De mal en peor, eso lo calificaba todo.
Hace semanas habían regresado a la base y las cosas no habían estado bien para Daniel, apenas dos días después de llegar Camiel había tenido que irse de nuevo, y su hermano se había ido antes de tiempo porque le habían adelantado la salida del hospital, tuvo que salir rápido del país y eso apenas les dio tiempo para despedirse. David estaba preocupado, desde que el hermano de Daniel se había ido este se comportaba extraño, es decir, seguía siendo el mismo de siempre, atento, tierno y delicado, pero días después de su partida Daniel ya no iba a entrenar con él como lo venía haciendo regularmente, de hecho sólo se levantaba de la cama para hacerle las comidas del día, arreglarse y ordenar el departamento, porque de resto del tiempo se la pasaba tendido de barriga y las únicas ocasiones en las que quería salir del departamento era cuando iba al departamento de Camiel para sacudir el polvo que se formaba día tras día, siempre terminaba tendido en su cama durmiendo, tal vez era porque las sábanas aún tenían el olor de Camiel, él lo extrañaba, era obvio. Camiel se había ido hace tres semanas y ni rastro de él y su grupo, aunque quiso comunicarse con él para contarle que Daniel no se estaba tomando bien el que él tuviera tan lejos no pudo, al parecer tenía su celular fuera de rango y no había podido comunicarse con él. Luego de tres semanas y cuatro días Camiel había regresado, pero aun así las cosas tampoco estaban bien, Daniel quería pasar cada minuto de su tiempo con Camiel, cosa difícil ya que este estaba demasiado ocupado planificando otra misión, pero a Daniel eso le importaba un comino ya que aun así lo obligaba a quedarse con él acostado en la cama por lo menos hasta que estaba demasiado dormido, más de una vez escuchó a Daniel reclamandole a Camiel por irse de la cama mientras dormía. Daniel estaba volviendo loco a Camiel, pero este le tenía paciencia, una paciencia casi divina. Daniel hace tiempo le había contado su plan de venganza, ese de hacerle la vida imposible a Camiel hasta que le hiciera pagar por haberlo dejado abandonado la primera vez, lo que no imaginó es que se tomara el trabajo tan enserio, de verdad estaba siendo muy odioso.
Daniel no sabía que pensar, todo estaba mal, Camiel no quería pasar tiempo con él, desde hace muy poco que había vuelto y ya se quería ir otra vez... Además, no lo tocaba de ninguna forma, no desde el día en que regresó. Cuando Camiel regresó él se había puesto tan feliz, tanto que apenas estuvieron a solas comenzaron a tocarse, naturalmente, lo extraño fue lo que pasó después, la mejor palabra para calificar esa situación era incomodidad, esa noche por alguna razón no se excitó como debería, no se mojó, no lubricó para él, obviamente Camiel se dió cuenta, si se había enojado o decepcionado no lo reflejó en su rostro, sólo dejó de hacer lo que estaba haciendo y se acostó a dormir. No supo que decir, cómo consolarlo o disculparse, porque no sabía que estaba pasando.
Ya no pasaba la noche en su departamento, ya no se besaban, tampoco lo abrazaba sin que tuviera que prácticamente rogarle, es que parecía que para Camiel pasar tiempo con él era un suplicio, tal vez el que Camiel estuviera tan distante se debía a ese suceso, lo que pasaba era que él tenía necesidades y no lo estaba complaciendo, no habían tenido sexo desde hace mucho tiempo y hace poco se había enterado que Camiel ayudaba a algunos Omegas de la base que entraban en celo y no deseaban usar o eran alérgicos a los supresores, los ayudaba de esa manera... Todo era una mierda, no tenía deseos sexuales tampoco, había intentado masturbarse para ver si así lograba obtener algo de lubricación, pero ni siquiera había conseguido una erección, ya no era tan sensible como antes, esto era desesperante, lo preocupaba a más no poder, sólo necesitaba que Camiel lo abrazara y le dijera que todo estaba bien, pero no podía contarle, tenía miedo de que lo dejará por eso, y no podía perderlo porque se había vuelto muy dependiente de él, lo necesitaba, tenía que tenerlo cerca, su olor lo calmaba. Sólo esperaba que todo estuviera mejor.
No podía estar peor.
Esa mañana se había levantado temprano como todos los días para hacer el desayuno, como siempre que podía le llevó el desayuno a Camiel y se acostó en su cama disfrutando del olor que había allí, desde ese día en que no se había excitado se notaba una extraña tensión entre ellos, era deprimente porque no sabía cómo abordar el tema, de nuevo intentó hacer que se quedara con él pero esta vez Camiel no vaciló en negar rotundamente su petición y salir de la habitación. Para Daniel era difícil, y deseaba con todo su corazón volver a esa semana donde todo fue perfecto, ahora pasaba más tiempo con su cama que con él, así lo sentía. Un golpe de energía optimista golpeó su cabeza, tal vez sólo se estuviera imaginando todo, tal vez esa tensión no existiera y sólo estuviera muy deprimido, tal vez todo estuviera en su cabeza debido a la inseguridad que le causaba no haber tenido sexo con él en mucho tiempo. Tal vez era sólo eso, entonces se levantó y se dirigió a la sala de entrenamiento, sólo tenía que decirle a Camiel como se sentía, él entendería.
¿Por qué la vida era tan perra? Fue lo que se preguntó en el momento en el que entró a su sala de entrenamiento, de todas las personas que pudieron haber estado hablando y sonriéndole a Camiel tenía que ser Zac, el Omega que casi se queda con su Alfa, es más, de no ser porque este y su Alfa volvieron seguro y se casaba con él. Mierda, la mierda total.
Para justificar su acción sólo tuvo que repetir en su mente que defendía sus pertenencias, con uñas y dientes si era necesario, en este caso con una llave Karateca, si pie en el cuello del "oponente" impidiéndole respirar, pobre Zac.
-Si vuelves a acercarte a él te juro que no voy a dudar en oprimir hasta alcanzar los centímetros que me hagan faltan para romperte el cuello ¿Entendiste?- Fue lo que dijo su parte menos racional de la persona, no su parte animal, su parte animal no se inmiscuía en el asunto, pero era seguro que estaba de acuerdo. Obviamente Camiel lo apartó, es que había actuado tan rápido que parecía que todos se habían quedado congelados, pero en realidad no era así, sólo se había movido rápido... ¿O tal vez si se congelaron? Nunca lo sabría.
-Por todos los demo... ¿Qué te pasa Daniel? ¿Zac estás bien?- ¿Zac estás bien? Já, esto era increíble ¿Por qué le preguntaba a ese si estaba bien?.
-¿Y le preguntas a ese sí está bien? ¿Y a ti que te importa si está bien o no? Eres un estúpido, muérete- y sin más se fue dejando a Camiel, a la víctima y a todos los espectadores totalmente mudos.
