Camiel hizo lo propio con su ropa, se recostó en el pecho de Daniel y puso su mano en su vientre, de modo en que pudiera escuchar su corazón y tal vez sentir moverse al bebé. Y así permaneció un buen rato.
Daniel sabía que no había nada de sexual en su acción, pero sentir su respiración caliente sobre su piel lo estaba excitando, no podía evitarlo.
-Camiel... Me estoy poniendo caliente- dijo con un hilo de voz, estaba algo avergonzado por romper el momento sólo por ponerse cachondo.
Camiel lo miró alarmado, pero cuando vió el sonrojo en sus mejillas se dió cuenta del tipo de calentura que era. -Eres imposible- Le dijo, aunque no era una queja precisamente. Más bien bajó más la mano y alcanzó su pequeña erección.
-No puedo evitarlo... Aah- gimió cuando Camiel lo apretó, y así con sólo cinco jaladas Daniel se corrió sobre la mano de Camiel.
-Sigo pensando lo mismo que antes, no duras nada- No siendo más Camiel se recostó a su lado y miró el techo, mentiría si dijera que no tenía un erección en el momento, pero suponía que Daniel no estaba para hacerse cargo de él, cuánto se equivocaba.
En menos de un minuto Daniel estaba sobre él, sentado sobre su polla, con su gran erección apretada entre esas dos nalgas blancas y suaves. Meciéndose como un maníaco y entre gemidos Daniel empezó a decir. -No es mi culpa, es que tu me pones muy caliente ahh, Dios se siente muy bien-
Camiel se había puesto de piedra, literalmente ¿Desde cuando era Daniel el que lo atacaba? El asunto le hizo gracia. Con un movimiento rápido Daniel pasó a estar debajo de él, Camiel aun entre sus piernas -No deberías estar tentándome cuando no puedes recibirme, se más justo-
-Estoy siendo justo, te estoy tentado para que me cojas aún cuando no puedo recibirte ¿No te parece que eso es justo?- Luego de decir eso se rió.
La puerta sonó haciendo que los dos voltearan a mirarla.
-Ya me encargaré de ese problema, te vas a arrepentir de tentarme cuando sabes que no puedes, te lo prometo- diciendo esto se levantó y dijo -Ponte algo, debe ser David, atiende la visita yo iré a limpiarme, ah, no te olvides de mirar antes de abrir-
Daniel le sonrió porque sabía que no sólo iba a limpiarse sino que también a atender esa erección, lástima que tuvieran visita, él lo hubiera ayudado con mucho gusto. Rápidamente tomó el pantalón, la sudadera y se los puso, vió su ropa interior en el suelo y cayó en cuenta de que no se los había puesto, no había tiempo para eso, con un pie los empujó bajo la cama.
Miró como le había pedido Camiel y abrió la puerta -Hola- Saludó a David.
-Oh, Dios mío, apestas a él- Abrió los ojos comprendiendo - ¿Te marcó?-Daniel asintió sonrojado. -Eso sí que es inesperado, toma, les traje el almuerzo- dijo pasándole la bolsa que llevaba, -¿Dónde está Camiel?-
-Gracias David, que considerado, está bañándose, no demora, puedes esperarlo en la habitación si quieres, iré a servir esto- Le avisó.
Cuando entró en la habitación Camiel ya tenía puesto un pantalón y se ponía una Camisa.
-Hola- lo saludó.
-Hola ¿Como les fue?-
-Depende de cómo lo veas... ¿Trajiste lo que te encargué? ¿Ya está listo todo?-
-Sí, todo está listo y... Toma- Se sacó una bolsa bolsa del bolsillo y se la entregó, ahí está todo- Camiel tomó la bolsa y la metió en un cajón de la mesa de noche.
-Daniel está en embarazo, es un embarazo de alto riesgo, el bebé toma todas sus energías y eso incluye las de su lobo, por eso no puede transformarse- Suspiró - Las cosas son más complicadas de lo que pensábamos, tal como pensábamos Daniel tiene una sangre curativa pero está inactiva y no podrá ayudarlo a superar el embarazo riesgoso, no quiso abortar y ahora sólo nos queda esperar lo mejor- le contó la situación tal cual. -No pude convencerlo de que abortara, está demasiado emocionado con él bebé y yo no voy a obligarlo, lo menos que puedo hacer es apoyarlo y velar por él... El médico dijo que de cualquier forma Daniel recibirá daño, ya sea en un aborto planeado, uno involuntario o durante el parto, dijo que el bebé lo debilitará tanto que antes de nacer siquiera Daniel podría tener una descompensación- Dijo Camiel sentándose, se tapó el rostro demostrando por fin la frustración y la desesperación que sentía
-Jesucristo- dijo David sentándose a su lado, no entendía porque las cosas para Daniel se complican tanto, no era justo, no lo era. No era posible que estuvieran en un callejón sin salida, donde sólo tuvieran que sentarse a esperar porque les habían cortado el paso... ¿Tendrían que sentarse a esperar a que Daniel no lo soportara más y muriera? sus manos comenzaron a temblar y sus ojos se aguaron.
-Ya viene, no dejes que te vea así, no le muestres tu pesar, lo último que necesita él es eso, tenemos que apoyarlo- Le dijo Camiel. Rápidamente David intentó limpiar sus ojos, pero resultaba demasiado evidente que quería llorar, Camiel no vio otra solución que golpearlo, David lo miró sorprendido, pronto entendió lo que se proponía y se lanzó a golpearlo también, ponerse a pelear era mejor que sentarse a llorar.
-Ustedes... ¿Qué están haciendo? Par de tontos, ¿por qué se golpean? - Les preguntó Daniel horrorizado.
-No peleamos en serio, sólo le enseño a David una técnica de defensa- Le dijo a Camiel dejando de pelear. -Pon eso en la cama- Le pidió refiriéndose a la bandeja con el almuerzo para los tres -Tengo algo que mostrarte, bueno, dos. David cubre sus ojos- Le pidió al otro. Este lo hizo con sus manos.
Camiel se dirigió a la mesa de noche y sacó dos cosas de ahí, una la metió en su bolsillo y la otra la dejó a la vista. Se puso frente a Daniel y le indicó a David que lo soltara- Daniel abrió lo ojos y lo primero que miró fue un pote enorme de lubricante rosa enfrente de su nariz, David rió y Camiel sonrió con malicia, ambos disfrutando del rojo tomate de su cara, parecía que echaba vapor también.
-Eres muy malo- le dijo más que avergonzado por la presencia de David, no podía creer que hubiera hecho eso enfrente de él. Camiel le pasó el pote de lubricante a David y tomó su mano y como quien no quiere la cosa le puso un anillo, un diamante azul, como sus ojos.
-Te vas a casar conmigo- Fue más una orden que una propuesta.
-¿Qué clase de propuesta es esa?- Le preguntó Daniel aturdido de la sorpresa.
-La mejor de tu vida... Ah, la boda es mañana- Le avisó sonriendo como el gato que se comió el ratón.
Daniel estaba mudo, le daría un infarto. David, se moría de la risa y Camiel se fue por su almuerzo a la bandeja de la cama sin importarle un comino su sorpresa.
-Tu comida se enfrió- Le avisó Camiel, como si eso importara.
-No se puede decir lo mismo de mí- Dijo sin poder evitarlo.
-A mi no me digas nada, sé muy bien que ni mi lengua ni mis dedos te bastan pero tu aun no lubricas y no voy a volver a hacerte daño de esa forma-
-¿Ni aunque yo lo desee y tu lo disfrutes?- Sabía que no debía provocar a Camiel de esa manera, pero sentía una gran necesidad de tenerlo dentro de él.
-¿Cuando te volviste tan descarado?- Camiel no podía creer la manera en que Daniel media su autocontrol.
-Cuando empezaste a gustarme, creo que desde los siete años- Diciendo esto empezó a reírse.
-Eras demasiado inocente a los siete para eso, eres demasiado inocente aun ahora- Le contestó Camiel.
Daniel frunció el ceño, con que demasiado inocente ¿he? se notaba que no sabía lo que era un celo.
-En realidad dejé de ser inocente en mi primer celo, que si mal no recuerdo fue a los quince y no te imaginas todo lo que pensaba que te haría cuando me moría en el sofoco sexual-
Camiel lo miró como si le hubiera salido otra cabeza, no se podía creer que Daniel le contara algo así, usualmente los omegas evitaban hablar de sus inicios en la vida sexual.