Era increíble, daba un minuto la espalda y Camiel ya... Hablaba con alguien más. Suspiró. Lo reconocía, se había pasado, en grande, y por una tontería, poco a poco la vergüenza y el arrepentimiento fueron entrando en su sistema ¿Qué era lo que le pasaba? había reaccionado de una manera demasiado violenta para una tontería como esa, es que en el momento sólo pudo pensar en que Zac era una amenaza, claro que eso no justificaba ese comportamiento tan salvaje.
Minutos después de que él entrara en la habitación Camiel llamó a su puerta, era seguro que era él, así que abrió, tenía que disculparse.
-¿Qué fue eso?- Le preguntó Camiel directamente. Él se sentó en la cama y Camiel lo imitó.
-No lo sé- Le contestó con sinceridad, no era capaz de mirarlo a la cara, así que tenía la mirada fija en las piernas.
Camiel aspiró como llenándose de paciencia al escuchar su respuesta - Daniel lo que hiciste estuvo mal, la Alfa de ese chico quería golpearme cuando se enteró, y con razón, es que lo agrediste sin motivo, ahora dicen que no puedo controlar a mi Omega. Además ¿No se suponía que Zac era tu amigo? ¿Por qué lo atacaste? ¿En que estabas pensando? -
-No me regañes ¿sí? ya me siento bastante mal por eso y no pensaba, ese es el problema, en ese momento sólo veía a Zac como una amenaza y... Te culpo de todo a ti-
-Oh, no Daniel, de esto si que no puedes culparme, quien lo atacó fuiste tú, no yo, naturalmente como tu pareja yo tengo que responder por tus actos y ahora tengo que darle una indemnización a Zac para que no presente cargos contra ti, pero aun así es el resultado de tus actos, si nos hubieras encontrado en una posición comprometedora tendrías una disculpa, pero sólo hablabamos y tu enloqueciste.- Daniel de verdad estaba actuando como un irracional, ¿por qué no aceptaba los resultados de sus actos y se disculpaba? No, en lugar de eso lo culpaba a él como la opción más fácil.
-Sigue siendo tu culpa- Lo culpó de nuevo. Consideraba que el responsable de sus actos era Camiel, si no hubiera estado apunto de casarse con Zac no se abría puesto tan inseguro cuando lo vió hablando con él y por consiguiente no lo hubiera visto como una amenaza y no lo habría atacado... Tenía sentido, pero ¿Entonces porque se sentía tan culpable?.
Camiel ya no tenía ni una gota de paciencia para Daniel, aun así apeló a su lado más racional y decidió discutir el tema con él, para ver si así lo hacía entrar un poco en razón - ¿Qué pensarías tu de que yo atacara a David sólo por el hecho de que hablara contigo?-
-Es diferente- Contestó en voz baja aun sin mirarlo.
-No lo es es, es lo mismo-
-Camiel, yo no estuve a punto de casarme con David-
Camiel no supo que responder a eso. Así que de eso se trataba, celos. -¿Atacaste a Zac porque estabas celoso de él?-
Por primera vez Daniel lo miró, incrédulo. ¿Apenas se daba cuenta? -Eres algo lento...-No pudo evitar pensar en voz alta. De pronto era como si hubiera descubierto algo increíble, algo... No, no podía ser ¿o sí?. -Camiel, si yo tuviera un hilo, un hilo rojo cualquiera que me regaló mi madre hace mucho tiempo y que me pidió que no lo perdiera por nada del mundo, si yo perdiera ese hilo rojo ¿cómo crees que me sentiría?- Ni él entendía que intentaba hacer.
-¿De qué estás hablando? Daniel, no estamos hablando de eso, no viene al tema-
-No, es una suposición, si yo perdiera el hilo rojo cualquiera que mi madre me regaló ¿Cómo crees que me sentiría y qué haría al respecto? Responde ¿Qué harías tú?-
-¿Es importante para ti que responda? porque es una suposición extraña-
-Sí, es importante-
-Creo que seguirías igual y te comprarías otro antes de que tu madre se de cuenta de que te falta, sí es un hilo rojo cualquiera creo que sería fácil de conseguir y de reemplazar- Ay por Dios, pensó Daniel.
-Camiel, si un niño tuviera un juguete que ama y ese juguete se daña ¿Qué crees que haría el niño?-
-Lo tira y le pide a sus padres que le compren uno nuevo, o tal vez busque otro juguete que le guste más, Daniel, estás preguntas no tienen objetividad-
-Camiel, si yo perdiera el celular que me diste porque lo dejé a propósito en el bosque ¿Cómo te sentirías y qué harías? -
- ¿Dejaste a propósito el celular que te dí en el bosque, porque hiciste eso? -
- No, está sobre la mesa- Lo señaló -Es sólo una pregunta, contesta-
-Si dejaras tu celular en el bosque aproposito te preguntaría porque lo dejaste ahí y luego te compraría otro, ¿A dónde quieres llegar con estas preguntas?-
-Camiel, vamosa cambiar la situación, si tu me dieras un hilo rojo cualquiera y me pidieras que no lo perdiera y yo lo pierdo ¿Cómo te sentirías?-
-Es pregunta no tiene sentido ¿Por qué te regalaría algo así para comenzar?-
-Está bien, no es un hilo si no un... brazalete de oro, me das un brazalete de oro y yo lo pierdo ¿Cómo te sentirías qué harías?-
-Igual ,él que perdió sus pertenencias serías tú, y creo que te compraría otro y esta vez le pondría un rastreador para que dejes de perder cosas, ya terminaste con estás preguntas tan... -Sólo una más, lo prometo, ¿Qué harías si el que se perdiera fuera yo? ¿También me reemplazarias?-
-Tu no vas a perderte-
-Encaso de que lo hiciera-
-No vas a perderte-
-Pero si... -El que Camiel fuera tan cortante al respecto a la sola mención lo hacían sentir más seguro, al menos sabía que no lo remplazaría.
-Si llegaras a perderte te buscaría dónde fuera, así que si estás pensado en hacerlo tienes que tener presente que te arrastraría hasta mi de ser necesario- Dijo tan serio que sonó a amenaza, aunque era una advertencia, y ambos lo sabían. -¿Que queráis averiguar con todas esas preguntas?- Le preguntó, no había que ser un genio para darse cuenta que estás tenían un propósito diferente al saber que haría en caso de. Daniel se acercó a él y tomó su mano.
-Camiel, si mi madre me diera un hilo que me pidió que no perdiera y yo lo hiciera me sentiría culpable, porque eso demostraría que no se apreciar lo que me ha dado, y lo buscaría en todas partes, hasta encontrarlo... Si un niño rompe un juguete que ama, trata de repararlo, sus padres tratarán de repararlo antes de reemplazarlo porque las cosas que nos regalan nuestros seres queridos adquieren valor sentimental, un juguete que tienes desde que naciste nunca será reemplazado con otro por muy parecido que sea o muy nuevo que esté, no importa si es un hilo a un brazalete de oro, ellos nos regalan las cosas con amor y esperan que las atesoremos y nosotros llegamos a amar esos objetos con el alma y cuando los perdemos sentimos tristeza... Camiel, ahora sé que tú no tienes apego emocional por las cosas materiales y tal vez tampoco por las personas y no es que seas muy estúpido o malo conmigo, es que tú no entiendes ciertas cosas sobre los sentimientos de los demás, así que no eres desconsiderado como pensé, sólo no sabes que sentir ni que siento, eso explicaría muchas cosas... Ahora me pregunto porque eres así, ahora tengo muchas preguntas, es decir, sé que me necesitas porque tienes un lobo dentro de ti que te obliga a buscarme, lo que no sé es si me quieres, el otro día dijiste que te gustaban cosas de mi, pero eso no es igual a querer, cuando me dijiste esas cosas tan lindas y simples me sentí feliz porque gustar es un paso muy grande y yo tenía la esperanza de que con el tiempo llegaras a amarme, pero ahora no sé si podrás, y no puedo enojarme contigo porque no es tu culpa, no puedes obligarte a sentir, aunque sea tu pareja tal vez no sientas nada más por mi que la necesidad de pertenencia que te hace sentir tu lobo... Tal vez nunca puedas amarme como yo te amo-
Camiel apartó su mano, él se había dado cuenta, se veía triste, devastado, pero aun así no lloraba, tampoco tenía los ojos vidriosos, era la primera vez que veía la tristeza pura sin el velo de las lágrimas. No sabía que decirle o sí tal vez tenía que disculparse con él, como explicarle, cómo negarlo, si tal vez debía mentir y fingir, no sabía si contarle su secreto para que supiera el motivo de todo, para que no lo culpara, porque no quería que lo hiciera, aunque ahora él le aclarara que sabía que no era su culpa aún tenía la sensación de querer defenderse. Podía hacer tantas cosas y no hacía ninguna, estaba hecho de piedra, lo que Daniel le dijo se sintió como si alguien sacudiera el edificio, como si su piel comenzara a descarapelarse, pero aquel estruendoso impacto con replicas solo ocurría dentro de él, no podría explicar lo que sentía, sólo podía acertar a dos sentimientos, confusión y el sentirse descubierto, casi desnudo, sin piel .
-No me importa- Daniel tomó de nuevo su mano y apretó con fuerza -Aun así si nunca llegas amarme, yo me voy a conformar con eso, con lo que sea que sientas por mi. Tenemos un trato que va a durar toda la vida, lo sabías así que no hay vuelta atrás, yo seré tu omega hasta que exhales tu último aliento y aun después de eso, tú sólo tienes que necesitarme y mientras tengas un lobo dentro de ti esa parte está asegurada.-- Quedarse en una relación basada en la necesidad del instinto animal no era lo que había soñado, pero tampoco tenía opción, estaba tomando todo lo que Camiel podía ofrecer . Cualquier omega nunca jamás hubiera aceptado estar con alguien que no lo amaba pero ¿Qué importaba? sentia que lo amaba tanto que si le ponían a elegir entre un minuto con Camiel y toda una vida sin él, habría tenido el minuto más feliz de su vida. Gracias al cielo las cosas no eran tan extremas, él podía estar con Camiel por más que un sólo minuto, si Dios quería para toda la vida.
Camiel lo montó a horcajadas sobre sus piernas, él se enterró en su cuello como siempre y así estuvieron un largo rato.
-Ahora entiendo porque a veces hueles como David, él duerme contigo- Afirmó.
-En realidad es su cama, así que yo duermo con él ¿Te molesta?- Era buena una charla normal, sin carga emocional para romper ese ambiente de incertidumbre en el que se había sumido.
-No, no lo hace. Sólo no utilices esas pijamas tan provocativas que... ¿lo haces verdad?-
-Así es, lo hago, pero ¿te digo un secreto? Ninguno de los dos nos fijamos en eso, cuando dormimos soñamos con la persona que realmente amamos y aun antes de dormir pensamos en ellas-
-Daniel, tengo que irme- Soltó de la nada.
-Está bien, podemos vernos en la noche - Quiso concretar.
-No, me refiero a que me iré por unos días-
-¿Qué? No, pero si acabas de llegar ¿Dónde vas? ¿Vas de misión? No puedes irte- Se angustió enseguida.
-No, no voy de misión, tengo que ir a investigar algo importante -.
-¿Donde vas? ¿Puedo ir contigo?-
-No, no puedes venir conmigo, volveré pronto-Le prometió.
Camiel le dio un simple beso de despedida y esa misma noche se fue, a quién sabe dónde, con quién sabe quién.
Si antes había estado deprimido, ahora lo estaba aún más, claro que la diferencia era que ahora trataba de disimularlo, ahora entrenaba como si su vida dependiera de ello, también se había disculpado con Zac y su Alfa por el ataque, les había explicado todo, Zac lo perdonó enseguida, a la Alfa le llevó más tiempo, pero lo hizo, al fin de cuentas sabía cómo se sentía Daniel, ella lo viva cada vez que veía a Zac cerca de Camiel.
Dos días habían pasado desde su partida y lo extrañaba como nunca, todo era tan difícil, pero sabía que aunque lo tuviera cerca las cosas seguirían igual, tensas, no sabía que había pasado con los abrazos fogosos, las caricias y los besos apasionados, se habían extinguido, y lo comprobó con el insípido beso de contacto rápido que le había dado Camiel como despedida.
Pero no podía culparlo, la culpa no era de nadie más que de sí mismo, ahora sentía que su piel era de plástico, no sentía como antes, al carajo se había ido su sensibilidad. Pero no podía ponerse a llorar por eso, estaba convencido que sólo era aturdimiento emocional, la distancia entre él y Camiel, la muerte de sus padres, la pérdida de memoria de su hermano y su reciente viaje al extranjero, suponía que toda ese estrés estaba pasándole factura. Sólo esperaba que todo volviera a la normalidad pronto.