-Claro que debo reconocer que mis fantasías si eran muy inocentes comparado con lo que hemos hecho, tú superaste todas las expectativas.- Siguió el omega.
-No sé si esto hace parte de tu venganza contra mi o en realidad tú sólo me provocas sin querer- El hecho de que su Omega confesara que en el inicio de su vida sexual se había tocado pensando en él lo ponía a mil, eso despertaba un orgullo algo demasiado primitivo para su gusto, en realidad se lo había imaginado y aquel recuerdo de ese niño arreglando el jardín había servido mucho, no es que Daniel hubiera cambiado mucho desde esa vez que lo vió en el jardín a través de la ventana, en realidad no había cambiado casi nada, pero imaginarse a alguien con esa inocencia tocandose para evitar el dolor y mientras lo hacía lo estuviera llamando a él desesperado, sin saber que ocurría, sin tener a su Alfa a su lado para que lo aliviara o por lo menos lo orientara. Recordó lo que el doctor le había dicho, él esperaba inconscientemente que Daniel estuviera más preparado según el doctor, pero se daba cuenta que lo había hecho esperar demasiado, ahora que lo analizaba seguro que Daniel lo había pasado muy mal cuando los celos empeoraron, sabía que Daniel pudo haber conseguido a un Alfa que calmara su dolor, pero no lo hizo, lo esperaba a él, y cuando por fin había sucedido él había sido un maldito bastardo. Se daba cuenta de todo lo que se había perdido, se había perdido la introducción de su Omega al mundo sexual, sus primeros orgasmos, no había podido ayudarlo con sus inseguridades ni con sus miedos de Omega inexperto... Sabía que esa parte de no haber estado con él en sus inicios no era su culpa, no sabía lo mucho que le gustaría Daniel, para él sólo era un Omega más en esos momentos y él no había tenido manera de saber que lo preferiría a él sobre todo, pero aunque no fuera su culpa aún se lamentaba por todo. Volteó y lo besó en la frente, a modo de disculpa silenciosa. -Vamos, ve a ducharte, recordé que tenemos cita con el médico y ya vamos tarde-
Daniel extrañado con ese beso se levantó, quiso preguntarle porque había sido pero se le olvidó apenas mencionó al doctor -¿A qué vamos?-
-Sólo arreglate- Le pidió.
Mientras iban de camino al consultorio del doctor, que como cosa rara no estaba en el hospital si no en otro complejo, la gente los miraba, era obvio que el olor de Camiel estaba sobre él, pero era normal que eso pasara después de ser marcado, no entendía porque la gente se sorprendía tanto.
Al llegar al consultorio del doctor, este miró a Camiel con burla al notar el olor tan marcado en el muchacho, Camiel lo miró como retandolo a que dijera algo al respecto, pero este no dijo nada. En su lugar miró a Daniel de arriba a abajo, le estrechó la mano y la besó un poco
para fastidiar a Camiel, este le gruñó.
-Es un gusto conocerlo al fin, es tan hermoso como me imaginé- Le dijo el doctor. -Quería saber quién tenía tan de cabeza a este estúpido- Dijo mirando a Camiel, este volvió a gruñirle. Daniel miró a Camiel y le sonrió un poco para calmarlo, aunque ese doctor ya le caía bien.
-A lo que vinimos doctor- Lo apuró Camiel.
-Bien, tomen asiento por favor- Señaló las sillas frente a su escritorio mientras sacaba una carpeta y se sentaba al otro lado.
-Comencemos, la cicatrización es un proceso biológico que requiere tiempo, al ser nosotros hombres lobo cicatrizamos y nos curamos más rápido, sobre todo los del genero Alfa, aun así la sangre de Daniel presenta una gran cantidad de plaquetas, pero no son comunes, estás pueden liberar más cantidad de sustancias en la sangre de lo normal, incluidas proteínas ECM, citoquinas, y factores de crecimiento, sobre todo factores de crecimiento, esta sustancia estimula a la célula para que aumente su velocidad de división, en otras palabras esta sustancia ayuda a que las heridas se regeneren más rápido. También los macrofagos, que son celulas encargadas de limpiar una herida actúan más rápido... Lo que quiero decirte Daniel es que tu sangre es especial, sin tantos términos médicos tu sangre tiene un gran capacidad de curar, más aún que la de un Alfa, es más rápida y mucho más efectiva- Camiel y Daniel estaban en silencio.