Camiel por su parte tampoco entendía que pasaba, era como si tocaran mil canciones a su alrededor y él fuera sordo. Sentían como si le hubieran dado un gran golpe en el estómago y le hubieran quitado todo el aire, y este no regresara, estaba así desde que comprobó que Daniel no se excitaba por él, y una de las cosas de las que egocentricamente se jactaba era de eso, que Daniel lo deseaba con él alma, o eso pensaba, pero ¿Qué podía hacer respecto a eso? El deseo era algo que no se puede obligar a sentir, o estaba o no. Tal vez Daniel necesitara espacio y no lo decía, David le había comentado que estaba deprimido por su hermano desde que se había ido, tal vez era el estrés, o por lo menos eso quería pensar. De cualquier forma tenía que darle su espacio, él no entendía nada. Era claro que Daniel no quería que lo tocara, no estaba de ánimo para eso, pero tenerlo tan cerca con todo su ser tan hermosamente sexy hacía el imposible no querer tomarlo, lo deseaba tanto que en más de una ocasión había pensado violarlo, pero sólo era un maravilloso pensamiento, sólo eso, jamás se atrevería a hacer algo que dañara a Daniel, aunque hacerlo para él fuera en extremo satisfactorio sabía que al hacerlo de cualquier forma Daniel saldría lastimado. ¿Desde cuando anteponía el bienestar de Daniel a sus deseos? La relación lo estaba cambiando un poco, podía admitir, pero estaba tan frustrado sexualmente que no tenía confianza en poder controlarse, desde hace mucho tiempo que no tenía sexo y necesitaba desahogarse, lo que lo hacía maldecir en grande era el hecho de que no le daban ganas de cogerse a nadie que no fuera él, tenerlo lejos era una tortura pero tenerlo cerca lo era aún más. Sentía un tipo de angustia en su pecho, sentía que Daniel no estaba bien emocionalmente y no sabía que hacer, eso los estaba afectando a ambos, Daniel había llegado al punto de atacar a alguien por celos y él no tenía ni idea de como solucionarlo, cómo hacer que Daniel se equilibrara, era un mal Alfa, sentía que lo era, por eso hacía lo único que sí sabía que hacer, buscar a los responsables del Ataque de la familia de su Omega y cortar un posible ataque de raíz, le había llegado información , una pequeña pista y por eso había tenido que salir tan deprisa, había que protegerlo y si era lo único que podía hacer entonces lo haría.
Daniel había salido a correr para agotar sus energías otro poco pero había tenido que cancelar la carrera porque al poco tiempo después de empezar a correr empezó a sentirse mareado, sentía que se le había bajado la presión y veía luces fosforescentes como luciérnagas cuando cerraba los ojos, por eso a como pudo intentó llegar al departamento, le faltaba poco pero sentía que no podía más, las piernas le pesaban, casi se arrastró para llegar a su puerta pero no pudo más, sabía que no podía desmayarse en pleno pasillo pero no podía más, tenía la garganta seca y el corazón en ella, y latía con rapidez, lo mismo con su respiración, por más aire que quería tomar poco llegaba a sus pulmones. Quería gritar y pedir ayuda pero no podía, unos gritos llegaron a él, David, se arrastró hasta quedar aun lado de la puerta, tenía que pedir ayuda.
-¡Llevaste a eso Omega de Misión! Además, se suponía que tenías que seducirlo, hacerlo quedar mal ante Camiel, no hacerlo tu mascota y tu protegido, teníamos un trato ¡Y no hiciste lo que te pedí!-
-Es porque yo hago lo que se da la gana ¿Entendido? Y el trato se fue al demonio cuando ocultó toda esa maldita información, ese chico no le ha hecho nada a usted así que deje de querer hundirlo-
-Siempre has hecho lo que se te ha antojado, pero esta vez no, soy tu padre y vas a hacer lo que te digo, porque o lo haces o te juro que jamás podrás pisar ese país ¿Entendiste? lo que consideras tuyo jamás lo será-
-¿Cree que puede chantajearme con eso? Sepa una cosa, usted no es mi padre y no me llega ni a los talones y si llega a entrometerse en mi camino hasta él no voy a responder, ahora lárguese y ya déjenos en paz de una vez por todas-
¿Qué demonios? Ay por Dios...¿Lo que había escuchado fue una imaginación? No tuvo tiempo para analizarlo, sus oídos se taparon y los párpados comenzaron a cerrarse, y por un momento sintió verdadera tranquilidad.
Cuando se despertó se despertó en su cama, David estaba a su lado velando.
-Hola- lo saludó soñoliento. David rápidamente le alcanzó un vaso de agua de el nochero, lo que fue oportuno porque tenía sed.
-Hola...- Lo miró preocupado.
-Lo escuché- le avisó.
-Deja que te lo explique-Le pidió, Daniel sólo asintió -Cuando llegaste se me pidió que te sedujera, porque eras un Omega con el corazón roto, se suponía que sería fácil, sólo tenía que sacarte del camino para que Camiel no perdiera tiempo contigo, porque supuestamente eras un Omega confundido que estaba obsesionado con él, se supone que Camiel no se interesaría por ti y todo sería mucho más fácil, me dijeron que tu ya tenía una pareja de la cual renegabas y no aceptabas por estar encaprichado con Camiel, yo sólo tenía que sacarte a Camiel de la cabeza y luego convencerte de que le dieras la oportunidad a tu Alfa real, si hacía eso me quitarían la orden que impide que pise el país donde está mi Omega, y por él yo haría lo que fuera. Pero luego te conocí y vi que todo eran mentiras, cuando me entere que eras un Black me dije que algo no estaba bien, que todo lo que se me había dicho era mentira y por eso decidí protegerte porque las peores personas del mundo iban detrás de ti y sé que te mentí pero te quiero como al hermano que nunca tuve y- Suspiró -Espero que me entiendas y me perdones- Daniel no podía enojarse con él, no cuando estaba tan loco por su pareja como para hacer lo que fuera por él, lo entendia, pero no podía decir lo mismo por el resto de la información.
-Es increíble... ¿Porque te dirían todo eso? ¿Porque no quieren que esté con él? Yo no tengo ningún otro Alfa, es mentira-
-Lo sé, pero sea cual sea el motivo por el cual te quieren lejos de él representa un peligro para ti-
-Señor- Se asustó -¿Qué haré? ¿Camiel sabe de esto?-
-No, no lo sabe-
-Eres su primo, tu padre es el señor Marc, eso explica porqué haces lo que quieres siempre, eres primo de Camiel ¿Él lo sabe?-
-No, nadie más lo sabe, soy un hijo ilegítimo, una aberración, él jamás permitiría que nadie se enterara que tiene un hijo híbrido-
-Oh, Dios mio, esto es, es una película, tengo... Hay que contárselo, seremos una familia y... ¿Por qué me quieren lejos de él?-Estaba tan confundido, eran demasiadas noticias para asimilar.
-Daniel, ahora hay algo más grave de que preocuparnos -Aún se veía preocupado.
-¿Qué cosa?- ¿Habían más cosas? Por Dios.
-No hueles, no tienes aroma- No quería decirle algo así para angustiarlo, pero su olor característico había desaparecido por completo, no olía a nada.
-¿Qué?- No entendía
-No hueles a omega, cuando te recogí del piso no tenías olor- Daniel por fin entendió y empezó a olfatear, pero no notaba la diferencia.
Se levantó rápidamente aunque se mareó por el cambio drástico de posición, se metió al baño y se quitó la ropa hasta que sólo se quedo con los cacheteros puestos, e intentó transformarse en lobo, hace tiempo que no lo hacía, y se asustó, y empezó a gritar horrorizado, no pudo transformarse, no pudo transformarse en lobo.