-No se a que se debe ni tengo una teoría, sólo puedo decir que tal vez sea hereditario o... Algún tipo de mutación, pero no es seguro, jamás vi nada así. Aun así tu sangre tiene niveles de glóbulos rojos demasiado bajos, esto podría deberse a una reciente pérdida de sangre, claro, pero las células milagrosas de tu sangre están inactivas lo que significa que tus heridas se niegan a curarse solas, aunque me gustaría comprobar mi teoría...-
-No va a lastimarlo- lo cortó Camiel de una vez.
-Está bien cielo, quiero ver si es verdad, aunque yo sospecho que sí- Recordó la herida de su dedo, la que Camiel había curado.
-Daniel, no- Se volvió a negar.
-Esta bién, hay que probar la teoría para estar seguros y tu ¿me sanaras no es cierto?- Camiel asintió con la cabeza.
El doctor sólo miraba a la pareja, estaba impresionado, nadie en su sano juicio le llevaría la contraria a Camiel, un omega normal se habría intimidado, pero ese hermoso Omega no sólo le llevaba la contraria sino que lo tranquilizaba y convencía. Era una bonita pareja, Daniel era justo lo que Camiel necesitaba, era amoroso sin ser maleable, y al parecer no le importaba no disimular estar loco de amor por Camiel, parecía que lo presumía y estaba orgulloso de eso... Ojalá no fuera él el que tuviera que dar la mala noticia.
Daniel extendió la mano y el doctor hizo con una tijera que sacó del cajón una pequeña línea que sangró, esperaron quince minutos, más que el tiempo necesario para que un omega cicatrizara una herida, pero la herida permaneció igual.
-Eso comprueba mi teoría, Camiel, si haces el honor- Inmediatamente Camiel acercó su mano y la lamió hasta desaparecer la herida, había tenido que amarrarse a la silla para no golpear al doctor por herirlo, era obvio que le había dolido. Ya quería regresar al departamento para consolarlo, pero aun no podía, no sin comentarle al doctor sobre la condición de Daniel.
-Doctor hay algo que me gustaría consultar. Daniel ha dejado de transformarse en lobo, no puede hacerlo ¿A que cree que se deba?- El doctor tardó unas segundos en hablar.
-Hay algo más que debo contarles... En las muestras de sangre también encontré algo más, encontré gonadotropina coriónica, o mejor conocida como la hormona de embarazo, estás en cinta Daniel, y según los valores de esta hormona en la sangre esto nos indica que tienes alrededor de dieciséis semanas de gestación o cuatro, cinco meses de embarazo, tengo una teoría, y es que tu cuerpo está demasiado débil para un embarazo, eso explicaría porque tu sangre está inactiva y porque no puedes transformarte, todas tus fuerzas se concentran en tu cría, incluidas las de tu lobo. Daniel según lo que me ha contado Camiel que te ha sucedido no creo que tu embarazo sea fácil...-
-¿A qué se refiere?- Le preguntó Camiel alarmado.
Daniel se miraba el estómago incrédulo, cinco meses de embarazo, era imposible, o al menos lo era con ese tamaño de panza, su inexistente panza, ni siquiera le prestaba atención al médico, hasta que Camiel le tomó la mano, entonces miró a Camiel y la dureza de su mirada y supo que algo no iba bien.