Hace semanas habían regresado a la base y las cosas no habían estado bien para Daniel, apenas dos días después de llegar Camiel había tenido que irse de nuevo, y su hermano se había ido antes de tiempo porque le habían adelantado la salida del hospital, tuvo que salir rápido del país y eso apenas les dio tiempo para despedirse. David estaba preocupado, desde que el hermano de Daniel se había ido este se comportaba extraño, es decir, seguía siendo el mismo de siempre, atento, tierno y delicado, pero días después de su partida Daniel ya no iba a entrenar con él como lo venía haciendo regularmente, de hecho sólo se levantaba de la cama para hacerle las comidas del día, arreglarse y ordenar el departamento, porque de resto del tiempo se la pasaba tendido de barriga y las únicas ocasiones en las que quería salir del departamento era cuando iba al departamento de Camiel para sacudir el polvo que se formaba día tras día, siempre terminaba tendido en su cama durmiendo, tal vez era porque las sábanas aún tenían el olor de Camiel, él lo extrañaba, era obvio. Camiel se había ido hace tres semanas y ni rastro de él y su grupo, aunque quiso comunicarse con él para contarle que Daniel no se estaba tomando bien el que él tuviera tan lejos no pudo, al parecer tenía su celular fuera de rango y no había podido comunicarse con él. Luego de tres semanas y cuatro días Camiel había regresado, pero aun así las cosas tampoco estaban bien, Daniel quería pasar cada minuto de su tiempo con Camiel, cosa difícil ya que este estaba demasiado ocupado planificando otra misión, pero a Daniel eso le importaba un comino ya que aun así lo obligaba a quedarse con él acostado en la cama por lo menos hasta que estaba demasiado dormido, más de una vez escuchó a Daniel reclamandole a Camiel por irse de la cama mientras dormía. Daniel estaba volviendo loco a Camiel, pero este le tenía paciencia, una paciencia casi divina. Daniel hace tiempo le había contado su plan de venganza, ese de hacerle la vida imposible a Camiel hasta que le hiciera pagar por haberlo dejado abandonado la primera vez, lo que no imaginó es que se tomara el trabajo tan enserio, de verdad estaba siendo muy odioso.
Daniel no sabía que pensar, todo estaba mal, Camiel no quería pasar tiempo con él, desde hace muy poco que había vuelto y ya se quería ir otra vez... Además, no lo tocaba de ninguna forma, no desde el día en que regresó. Cuando Camiel regresó él se había puesto tan feliz, tanto que apenas estuvieron a solas comenzaron a tocarse, naturalmente, lo extraño fue lo que pasó después, la mejor palabra para calificar esa situación era incomodidad, esa noche por alguna razón no se excitó como debería, no se mojó, no lubricó para él, obviamente Camiel se dió cuenta, si se había enojado o decepcionado no lo reflejó en su rostro, sólo dejó de hacer lo que estaba haciendo y se acostó a dormir. No supo que decir, cómo consolarlo o disculparse, porque no sabía que estaba pasando.
Ya no pasaba la noche en su departamento, ya no se besaban, tampoco lo abrazaba sin que tuviera que prácticamente rogarle, es que parecía que para Camiel pasar tiempo con él era un suplicio, tal vez el que Camiel estuviera tan distante se debía a ese suceso, lo que pasaba era que él tenía necesidades y no lo estaba complaciendo, no habían tenido sexo desde hace mucho tiempo y hace poco se había enterado que Camiel ayudaba a algunos Omegas de la base que entraban en celo y no deseaban usar o eran alérgicos a los supresores, los ayudaba de esa manera... Todo era una mierda, no tenía deseos sexuales tampoco, había intentado masturbarse para ver si así lograba obtener algo de lubricación, pero ni siquiera había conseguido una erección, ya no era tan sensible como antes, esto era desesperante, lo preocupaba a más no poder, sólo necesitaba que Camiel lo abrazara y le dijera que todo estaba bien, pero no podía contarle, tenía miedo de que lo dejará por eso, y no podía perderlo porque se había vuelto muy dependiente de él, lo necesitaba, tenía que tenerlo cerca, su olor lo calmaba. Sólo esperaba que todo estuviera mejor.
No podía estar peor.
Esa mañana se había levantado temprano como todos los días para hacer el desayuno, como siempre que podía le llevó el desayuno a Camiel y se acostó en su cama disfrutando del olor que había allí, desde ese día en que no se había excitado se notaba una extraña tensión entre ellos, era deprimente porque no sabía cómo abordar el tema, de nuevo intentó hacer que se quedara con él pero esta vez Camiel no vaciló en negar rotundamente su petición y salir de la habitación. Para Daniel era difícil, y deseaba con todo su corazón volver a esa semana donde todo fue perfecto, ahora pasaba más tiempo con su cama que con él, así lo sentía. Un golpe de energía optimista golpeó su cabeza, tal vez sólo se estuviera imaginando todo, tal vez esa tensión no existiera y sólo estuviera muy deprimido, tal vez todo estuviera en su cabeza debido a la inseguridad que le causaba no haber tenido sexo con él en mucho tiempo. Tal vez era sólo eso, entonces se levantó y se dirigió a la sala de entrenamiento, sólo tenía que decirle a Camiel como se sentía, él entendería.
¿Por qué la vida era tan perra? Fue lo que se preguntó en el momento en el que entró a su sala de entrenamiento, de todas las personas que pudieron haber estado hablando y sonriéndole a Camiel tenía que ser Zac, el Omega que casi se queda con su Alfa, es más, de no ser porque este y su Alfa volvieron seguro y se casaba con él. Mierda, la mierda total.
Para justificar su acción sólo tuvo que repetir en su mente que defendía sus pertenencias, con uñas y dientes si era necesario, en este caso con una llave Karateca, si pie en el cuello del "oponente" impidiéndole respirar, pobre Zac.
-Si vuelves a acercarte a él te juro que no voy a dudar en oprimir hasta alcanzar los centímetros que me hagan faltan para romperte el cuello ¿Entendiste?- Fue lo que dijo su parte menos racional de la persona, no su parte animal, su parte animal no se inmiscuía en el asunto, pero era seguro que estaba de acuerdo. Obviamente Camiel lo apartó, es que había actuado tan rápido que parecía que todos se habían quedado congelados, pero en realidad no era así, sólo se había movido rápido... ¿O tal vez si se congelaron? Nunca lo sabría.
-Por todos los demo... ¿Qué te pasa Daniel? ¿Zac estás bien?- ¿Zac estás bien? Já, esto era increíble ¿Por qué le preguntaba a ese si estaba bien?.
-¿Y le preguntas a ese sí está bien? ¿Y a ti que te importa si está bien o no? Eres un estúpido, muérete- y sin más se fue dejando a Camiel, a la víctima y a todos los espectadores totalmente mudos.