- Daniel era un Omega que no había tenido contacto con ningún Alfa a una edad donde los celos se hacen insoportables, y se hacen insoportables sólo por una razón, está en la naturaleza de los omegas pedir ser fecundados, al igual que las lobas en celo ustedes tienen su propio ciclo reproductivo, y si por alguna razón un Omega no da a su cuerpo lo que este necesita, ya sea para ser fecundado o sólo para menguar el celo, el sistema reproductor puede verse gravemente afectado, el calor es tan intenso que quema tus órganos reproductores hasta el punto de dejarte estéril, y haciendo cálculos tu sistema debería estar bastante dañado a tus veintidós años, si bien pienso que podría ser cierto que tu naturaleza te permitiría regenerarte después de cada celo es algo que está sin comprobar. Aun con todos los factores en tu contra, es un milagro que lleves a esa criatura en tu vientre. Daniel, este embarazo es demasiado riesgoso, tu cuerpo podría no soportarlo, sé que tuviste una pérdida de sangre reciente que te produjo una anemia severa, la cría también fue concebida fuera del celo y fuera del enlace por marca, usualmente los embarazos concebidos sin la marca de enlace y por fuera del celo no serían de cuidado, pero esos embarazos requieren más energía para salir adelante. Dadas las circunstancias tu cuerpo no va a soportarlo, antes del parto podrías tener una descompensación, también los riesgos de que abortes y mueras por una hemorragia son altos, recuerda que tu cuerpo ya no está sanando por sí mismo, y aunque eso no suceda el feto te quitará toda tu energía y no vas a resistir el parto, hacerte una cesárea es impensable, te mataría, la sangre de Alfa no podría actuar los suficientemente rápido para evitar que murieras desangrado en caso de una complicación, dudo a que llegues al séptimo mes, y ya ha empezado a robarte energía, el que no puedas transformarte es un indicio. Así que tienes dos opciones, sigues con el embarazo bajo todos riegos o interrumpes el embarazo, yo te recomiendo que lo interrumpas, sólo tienes una vida y hay varias maneras en la que podrían ser padres, es verdad que el realizarte un aborto también te lastimará, pero en comparación con el daño que podría hacerte el conservar el bebé es un daño mínimo.-
Daniel bajó la mirada y se tocó el estómago, no sintió nada moverse, pero había alguien ahí, creciendo... Una partesita de Camiel dentro de él. Miró a Camiel aun con la mano en su vientre, sabía que probablemente debería estar llorando y lamentándose por la poco alentadora situación, pero no, estaba calmado, no había nada que lamentar.
-Prepare una cita para realizar el aborto- Le dijo Camiel al doctor, su voz sonó como una piedra.
-No lo haga, nosotros vamos a tener al bebé- Le avisó con convicción.
-Daniel... Va a matarte- Camiel tomó su mano con fuerza, casi brusquedad, claro que no intencionalmente. Por el momento estaba desubicado, era como si le dieran un golpe en la cabeza del que todavía no se había desaturdido. Era horrible lo que sucedía, Daniel podía morir, sólo eso estaba en su cabeza, desde el momento en el que decidió morder a Daniel supo que las cosas nunca volverían a ser iguales, ahora sentía con convicción que si tenía que dar su brazo derecho o todo su cuerpo para mantenerlo con vida lo haría, sin dudar. Para él tomar la decisión de que abortara había sido fácil, Daniel era lo primordial, pero Daniel se negaba, se negaba a la posibilidad de vivir y eso lo angustiaba de sobre manera, también estaba enojado, pero no con Daniel, si no con él mismo, de haber cuidado mejor a su Omega las cosas no serían así.
-No lo hará, todo va estar bien- Quiso convencerlo Daniel, pero Camiel no le creyó. Sabía lo que estaba sintiendo Camiel, podía sentirlo, su desesperación, su enojo, su tristeza... De alguna extraña manera esto lo alegraba, eso significaba que de verdad le importaba a Camiel. Él había pensado que a Camiel sólo le podría importar él porque en el futuro sería la madre de sus hijos, ahora sabía que se había equivocado, Camiel era capaz de deshacerse de su propio hijo para salvarle la vida, no podía amar a más a Camiel porque era imposible.
-No lo sabes, y yo no me voy a arriesgar a estar seguro- Camiel no quería que él abortara, pero la vida de Daniel era más importante que cualquier otra cosa, más aún de su instinto de proteger a su cría y su deseo de ser padre, no podía ni siquiera en pensar perderlo sin enloquecer.
Daniel amorosamente puso su mano sobre la mano de Camiel que lo estrujaba, le dolía, pero quería calmarlo primero. -Camiel, tu me diste tu palabra cariño, me prometiste hijos, y ya me diste uno, no puedes quitármelo, eso no decía nuestro trato- Habló con una dulzura inmensa, sólo se estaba guiando por el amor que sentía por Camiel, su alegría de ser madre y su necesidad de calmar a su pareja y transmitirle lo que él sentía, esa dicha tan grande .
Camiel aflojó la presión de su mano pero aun así no lo soltó -Nuestro trato se rompió y lo sabes, Daniel, si es hijos lo que quieres podemos esperar, hay otras métodos- Intentó hacerlo razonar.