Era increíble, daba un minuto la espalda y Camiel ya... Hablaba con alguien más. Suspiró. Lo reconocía, se había pasado, en grande, y por una tontería, poco a poco la vergüenza y el arrepentimiento fueron entrando en su sistema ¿Qué era lo que le pasaba? había reaccionado de una manera demasiado violenta para una tontería como esa, es que en el momento sólo pudo pensar en que Zac era una amenaza, claro que eso no justificaba ese comportamiento tan salvaje.
Minutos después de que él entrara en la habitación Camiel llamó a su puerta, era seguro que era él, así que abrió, tenía que disculparse.
-¿Qué fue eso?- Le preguntó Camiel directamente. Él se sentó en la cama y Camiel lo imitó.
-No lo sé- Le contestó con sinceridad, no era capaz de mirarlo a la cara, así que tenía la mirada fija en las piernas.
Camiel aspiró como llenándose de paciencia al escuchar su respuesta - Daniel lo que hiciste estuvo mal, la Alfa de ese chico quería golpearme cuando se enteró, y con razón, es que lo agrediste sin motivo, ahora dicen que no puedo controlar a mi Omega. Además ¿No se suponía que Zac era tu amigo? ¿Por qué lo atacaste? ¿En que estabas pensando? -
-No me regañes ¿sí? ya me siento bastante mal por eso y no pensaba, ese es el problema, en ese momento sólo veía a Zac como una amenaza y... Te culpo de todo a ti-
-Oh, no Daniel, de esto si que no puedes culparme, quien lo atacó fuiste tú, no yo, naturalmente como tu pareja yo tengo que responder por tus actos y ahora tengo que darle una indemnización a Zac para que no presente cargos contra ti, pero aun así es el resultado de tus actos, si nos hubieras encontrado en una posición comprometedora tendrías una disculpa, pero sólo hablabamos y tu enloqueciste.- Daniel de verdad estaba actuando como un irracional, ¿por qué no aceptaba los resultados de sus actos y se disculpaba? No, en lugar de eso lo culpaba a él como la opción más fácil.
-Sigue siendo tu culpa- Lo culpó de nuevo. Consideraba que el responsable de sus actos era Camiel, si no hubiera estado apunto de casarse con Zac no se abría puesto tan inseguro cuando lo vió hablando con él y por consiguiente no lo hubiera visto como una amenaza y no lo habría atacado... Tenía sentido, pero ¿Entonces porque se sentía tan culpable?.
Camiel ya no tenía ni una gota de paciencia para Daniel, aun así apeló a su lado más racional y decidió discutir el tema con él, para ver si así lo hacía entrar un poco en razón - ¿Qué pensarías tu de que yo atacara a David sólo por el hecho de que hablara contigo?-
-Es diferente- Contestó en voz baja aun sin mirarlo.
-No lo es es, es lo mismo-
-Camiel, yo no estuve a punto de casarme con David-
Camiel no supo que responder a eso. Así que de eso se trataba, celos. -¿Atacaste a Zac porque estabas celoso de él?-
Por primera vez Daniel lo miró, incrédulo. ¿Apenas se daba cuenta? -Eres algo lento...-No pudo evitar pensar en voz alta. De pronto era como si hubiera descubierto algo increíble, algo... No, no podía ser ¿o sí?. -Camiel, si yo tuviera un hilo, un hilo rojo cualquiera que me regaló mi madre hace mucho tiempo y que me pidió que no lo perdiera por nada del mundo, si yo perdiera ese hilo rojo ¿cómo crees que me sentiría?- Ni él entendía que intentaba hacer.
-¿De qué estás hablando? Daniel, no estamos hablando de eso, no viene al tema-
-No, es una suposición, si yo perdiera el hilo rojo cualquiera que mi madre me regaló ¿Cómo crees que me sentiría y qué haría al respecto? Responde ¿Qué harías tú?-
-¿Es importante para ti que responda? porque es una suposición extraña-
-Sí, es importante-
-Creo que seguirías igual y te comprarías otro antes de que tu madre se de cuenta de que te falta, sí es un hilo rojo cualquiera creo que sería fácil de conseguir y de reemplazar- Ay por Dios, pensó Daniel.
-Camiel, si un niño tuviera un juguete que ama y ese juguete se daña ¿Qué crees que haría el niño?-
-Lo tira y le pide a sus padres que le compren uno nuevo, o tal vez busque otro juguete que le guste más, Daniel, estás preguntas no tienen objetividad-
-Camiel, si yo perdiera el celular que me diste porque lo dejé a propósito en el bosque ¿Cómo te sentirías y qué harías? -
- ¿Dejaste a propósito el celular que te dí en el bosque, porque hiciste eso? -
- No, está sobre la mesa- Lo señaló -Es sólo una pregunta, contesta-
-Si dejaras tu celular en el bosque aproposito te preguntaría porque lo dejaste ahí y luego te compraría otro, ¿A dónde quieres llegar con estas preguntas?-
-Camiel, vamosa cambiar la situación, si tu me dieras un hilo rojo cualquiera y me pidieras que no lo perdiera y yo lo pierdo ¿Cómo te sentirías?-
-Es pregunta no tiene sentido ¿Por qué te regalaría algo así para comenzar?-
-Está bien, no es un hilo si no un... brazalete de oro, me das un brazalete de oro y yo lo pierdo ¿Cómo te sentirías qué harías?-
-Igual ,él que perdió sus pertenencias serías tú, y creo que te compraría otro y esta vez le pondría un rastreador para que dejes de perder cosas, ya terminaste con estás preguntas tan... -Sólo una más, lo prometo, ¿Qué harías si el que se perdiera fuera yo? ¿También me reemplazarias?-
-Tu no vas a perderte-
-Encaso de que lo hiciera-
-No vas a perderte-
-Pero si... -El que Camiel fuera tan cortante al respecto a la sola mención lo hacían sentir más seguro, al menos sabía que no lo remplazaría.
-Si llegaras a perderte te buscaría dónde fuera, así que si estás pensado en hacerlo tienes que tener presente que te arrastraría hasta mi de ser necesario- Dijo tan serio que sonó a amenaza, aunque era una advertencia, y ambos lo sabían. -¿Que queráis averiguar con todas esas preguntas?- Le preguntó, no había que ser un genio para darse cuenta que estás tenían un propósito diferente al saber que haría en caso de. Daniel se acercó a él y tomó su mano.