-¿No lo escuchaste Camiel? Probablemente está sea mi única oportunidad de experimentar un embarazo y tener un hijo, tal vez no haya otra oportunidad para mi. Quiero un hijo tuyo, pero no quiero los métodos que se me vienen a la cabeza, no vas a tener ningún hijo con nadie que no sea yo ¿Entendiste? Además, nuestro hijo ya está dentro de mi- Frunció el ceño por unos segundos cuando se imaginó a Camiel con otro Omega, luego volvió a tener esa expresión serena y confiada de antes.
-No, es demasiado peligroso ¿No lo oíste tú? no vas a soportarlo- Le dijo al bordo de sonar desesperado por convencerlo, por hacer que recuperara la razón.
-Sabes que sí puedo. Camiel, es parte de ti, un hijo tuyo está creciendo en mi seno, tiene cinco meses, faltan poco para que nazca ¿No quieres conocerlo? ¿No quieres saber cómo es? Es un milagro, tenemos que cuidarlo- Tomó la mano de Camiel y la puso sobre su vientre bajo -Yo voy a estar bien, tu solo quédate conmigo y veras como todo sale bien- Le prometió.
Camiel no sabía que decir, tenía una idea demasiado desesperada, la idea de obligarlo, podría utilizar su voz Alfa para esto, pero sabía que si hacía esto Daniel cambiaría para siempre, tal vez lo odiaría por fin. ¿Que debería hacer? Si se moría... Algo interrumpió sus pensamientos, algo se movió bajo su mano. Sorprendido miró a Daniel que lo miraba con los ojos igual de brillantes a los suyos y una sonrisa en la cara.
-¿Lo sentiste?- Le preguntó no cabiendo en sí de la dicha. Camiel asintió. -Tal vez es porque ya sabe que sabemos que existe, va a ser muy inteligente-
-Daniel no...- Daniel lo miró atento, con los ojos chispeando alegría. Le iba a decir que no se ilusionara con él, pero ¿Cómo le decía eso a su Omega?. Entonces vió las cosas de manera diferente. Si no podía apoyar a su omega, ser su soporte y asegurarle que todo iba a estar bien, entonces ¿Cómo iba a llamarse Alfa? si no podía llenar a su Omega de hijos y hacerlo feliz era mejor morirse. Iba a apoyarlo y cuidar de él, tanto que se iba a asegurar que Daniel saliera del embarazo sano y salvo, él se iba a encargar de que todo saliera bien. -Todo va a salir bien, pero vas a hacer lo que te diga ¿Entendiste?- Para Daniel eso era el sí rotundo a la conservación de su bebé, sólo necesitaba eso, su apoyo, sin pensarlo tomó a Camiel de las mejillas y le dió un beso francés que casi pudo haber jurado lo sonrojó. Camiel tuvo que poner fin a la muestra de afecto porque al parecer Daniel había olvidado dónde estaban y de alguna forma había terminado en sus piernas.
El doctor carraspeó, y aunque ellos ya se habían separado los hombres estaban incómodos, Daniel no se veía ni afectado, ni siquiera mínimamente ruborizado, tal vez la felicidad lo hacía inmune a la vergüenza. -Doctor ¿porque si tengo casi cinco meses mi barriga no está... más redonda?-
-Eso podría deberse a que no está en forma de bebé humano si no en forma de lobo- había estado a punto de usar la palabra feto, pero sentía que esa palabra no era bien recibida -Podríamos verificarlo- Entonces tomó el teléfono y le pidió a su secretaria que le preparara la sala de ecografías.
En menos de cinco minutos ya estaban en la sala. Daniel estaba siendo ayudado por Camiel a acostarse en la camilla y muy reticentemente le ayudaba a bajarse el pantalón y la ropa interior un poco permitiendo ver su vientre bajo. Luego el doctor le puso un gel frío y empezó a mover el transductor hasta obtener una imagen clara en una pantalla frente a ellos, lo primero que vieron fue claramente una patita, luego la imagen se hizo confusa y luego ya pudieron ver claramente la forma de un pequeño lobo, demasiado pequeño.
-Está muy bien formado, de hecho está demasiado desarrollado, esto significa que ha permanecido en tu vientre creciendo de esa forma por lo menos durante un tiempo, es listo- El doctor después hizo algo para que el sonido de el corazón de su bebé se magnificara y ellos pudiera escucharlo. Esto los emocionó a los dos hasta lo imposible.