-Camiel, si mi madre me diera un hilo que me pidió que no perdiera y yo lo hiciera me sentiría culpable, porque eso demostraría que no se apreciar lo que me ha dado, y lo buscaría en todas partes, hasta encontrarlo... Si un niño rompe un juguete que ama, trata de repararlo, sus padres tratarán de repararlo antes de reemplazarlo porque las cosas que nos regalan nuestros seres queridos adquieren valor sentimental, un juguete que tienes desde que naciste nunca será reemplazado con otro por muy parecido que sea o muy nuevo que esté, no importa si es un hilo a un brazalete de oro, ellos nos regalan las cosas con amor y esperan que las atesoremos y nosotros llegamos a amar esos objetos con el alma y cuando los perdemos sentimos tristeza... Camiel, ahora sé que tú no tienes apego emocional por las cosas materiales y tal vez tampoco por las personas y no es que seas muy estúpido o malo conmigo, es que tú no entiendes ciertas cosas sobre los sentimientos de los demás, así que no eres desconsiderado como pensé, sólo no sabes que sentir ni que siento, eso explicaría muchas cosas... Ahora me pregunto porque eres así, ahora tengo muchas preguntas, es decir, sé que me necesitas porque tienes un lobo dentro de ti que te obliga a buscarme, lo que no sé es si me quieres, el otro día dijiste que te gustaban cosas de mi, pero eso no es igual a querer, cuando me dijiste esas cosas tan lindas y simples me sentí feliz porque gustar es un paso muy grande y yo tenía la esperanza de que con el tiempo llegaras a amarme, pero ahora no sé si podrás, y no puedo enojarme contigo porque no es tu culpa, no puedes obligarte a sentir, aunque sea tu pareja tal vez no sientas nada más por mi que la necesidad de pertenencia que te hace sentir tu lobo... Tal vez nunca puedas amarme como yo te amo-
Camiel apartó su mano, él se había dado cuenta, se veía triste, devastado, pero aun así no lloraba, tampoco tenía los ojos vidriosos, era la primera vez que veía la tristeza pura sin el velo de las lágrimas. No sabía que decirle o sí tal vez tenía que disculparse con él, como explicarle, cómo negarlo, si tal vez debía mentir y fingir, no sabía si contarle su secreto para que supiera el motivo de todo, para que no lo culpara, porque no quería que lo hiciera, aunque ahora él le aclarara que sabía que no era su culpa aún tenía la sensación de querer defenderse. Podía hacer tantas cosas y no hacía ninguna, estaba hecho de piedra, lo que Daniel le dijo se sintió como si alguien sacudiera el edificio, como si su piel comenzara a descarapelarse, pero aquel estruendoso impacto con replicas solo ocurría dentro de él, no podría explicar lo que sentía, sólo podía acertar a dos sentimientos, confusión y el sentirse descubierto, casi desnudo, sin piel .
-No me importa- Daniel tomó de nuevo su mano y apretó con fuerza -Aun así si nunca llegas amarme, yo me voy a conformar con eso, con lo que sea que sientas por mi. Tenemos un trato que va a durar toda la vida, lo sabías así que no hay vuelta atrás, yo seré tu omega hasta que exhales tu último aliento y aun después de eso, tú sólo tienes que necesitarme y mientras tengas un lobo dentro de ti esa parte está asegurada.-- Quedarse en una relación basada en la necesidad del instinto animal no era lo que había soñado, pero tampoco tenía opción, estaba tomando todo lo que Camiel podía ofrecer . Cualquier omega nunca jamás hubiera aceptado estar con alguien que no lo amaba pero ¿Qué importaba? sentia que lo amaba tanto que si le ponían a elegir entre un minuto con Camiel y toda una vida sin él, habría tenido el minuto más feliz de su vida. Gracias al cielo las cosas no eran tan extremas, él podía estar con Camiel por más que un sólo minuto, si Dios quería para toda la vida.
Camiel lo montó a horcajadas sobre sus piernas, él se enterró en su cuello como siempre y así estuvieron un largo rato.
-Ahora entiendo porque a veces hueles como David, él duerme contigo- Afirmó.
-En realidad es su cama, así que yo duermo con él ¿Te molesta?- Era buena una charla normal, sin carga emocional para romper ese ambiente de incertidumbre en el que se había sumido.
-No, no lo hace. Sólo no utilices esas pijamas tan provocativas que... ¿lo haces verdad?-
-Así es, lo hago, pero ¿te digo un secreto? Ninguno de los dos nos fijamos en eso, cuando dormimos soñamos con la persona que realmente amamos y aun antes de dormir pensamos en ellas-
-Daniel, tengo que irme- Soltó de la nada.
-Está bien, podemos vernos en la noche - Quiso concretar.
-No, me refiero a que me iré por unos días-
-¿Qué? No, pero si acabas de llegar ¿Dónde vas? ¿Vas de misión? No puedes irte- Se angustió enseguida.
-No, no voy de misión, tengo que ir a investigar algo importante -.
-¿Donde vas? ¿Puedo ir contigo?-
-No, no puedes venir conmigo, volveré pronto-Le prometió.
Camiel le dio un simple beso de despedida y esa misma noche se fue, a quién sabe dónde, con quién sabe quién.
Si antes había estado deprimido, ahora lo estaba aún más, claro que la diferencia era que ahora trataba de disimularlo, ahora entrenaba como si su vida dependiera de ello, también se había disculpado con Zac y su Alfa por el ataque, les había explicado todo, Zac lo perdonó enseguida, a la Alfa le llevó más tiempo, pero lo hizo, al fin de cuentas sabía cómo se sentía Daniel, ella lo viva cada vez que veía a Zac cerca de Camiel.
Dos días habían pasado desde su partida y lo extrañaba como nunca, todo era tan difícil, pero sabía que aunque lo tuviera cerca las cosas seguirían igual, tensas, no sabía que había pasado con los abrazos fogosos, las caricias y los besos apasionados, se habían extinguido, y lo comprobó con el insípido beso de contacto rápido que le había dado Camiel como despedida.
Pero no podía culparlo, la culpa no era de nadie más que de sí mismo, ahora sentía que su piel era de plástico, no sentía como antes, al carajo se había ido su sensibilidad. Pero no podía ponerse a llorar por eso, estaba convencido que sólo era aturdimiento emocional, la distancia entre él y Camiel, la muerte de sus padres, la pérdida de memoria de su hermano y su reciente viaje al extranjero, suponía que toda ese estrés estaba pasándole factura. Sólo esperaba que todo volviera a la normalidad pronto.