Camiel pensó por un momento que el bebé podía sentir la situación y por eso tomaba decisiones para proteger a su mamá, se imaginó lo diferente de la situación si en lugar de lobo tuviera forma de feto humano.
-Daniel, el que tu bebé permanezca en forma de lobo te ayudará demasiado, no sólo a la hora del parto, si no que también nacerá más rápido de lo que se espera, según su desarrollo podría decirse que cerca de un mes, tal vez semanas, esto es alentador, pero aún así los riesgos están presentes, te recomiendo reposo absoluto, nada que pueda alterarte es bien recibido, también te recetaré vitaminas y una serie de complementos que debes tomar sin falta todos lo días, esto es para compensar lo que está tomando el bebé de ti. Dado a que tu caso es demasiado inestable y no sabemos a qué atenernos les pido que vengan por lo menos una vez cada semana o cada dos semanas para hacer control y poder detectar algún posible problema en el desarrollo de la cría. No siendo más, felicidades- Les dijo sonriendo.
Ya de vuelta al departamento apenas llegaron Camiel se encargó de quitarle la ropa y tenderlo en la cama, fue extremadamente delicado y Daniel se dejó hacer, luego Camiel hizo lo propio con su ropa, se recostó en el pecho de Daniel y puso su mano en su vientre, de modo en que pudiera escuchar su corazón y tal vez sentir moverse al bebé. Y así permaneció un buen rato.
Daniel sabía que no había nada de sexual en su acción, pero sentir su respiración caliente sobre su piel lo estaba excitando, no podía evitarlo.
-Camiel... Me estoy poniendo caliente- dijo con un hilo de voz, estaba algo avergonzado por romper el momento sólo por ponerse cachondo.
Camiel lo miró alarmado, pero cuando vió el sonrojo en sus mejillas se dió cuenta del tipo de calentura que era. -Eres imposible- Le dijo, aunque no era una queja precisamente. Más bien bajó más la mano y alcanzó su pequeña erección.
-No puedo evitarlo... Aah- gimió cuando Camiel lo apretó, y así con sólo cinco jaladas Daniel se corrió sobre la mano de Camiel.
-Sigo pensando lo mismo que antes, no duras nada- No siendo más Camiel se recostó a su lado y miró el techo, mentiría si dijera que no tenía un erección en el momento, pero suponía que Daniel no estaba para hacerse cargo de él, cuánto se equivocaba.
En menos de un minuto Daniel estaba sobre él, sentado sobre su polla, con su gran erección apretada entre esas dos nalgas blancas y suaves. Meciéndose como un maníaco y entre gemidos Daniel empezó a decir. -No es mi culpa, es que tu me pones muy caliente ahh, Dios se siente muy bien-
Camiel se había puesto de piedra, literalmente ¿Desde cuando era Daniel el que lo atacaba? El asunto le hizo gracia. Con un movimiento rápido Daniel pasó a estar debajo de él, Camiel aun entre sus piernas -No deberías estar tentándome cuando no puedes recibirme, se más justo-
-Estoy siendo justo, te estoy tentado para que me cojas aún cuando no puedo recibirte ¿No te parece que eso es justo?- Luego de decir eso se rió.
La puerta sonó haciendo que los dos voltearan a mirarla.
-Ya me encargaré de ese problema, te vas a arrepentir de tentarme cuando sabes que no puedes, te lo prometo- diciendo esto se levantó y dijo -Ponte algo, debe ser David, atiende la visita yo iré a limpiarme, ah, no te olvides de mirar antes de abrir-
Daniel le sonrió porque sabía que no sólo iba a limpiarse sino que también a atender esa erección, lástima que tuvieran visita, él lo hubiera ayudado con mucho gusto. Rápidamente tomó el pantalón, la sudadera y se los puso, vió su ropa interior en el suelo y cayó en cuenta de que no se los había puesto, no había tiempo para eso, con un pie los empujó bajo la cama.
Miró como le había pedido Camiel y abrió la puerta -Hola- Saludó a David.
-Oh, Dios mío, apestas a él- Abrió los ojos comprendiendo - ¿Te marcó?-Daniel asintió sonrojado. -Eso sí que es inesperado, toma, les traje el almuerzo- dijo pasándole la bolsa que llevaba, -¿Dónde está Camiel?-
-Gracias David, que considerado, está bañándose, no demora, puedes esperarlo en la habitación si quieres, iré a servir esto- Le avisó.
Cuando entró en la habitación Camiel ya tenía puesto un pantalón y se ponía una Camisa.
-Hola- lo saludó.
-Hola ¿Como les fue?-
-Depende de cómo lo veas... ¿Trajiste lo que te encargué? ¿Ya está listo todo?-
-Sí, todo está listo y... Toma- Se sacó una bolsa bolsa del bolsillo y se la entregó, ahí está todo- Camiel tomó la bolsa y la metió en un cajón de la mesa de noche.
-Daniel está en embarazo, es un embarazo de alto riesgo, el bebé toma todas sus energías y eso incluye las de su lobo, por eso no puede transformarse- Suspiró - Las cosas son más complicadas de lo que pensábamos, tal como pensábamos Daniel tiene una sangre curativa pero está inactiva y no podrá ayudarlo a superar el embarazo riesgoso, no quiso abortar y ahora sólo nos queda esperar lo mejor- le contó la situación tal cual. -No pude convencerlo de que abortara, está demasiado emocionado con él bebé y yo no voy a obligarlo, lo menos que puedo hacer es apoyarlo y velar por él... El médico dijo que de cualquier forma Daniel recibirá daño, ya sea en un aborto planeado, uno involuntario o durante el parto, dijo que el bebé lo debilitará tanto que antes de nacer siquiera Daniel podría tener una descompensación- Dijo Camiel sentándose, se tapó el rostro demostrando por fin la frustración y la desesperación que sentía
-Jesucristo- dijo David sentándose a su lado, no entendía porque las cosas para Daniel se complican tanto, no era justo, no lo era. No era posible que estuvieran en un callejón sin salida, donde sólo tuvieran que sentarse a esperar porque les habían cortado el paso... ¿Tendrían que sentarse a esperar a que Daniel no lo soportara más y muriera? sus manos comenzaron a temblar y sus ojos se aguaron.
-Ya viene, no dejes que te vea así, no le muestres tu pesar, lo último que necesita él es eso, tenemos que apoyarlo- Le dijo Camiel. Rápidamente David intentó limpiar sus ojos, pero resultaba demasiado evidente que quería llorar, Camiel no vio otra solución que golpearlo, David lo miró sorprendido, pronto entendió lo que se proponía y se lanzó a golpearlo también, ponerse a pelear era mejor que sentarse a llorar.
-Ustedes... ¿Qué están haciendo? Par de tontos, ¿por qué se golpean? - Les preguntó Daniel horrorizado.
-No peleamos en serio, sólo le enseño a David una técnica de defensa- Le dijo a Camiel dejando de pelear. -Pon eso en la cama- Le pidió refiriéndose a la bandeja con el almuerzo para los tres -Tengo algo que mostrarte, bueno, dos. David cubre sus ojos- Le pidió al otro. Este lo hizo con sus manos.
Camiel se dirigió a la mesa de noche y sacó dos cosas de ahí, una la metió en su bolsillo y la otra la dejó a la vista. Se puso frente a Daniel y le indicó a David que lo soltara- Daniel abrió lo ojos y lo primero que miró fue un pote enorme de lubricante rosa enfrente de su nariz, David rió y Camiel sonrió con malicia, ambos disfrutando del rojo tomate de su cara, parecía que echaba vapor también.
-Eres muy malo- le dijo más que avergonzado por la presencia de David, no podía creer que hubiera hecho eso enfrente de él. Camiel le pasó el pote de lubricante a David y tomó su mano y como quien no quiere la cosa le puso un anillo, un diamante azul, como sus ojos.
-Te vas a casar conmigo- Fue más una orden que una propuesta.
-¿Qué clase de propuesta es esa?- Le preguntó Daniel aturdido de la sorpresa.
-La mejor de tu vida... Ah, la boda es mañana- Le avisó sonriendo como el gato que se comió el ratón.
Daniel estaba mudo, le daría un infarto. David, se moría de la risa y Camiel se fue por su almuerzo a la bandeja de la cama sin importarle un comino su sorpresa.