Camiel por su parte tampoco entendía que pasaba, era como si tocaran mil canciones a su alrededor y él fuera sordo. Sentían como si le hubieran dado un gran golpe en el estómago y le hubieran quitado todo el aire, y este no regresara, estaba así desde que comprobó que Daniel no se excitaba por él, y una de las cosas de las que egocentricamente se jactaba era de eso, que Daniel lo deseaba con él alma, o eso pensaba, pero ¿Qué podía hacer respecto a eso? El deseo era algo que no se puede obligar a sentir, o estaba o no. Tal vez Daniel necesitara espacio y no lo decía, David le había comentado que estaba deprimido por su hermano desde que se había ido, tal vez era el estrés, o por lo menos eso quería pensar. De cualquier forma tenía que darle su espacio, él no entendía nada. Era claro que Daniel no quería que lo tocara, no estaba de ánimo para eso, pero tenerlo tan cerca con todo su ser tan hermosamente sexy hacía el imposible no querer tomarlo, lo deseaba tanto que en más de una ocasión había pensado violarlo, pero sólo era un maravilloso pensamiento, sólo eso, jamás se atrevería a hacer algo que dañara a Daniel, aunque hacerlo para él fuera en extremo satisfactorio sabía que al hacerlo de cualquier forma Daniel saldría lastimado. ¿Desde cuando anteponía el bienestar de Daniel a sus deseos? La relación lo estaba cambiando un poco, podía admitir, pero estaba tan frustrado sexualmente que no tenía confianza en poder controlarse, desde hace mucho tiempo que no tenía sexo y necesitaba desahogarse, lo que lo hacía maldecir en grande era el hecho de que no le daban ganas de cogerse a nadie que no fuera él, tenerlo lejos era una tortura pero tenerlo cerca lo era aún más. Sentía un tipo de angustia en su pecho, sentía que Daniel no estaba bien emocionalmente y no sabía que hacer, eso los estaba afectando a ambos, Daniel había llegado al punto de atacar a alguien por celos y él no tenía ni idea de como solucionarlo, cómo hacer que Daniel se equilibrara, era un mal Alfa, sentía que lo era, por eso hacía lo único que sí sabía que hacer, buscar a los responsables del Ataque de la familia de su Omega y cortar un posible ataque de raíz, le había llegado información , una pequeña pista y por eso había tenido que salir tan deprisa, había que protegerlo y si era lo único que podía hacer entonces lo haría.
Daniel había salido a correr para agotar sus energías otro poco pero había tenido que cancelar la carrera porque al poco tiempo después de empezar a correr empezó a sentirse mareado, sentía que se le había bajado la presión y veía luces fosforescentes como luciérnagas cuando cerraba los ojos, por eso a como pudo intentó llegar al departamento, le faltaba poco pero sentía que no podía más, las piernas le pesaban, casi se arrastró para llegar a su puerta pero no pudo más, sabía que no podía desmayarse en pleno pasillo pero no podía más, tenía la garganta seca y el corazón en ella, y latía con rapidez, lo mismo con su respiración, por más aire que quería tomar poco llegaba a sus pulmones. Quería gritar y pedir ayuda pero no podía, unos gritos llegaron a él, David, se arrastró hasta quedar aun lado de la puerta, tenía que pedir ayuda.
-¡Llevaste a eso Omega de Misión! Además, se suponía que tenías que seducirlo, hacerlo quedar mal ante Camiel, no hacerlo tu mascota y tu protegido, teníamos un trato ¡Y no hiciste lo que te pedí!-
-Es porque yo hago lo que se da la gana ¿Entendido? Y el trato se fue al demonio cuando ocultó toda esa maldita información, ese chico no le ha hecho nada a usted así que deje de querer hundirlo-
-Siempre has hecho lo que se te ha antojado, pero esta vez no, soy tu padre y vas a hacer lo que te digo, porque o lo haces o te juro que jamás podrás pisar ese país ¿Entendiste? lo que consideras tuyo jamás lo será-
-¿Cree que puede chantajearme con eso? Sepa una cosa, usted no es mi padre y no me llega ni a los talones y si llega a entrometerse en mi camino hasta él no voy a responder, ahora lárguese y ya déjenos en paz de una vez por todas-
¿Qué demonios? Ay por Dios...¿Lo que había escuchado fue una imaginación? No tuvo tiempo para analizarlo, sus oídos se taparon y los párpados comenzaron a cerrarse, y por un momento sintió verdadera tranquilidad.
Cuando se despertó se despertó en su cama, David estaba a su lado velando.
-Hola- lo saludó soñoliento. David rápidamente le alcanzó un vaso de agua de el nochero, lo que fue oportuno porque tenía sed.
-Hola...- Lo miró preocupado.
-Lo escuché- le avisó.
-Deja que te lo explique-Le pidió, Daniel sólo asintió -Cuando llegaste se me pidió que te sedujera, porque eras un Omega con el corazón roto, se suponía que sería fácil, sólo tenía que sacarte del camino para que Camiel no perdiera tiempo contigo, porque supuestamente eras un Omega confundido que estaba obsesionado con él, se supone que Camiel no se interesaría por ti y todo sería mucho más fácil, me dijeron que tu ya tenía una pareja de la cual renegabas y no aceptabas por estar encaprichado con Camiel, yo sólo tenía que sacarte a Camiel de la cabeza y luego convencerte de que le dieras la oportunidad a tu Alfa real, si hacía eso me quitarían la orden que impide que pise el país donde está mi Omega, y por él yo haría lo que fuera. Pero luego te conocí y vi que todo eran mentiras, cuando me entere que eras un Black me dije que algo no estaba bien, que todo lo que se me había dicho era mentira y por eso decidí protegerte porque las peores personas del mundo iban detrás de ti y sé que te mentí pero te quiero como al hermano que nunca tuve y- Suspiró -Espero que me entiendas y me perdones- Daniel no podía enojarse con él, no cuando estaba tan loco por su pareja como para hacer lo que fuera por él, lo entendia, pero no podía decir lo mismo por el resto de la información.
-Es increíble... ¿Porque te dirían todo eso? ¿Porque no quieren que esté con él? Yo no tengo ningún otro Alfa, es mentira-
-Lo sé, pero sea cual sea el motivo por el cual te quieren lejos de él representa un peligro para ti-
-Señor- Se asustó -¿Qué haré? ¿Camiel sabe de esto?-
-No, no lo sabe-
-Eres su primo, tu padre es el señor Marc, eso explica porqué haces lo que quieres siempre, eres primo de Camiel ¿Él lo sabe?-
-No, nadie más lo sabe, soy un hijo ilegítimo, una aberración, él jamás permitiría que nadie se enterara que tiene un hijo híbrido-
-Oh, Dios mio, esto es, es una película, tengo... Hay que contárselo, seremos una familia y... ¿Por qué me quieren lejos de él?-Estaba tan confundido, eran demasiadas noticias para asimilar.
-Daniel, ahora hay algo más grave de que preocuparnos -Aún se veía preocupado.
-¿Qué cosa?- ¿Habían más cosas? Por Dios.
-No hueles, no tienes aroma- No quería decirle algo así para angustiarlo, pero su olor característico había desaparecido por completo, no olía a nada.
-¿Qué?- No entendía
-No hueles a omega, cuando te recogí del piso no tenías olor- Daniel por fin entendió y empezó a olfatear, pero no notaba la diferencia.
Se levantó rápidamente aunque se mareó por el cambio drástico de posición, se metió al baño y se quitó la ropa hasta que sólo se quedo con los cacheteros puestos, e intentó transformarse en lobo, hace tiempo que no lo hacía, y se asustó, y empezó a gritar horrorizado, no pudo transformarse, no pudo transformarse en lobo.